La chica de las alas negras

Capitulo 9

Aquella noche era perfecta, ahí estaba viendo una película con Fernando. Cuando de repente alguien tocó a la puerta ¿Quién podría ser a esa hora? Eran más de las once de la noche. Ella y su novio cambiaron miradas.

—Ve tú — la acusó Fernando—. Yo abrí la última vez.

Respondió con un gruñido, salió de las cobijas solo para sentir un inmenso frío y camino lentamente con cuidado de no chocar con la segunda cama que estaba vacía porque el compañero de Fernando nunca llegó. Se detuvo llegando frente a la puerta la melodía que emanaba de ella era masculina y sabía a quién pertenecía; estaba alterada sabía que esa alteración se debía cuando se tomaba licor. Abrió la puerta y allí estaba: Roger.

—Hola hermosa —dijo, amontonado las palabras desde el marco de la puerta—. ¿Puedo pasar?

Intercambio una mirada confunda con Fernando, él estaba tan sorprendido como ella que hacía él ahí y en ese estado.

—Claro —dijo confundida, observó que estaba empapado de pies a cabeza —. ¿Porque estás mojado?

—Estaba con María y de pronto llovió — dijo, con cara de no creerlo—. Creo.

—Pero si ella no te soporta —. Argumentó Vera.

—No pensaba eso cuando me besó— dijo sonriendo.  

—Ohh hermano— dijo Roger como creyendo que eso era un delirio.

—Se sintió como si fuera…mágico

— ¿A dónde vas? —Preguntando al ver que Vera se ponía su calzado y su abrigo.

—A ver a María y comprobar que esté bien.

—Tú solo quieres saber que paso como cualquier mujer — dijo en tono burlón

— ¡Deja ese estereotipo ya! — le grito molesta para cerrar la puerta tras de ella.

Salió apresuradamente sin saber porqué no había querido acercarse a ella en semanas; la melodía que emanaba la acosaba cada vez que estaba cerca, le recordaba lo que había querido dejar atrás, pero algo en su interior le decía que ella la necesitaba ahora esa melodía la guiaba hacia su amiga.

De las puertas a ambos costados del corredor, las mayorías llevaban buen compás y eran serenas, corrió y rápidamente bajó por las escaleras que daban a los dormitorios de la tercera planta. Cuando lo hizo supo que estaba en el lugar correcto porque una melodía de alto volumen salía desbordada del tercer cuarto a la derecha.

Puedo intuir que Maria no estaba sola, eso seguro ya que una melodía más fuerte estaba con ella; su melodía se reducía lentamente ¿Que estaría pasando? sin pensarlo su mano tomó el pomo de la puerta para abrirla lo más rápido que pudo sus ojos estaban desorbitados ante tal imagen.

 

Su amiga estaba volando o levitando, no sabia como describirlo, pero la escena parecía sacada de una película de exorcismos,las gotas de agua  escurian de ella para caer sobre su cama, mantenía los ojos cerrados y las extremidades flojas parecía dormida. Una valentía extraordinaria o una insensatez tremenda se apoderó de ella haciéndola cerrar la puerta tras de si, se tranquilizo. Fue cuando a su mente vino el recuerdo de la melodía que escuchó durante los tres días en Stonehenge sobre el auto y algunas veces en la cafetería junto a María era la misma que oía ahora, fuera quien fuera había logrado su cometido: lastimar a su amiga.

—¿Q...que le hizo? —logro decir intentando sonar más segura de lo que realmente estaba —. Muéstrese, se que esta aquí puedo sentir su aura aunque no pueda verlo.

Se quedo paralizada, poco a poco de pies a cabeza apareció un joven de cabellos oscuros, cara clara y cercano a sus treita que vestia una túnica y una capa de color blanco.

—¿Qué le hizo? —volvió a preguntar

—Nada que no mereciera.

Se quedó pasmada ante tal afirmación, ¿Qué tan malo había sido lo que le pasó a Maria en Stonehenge para merecer  que alguien que sin duda era mucho más poderoso que ella quisiera dañarla? Le había costado mucho entender que pasó esa tarde y aun no lograba hacerlo, pero sabía una cosa Maria no estaba cómoda con lo que pasaba, ya no estaba tranquila y vivía con miedo.

—No es cierto

—Hermana mía, la mujer que conociste pronto desaparecerá y solo quedará de ella los recuerdos para dar paso a la magia más terrible que se haya conocido.

—Mientes —aseguro, aunque sabía que su afirmación podría ser verdad haciendo que la palabra magia le generará un escalofrío que recorrió su espalda—. Planea hacerle daño ¿verdad?…no lo dejare que lo hagas no te las lleva te lo juro desde hoy la protege así me vida

—Te arrepentirás y la sangre mágica llevas en tu interior lo sabe —dirigió su mirada a el cuerpo inerte de María y cuando inclinó su cabeza maria cayo sobre la cama y el golpe estridente del cuerpo la sobresaltó

Dicho esto esto desaperio del lugar dejando una rafaja de viento helada tras de si.  Ella corrió hacia su cama la chica que ardía en fiebre así que la desvestío, dejándola en ropa interior, corrió al baño a empapar toallas para hacer compresas frías, se las puso en la cabeza, las axilas y las piernas para bajar la fiebre.

—Vera te extrañe —dijo con voz tenue.

—Tranquila tienes fiebre —le sonrió para tranquilizarla; al fin y acabo pensaba en cumplir las palabras que le dijo a el encapuchado. no sabia porque pero le nacía proteger a alguien como ella aunque ello implique enfrentarse a lo que negó por tanto tiempo.



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En el texto hay: magia, musica violin, romane y amistad

Editado: 30.03.2021

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