La rebelión del corte 2.1
La entrada estaba abarrotada de adolescentes con la cabeza cubierta por una bolsa de papel craft, cada uno de ellos llevaba un cartel con distintas frases, entre ellas, "Solo vengo a Estudiar", "Mi ropa no me define", "Con la comodidad aprendo mejor", "Libertad, no es descontrol", y la frase que más se repetía, "Mi peinado y mi forma de vestir, no interfieren con mi educación y mi comportamiento"
—Wow, si que hay mucho que se unieron —murmuró Rose, poniéndose la bolsa en la cabeza y acercándose al tumulto.
Me quedé quieta en mi lugar viendo todo eso, enserio y no exagero al decir que más de la mitad de los estudiantes se habían unido a nuestra marcha.
—Quita esa cara de amargada y sonríe —me sobresalte al escuchar la voz de Spencer detrás mío.
—Deja de venir de sorpresa, me asustas —lo regañe—, además esta es la única cara que me gusta, la de amargada.
—Bueno, yo sigo creyendo que te verías menos así —hizo un ademán frente a mi rostro—, si sonrieras, aunque sea un poco.
—No me importa lo que pienses tú —le saque la lengua y este se rió.
—Tan gentil como siempre —negó con la cabeza—. Es hora de empezar con la función —sonrió malévolo, levanto las cejas significativamente y se giró.
Lo seguí hasta llegar justo delante de todos, él se subió a una banca y me extendió una mano para hacer lo mismo que él.
Es más que obvio que mire su mano como si fuera un desecho tóxico y me subí yo sola.
Todos los que estaban a nuestro alrededor, voltearon a vernos y nos miraron esperando que alguno dijese algo significativo y memorable para iniciar.
—Bueno, ¡Ha tumbar el colegio! —grito Spencer, al instante le tire un manotazo, eso no era lo que íbamos a hacer
—Déjate de payasadas, no tumbaremos nada —murmuré algo asustada.
—¡Tumbemos...! —lo interrumpí.
—Ya no más control, Podemos vestirnos y usar lo que queramos, ¡Libertad! —exclame, antes de abrir mi mochila, sacar la bolsa de papel y colocármela en la cabeza, él hizo lo mismo.
—¡Mi peinado y mi forma de vestir, no interfieren con mi educación y mi comportamiento! —grito a todo pulmón y los demás respondieron con un "Ahhh"
Parecían perros hambrientos pidiendo comido, sonreí para mí misma, ya que nadie me notaba por la bolsa que tenía en cabeza.
Los alumnos empezaron a gritar cada vez más fuerte, alzaron sus pancartas y silbaron, todo este escándalo hizo que las familias que vivían a los alrededores salieran por sus ventanas y miraran lo que pasaba. La directora y algunos profesores más—que recién habían llegado—nos miraron sorprendidos e indignados en casi la misma magnitud.
La directora furiosa, se acercó a los primeros chicos que encontró y les quitó la bolsa de la cabeza en un acto furioso, antes de arrugarla y tirarla al piso. Los gritos y los reclamos siguieron, se hicieron más escandalosos y más fuertes. Eran gritos de guerra, una guerra en la que habíamos nacido y en la que habíamos vivido sin saberlo, ahora abríamos los ojos y nos dábamos cuenta de la realidad, y era reconfortante saber, que habíamos pelado por liberarnos, así que si vencemos o no, ya habíamos ganado algo.
El saber que, aunque sea hicimos todo lo posible por hacer un cambio.
Y no lo voy a admitir jamás, pero me sentí viva por primera vez en toda mi vida, no sé si era la emoción, la euforia, o el saber que estaba actuando y liderando, una causa de bien común, pero me llenó por completo, hizo que sintiera que ese era mi lugar, que en ese momento nadie me atacaría, que las personas que me rodeaban realmente estaban conmigo, me apoyaban, y yo a ellos, y era gratificante.
—¡¿Que creen que están haciendo?! ¡Vuelvan a sus casas!, ¡Vístanse correctamente y regresen al colegio!, ¡Que os espera un gran castigo a todos!
—¡No!—grito Spencer a todo pulmón
—¡Alumnos, bájense de esa banca! ¡Ahora!
—Este es un lugar público, tenemos libertad de expresión, aquí no puede mandar —dijo alguien entre todos.
—¡Libertad no es descontrol! —gritaron al unisonó varias personas.
—¡Y jodasé Vieja amargada! —grite.
¡Esperen!
¡Que se detenga el mundo un momento!
¿Eso, lo dije o lo pensé?
Si la respuesta correcta es la primera, estoy jodida.
¡He!, Nueva palabrota para tu diccionario.
—¿¡Quien dijo eso?! —grito más fuerte.
Todos hicimos caso omiso a su pregunta y seguimos gritando, mientras no sepa que fui yo, todo estaba bien.
—¡Todos quedan expulsados, hasta que el responsable de tal malcriadez se entregué—bramó furiosa.
Cuando se escuchó esa declaración por parte de la directora, inmediatamente voltee a ver a Rose que ya había volteado la cabeza como la exorcista para poder mirarme por encima de su bolsa, ella sabía que había sido yo, y yo sabía lo aterrada que estaba por ser expulsado. No quería que le pasara eso, se lo que eso desataría, una guerra interna en su casa, y una crisis nerviosa de su parte, no quería eso para ella, yo era la responsable y la causante, no merecían perder por mi culpa.
Así que tome mi decisión, prefería caer sola, y dejar que los demás siguieran adelante, es lo más justo, tenía que atenerme a las consecuencias.
—Fui yo —me quite la bolsa de la cabeza y la agache, esperando el reclamo de la directora.
Pero en vez de eso escuché otra voz, la voz de Spencer
—No, Fui yo —también se quitó la bolsa, me dio una mirada rápida antes de entrelazar su mano con la mía, dándome apoyo.