La Chica De Las Nubes

Capítulo 22: En un mundo perfecto.

En un mundo perfecto

 

—Y entonces me dijo: "Conocí a alguien, a una chica" ¡Una chica, Rose! ¡Pudo conocer a un chico, a un gato, a un cerdo, hasta a un mono volador con alas de murciélago! ¡Y tuvo que conocer a una chica! ¡Una que cuenta buenas historias y hace chistes malos que divierten! ¿Cuál fue el mal que hice para merecer esto? —dramatice tirándome sobre la cama y tapándome el rostro con las manos.

—No confesar tus sentimientos a tiempo, eso hiciste —dijo sin darle mucha importancia, mientras terminaba de pintarse las uñas de los pies con un esmalte que previamente le había robado a mi mamá.

—¿Y tú de qué lado estas? —alce la cabeza solo para mirarla de forma resentida.

—De tu lado, obvio, obvio —afirmo moviendo la cabeza de arriba a abajo.

—Pues mucho no parece, la verdad.

—Es que, Tatiana... —suspiro pesadamente, cansada de repetir lo mismo una y otra vez—. Deberías hablar con Spencer, de esto mismo. Así como te quejas conmigo, así como dices todo lo que piensas conmigo, díselo a él. Tan complicado no es.

—Si es complicado. Demasiado. —Me senté sobre la cama acomodándome en el suave colchón y abrazándome a mis piernas, mientras la miraba.

—¿Qué es lo complicado, exactamente?

—Bueno... confesarlo ¿Sabes...? Yo antes me enojaba mucho con él por cómo era, su manera tan simple y sencilla de ser, no se esforzaba y aun así hacia todo bien; me fastidiaba que fuera tan transparente, tan diferente, y por eso le decía cosas feas. Yo lo rechazaba constantemente y me decía a mí misma que jamás me agradaría alguien como él, pero...

Rose levantó la cabeza, curiosa, al escuchar que me calle—. Pero...

—Pero es eso lo que más me gusta de él, lo que más admiro, que pueda ser quien es sin miedo, sin temor. A pesar de todo por lo que pasó, él sigue, avanza, no se estanca en el pasado, él tiene fe, es todo un soñador, Rose. Tiene grandes metas, pensamientos alucinantes, una personalidad encantadora, una forma de ser tan única, tan sincera que...

—Que sientes que no estás a su nivel... ¿Es eso? —termino de decir por mí. Asentí sin mirarla, no quería hacerlo.

—¿Qué pasa si en algún momento se da cuenta de eso? ¿Qué pasaría si nota que no soy tan grandiosa, como lo es él?

—No pasaría, porque no es verdad. Tati, cariño, tú has cambiado muchísimo. Ya no eres la misma desde que lo conociste —se paró de mi cama con una sonrisa, y se arrodilló en el piso—. Aquí está todo el mundo y tú... —se subió sobre la cama, otra vez, se puso de puntillas para estirarse lo más que podía con las manos levantadas, hasta alcanzar el techo de mi habitación y señalar el punto más alto—... Tú vives en las nubes.

Empecé a reírme por su accionar.

—No, no te rías, que es lo más cierto que he dicho en la vida. Tú eres más que suficiente, no hace falta demostrarlo, no hace falta compararte con nadie; porque todos somos suficientes a nuestra manera, y tú lo eres en la tuya, y eso me enorgullece.

—A mí también. Me enorgullece a mí misma —murmuré mirando las palmas de las manos—¿Te has dado cuenta de que siempre que empezamos a hablar de Spencer terminamos hablando de esto? —medite.

—Tienes razón, será porque Spencer ayudo mucho a este cambio, mucho más de lo que lo hice yo. Él era como ese empujón que necesitabas, como un electroshock que te hizo despertar.

—Uuu, metáfora médica, me agrada.

—Si ¿No? Estoy practicando desde ya —se rio.

—Lo que aún no me termina de convencer es lo de esa tal Layla. ¿Por qué tuvo que mencionarla y arruinar todo?

—Yo sigo estando segura de que la menciono solo para ver como reaccionabas tú.

—Bueno, en todo caso espero haber reaccionado como él quería —bufe.

—No creo, porque si no, ya estarían juntos.

—No entiendo —la miré desconcertada y me senté a su lado en la cama.

—Me refiero a que Spencer no volverá a hacer nada, hasta que tú lo hagas. Es como un juego de ajedrez, uno a uno.

—Sigo sin entender —volví a responder.

—Que tienes que decirle lo que sientes, tienes que desmentir lo que dijiste en la fiesta de Jeff, eso debes hacer. Para mí, Spencer está inseguro sobre tus sentimientos hacia él, y es que si lo piensas tú nunca fuiste clara.

—Nunca fui clara, porque no lo tenía del todo claro... —murmure tirando para atrás y cogiendo el primer cojín que encontré para taparme la cara e intentar ahogarme con el. Rose me lo quitó de inmediato y lo mandó a volar al otro extremo de la habitación.

—Bueno... pero ahora sí que lo tienes claro, así que arriba ese culo y ve a por él —me empujó suavemente para que me sentara correctamente. La miré mal.

—¿Pero qué voy a hacer? Yo nunca he hecho nada así... y tampoco es como si hubiera visto a muchas chicas haciéndolo, por lo general son los... —Rose me callo con otro cojín en la cara.

—Atrévete a decir que las declaraciones solo las hacen los hombres y te mando a volar. Sé que no piensas así y solo estás buscando excusas para no hacer eso que te da miedo.

—Es que... —estaba por excusarme otra vez, cuando Rose dejó el esmalte de pintura en la mesita de noche y se acercó muy decidida.

—¡Me canse! —Exclamó enojada— ¡Me canse de verlos en este rollo, sufriendo porque se les da la maldita gana! ¡No todos tienen la oportunidad de vivir un amor adolescente tan bonito como el que podrían tener ustedes dos, si no se dejan de tantas cosas! ¡Están desperdiciando el tiempo con esto! ¡Me cansé! ¡Mañana mismo vas y le dices todo esto que siente a Spencer! ¡Tatiana tienes que enfrentar esto de una maldita vez!

—¿Y si él no siente lo mismo...?

—¿Qué no siente lo mismo? —Rose empezó a reírse a carcajadas—. En serio que a veces me sorprende lo ciega que puedes llegar a ser. Spencer te ama, por dios, y tú a él. ¿Qué los impide estar juntos? ¿El miedo? Siempre va a haber miedo, siempre algo va a salir mal, no podemos evitar que pase. La única forma de vivir es saliendo dañados de algunas situaciones.



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En el texto hay: bullying, primer amor, amor inocente

Editado: 04.11.2021

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