POV Stefani:
Venía de pasar por una de las peores rachas de mi vida. Acababa de perder a uno de mis mejores amigos, a mi más fiel consejero y la mejor caja fuerte de secretos. Secretos que con él se habían ido al más allá.
Me vuelvo y me encuentro con Colleen de frente.
Ella, Max y yo habíamos pasado tanto tiempo juntos que pensé imposible que alguno fuese a algún sitio sin los otros dos. Pero después de entrar a la universidad cada uno tomó su camino. Supongo que el peso de nuestro pequeño secreto nos impidió volver a vernos a la cara… hasta ahora.
Colleen formó una banda después de graduarse. Terminó siendo telonera de varios artistas importantes, tocaba en las fiestas más grandes, y el hecho de haber conocido a tantos de la élite cuando aún no eran nadie la mantuvo vigente.
Max no tuvo tanta suerte: embarazó a su novia del instituto en segundo año, dejó la música y terminó trabajando en el negocio inmobiliario de su familia.
Yo…
yo salí de los bares de mala muerte donde toqué casi toda mi carrera gracias a un golpe de suerte. A un año de graduarme, algún desquiciado —igual de loco que yo— me escuchó, le gusté y produjo mi primer álbum de estudio. Los últimos quince años habían sido los más trabajados y estresantes de mi vida. No paraba por más de una semana, y luego volvía a entregarme por completo a la música.
Creí que había alcanzado un punto de equilibrio. Me dejé llevar. Grabamos el álbum más personal y más sentido de mi carrera… y fue un completo fiasco. Las giras no se vendieron como esperábamos y las pérdidas se apilaron como si estuviera pagando una deuda con el universo.
Hasta que un querido amigo de la industria me rescató. Me enseñó sobre la calma, que no necesitaba ventas extraordinarias ni sold outs eternos para ser una buena artista. Grabamos un álbum juntos, las ventas subieron, pude volver al ruedo.
Y cuando por fin sentí que todo empezaba a mejorar…
sucedió esto.
Después de un tiempo más largo de lo que pareció, ambas nos acercamos a despedirnos de Max, por alguna extraña razón su esposa había decido velarlo con el féretro abierto y muy a pesar de lo que cualquiera esperaría de nosotras, no pudimos llorar al verlo. Al acercarnos las palabras más imprudentes salieron de la boca de Colleen y desde entonces no paramos de reír hasta salir de la capilla.
Note que esas ultimas disculpas ya no se trataban de nuestro pequeño e inapropiado ataque de risa.
Toma asiento en una banca de algún lugar del cementerio y yo lo hago a su lado.
La interrumpo –Si tu pregunta se relaciona con esa noche, no la hagas -la miro a los ojos- por favor...
Ella asiente y se pone de pie, seguido tomo su brazo y comenzamos a caminar de regreso a la capilla.
Ambas nos volvemos para ver al par de hombres de traje y lentes negros caminar detrás de nosotras.
Ambas sonreímos tristes.
Después de un par de horas y de algunas verdaderamente, pesadas lagrimas salimos del cementerio. Invito a Colleen a compartir mi camioneta y nos dirigimos a casa de Max, su esposa e hijos se ven tan afectados que nos pareció prudente acompañarlos un poco más.
Después de mucho tiempo volvemos a conocer su casa. Volvemos a ver esa foto que con celo cuidaba de él y su banda favorita cuando apenas y tenía un par de vellos en la barba, solo que ahora ya no la escondía en su habitación, la habían enmarcado y ahora estaba colgada en el salón con algunas de sus pequeños hijos, otras supongo de algunas de sus aventuras. La playa, en algún lugar del desierto o…
Miro insistente a Colleen y veo como se dibuja una sonrisa en su rostro
Ambas nos volvemos para verla y ella no nos deja decir una palabra.
Le pido a Colleen que guarde silencio y doy un paso hacia atrás para dejar ir a nuestra acompañante.