La chica de los cabellos rojos

¿Por qué a mi?...II

Era demasiado por un día pensó, los chicos británicos en la minibús que los llevaba nuevamente a casa. Beto hizo dos vueltas y se sentó junto a Cecilia que parecía sin dudas disfrutar de su compañía. Minerva colocó su mochila en el asiento de al lado bajo su gorro de lana y fingió dormir, no fuera cosa que a Erick se le diera por sentarse junto a ella. Sintió que alguien corrió su mochila y se sentó a su lado. “Ay no por favor” pensó se acurrucó más en su lugar y apenas levanto su gorro de lana para ver.

_Hola Minerva…_Elena Sanchez la niña de las trenzas perfectas, era una año menor que ella pero tenía más vida social sin duda-Disculpa corrí tu mochila pero es que parecías dormida y no había lugar.

_No hay problema-dijo Minerva mirando como si buscará a alguien.

_ ¿Se te perdió algo? o estás como todas mirando al bombón nuevo.

Tomó su mochila y se abrazó a ella, no le contesto pero si miro que Erick venia sentado en el primer asiento sin nadie al lado, había hecho lo que ella poner su mochila en el asiento a su lado.

_Tenías lugar allí junto al chico nuevo…

Elena sonrió y le hablo al oído.

_Ni loca…Dalma ya lo marcó, pobre de aquella que se atreva a mirarlo.

Minerva observó la actitud petulante y creída de Dalma que no sabía más que hacer para llamar la atención de Erick. Pero el realmente era muy distante frio apenas hablaba y nunca lo vio sonreír…bien tal vez se estaba apresurando en sus conjeturas apenas lo conocía, además que tenía que estar ella sacando conclusiones. Pego su mejilla a la ventanilla del bus, pronto el semáforo y tres cuadras más y la dejaría en la ladera que llevaba a su casa. Semáforo en verde, suspiro ya llegaría, pero de donde diablos había salido aquel auto que parecía descontrolado y arremetería contra ellos más específicamente justo donde ella estaba. Fue un griterío el rechinar de las cubiertas de la minibús y Minerva que apoyo su mano en la ventanilla y grito ¡No!. Nadie entendió lo que sucedió pero el auto quedo suspendido en sus dos ruedas delanteras, como sostenido por una fuerza invisible, la minibús cruzo sin un rasguño. Don Tomasino el conductor bajó su cabeza sobre el volante para luego preguntar si estaban todos bien. Había muchos que habían golpeado sus cabezas y algunos golpes menores pero todos bien. Minerva sintió que de su nariz un hilo de sangre recorría hasta la comisura de sus labios. Quitó la mano de la ventanilla y el auto que aún estaba parado en sus dos ruedas delanteras regreso a su posición normal también sin un daño. La gente corrió al lugar. El conductor solo se había llevado un gran susto y una gran culpa.

Beto fue donde Minerva rápidamente.

_Hey Minerva ¿qué te sucede? ¿Te has lastimado? ¿Minerva? _Dijo casi a los gritos Beto, Minerva sintió que su cuerpo estaba más liviano escucho la voz de Beto pero no podía verlo, no podía responder, todo se volvió muy negro y muy silencioso.

 

 

 

 

 



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Editado: 26.08.2018

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