Minerva no podía dormir se sentía dolorida, pero no por los golpes recibidos en el accidente, estos dolores iban más allá de su cuerpo era como si la energía la hubiese abandonado. La mano que había apoyado en la ventanilla seguía adormecida como si un intenso hormiguero no cesara. Miró hacia la mesita junto a ella para tratar de alcanzar sus anteojos, no lograba hacerlo porque la mesa estaba del lado en que tenía el suero estiro su brazo en vano, eso le provoco una intensa punzada. Emitió un largo suspiro el cual solo demostraba lo rabiosa que ya estaba.
_Esto tiene que ser una broma-se dijo así misma, intentando en vano su cometido nuevamente. Cerró sus ojos y trató de calmarse entendiendo que si se ponía nerviosa aquella noche sería de gran insomnio. Escuchó la puerta y vio entrar a la enfermera, intento pedirle sus lentes pero está no le dio tiempo colocó algo en su suero y rápidamente se durmió. aun así en ese adormilamiento escuchaba como voces lejanas…
“Ya está doctor, descansará sin problemas…”
“Bien enfermera, puede salir controle su monitor”…Hasta que solo fueron un eco que se perdió en su mente.
El Doctor Argall se acercó a ella y la contemplo por un instante, tomó un mechón de cabello de Minerva rojo como el fuego, una pequeña tijera y apenas corto unos centímetros de el que guardo cuidadosamente un una bolsita.
_Sin dudas eres tú, las señales no se equivocaron…-dijo mirando la pequeña bolsa que guardo en el bolsillo de su chaqueta-Pero sin dudas habrá que asegurarse. Salió de la habitación sin percatarse que una sombra lo observaba desde el misterio.