Sus manos en los bolsillos de su campera roja de lana, la bufanda que solo dejaba al descubierto sus anteojos, costaba respirar seguramente comenzaría a nevar ese día. El gorro era lo primero que divisó Beto quien la esperaba al pie de la ladera.
_Hola misteriosa doncella, cómo has amanecido hoy, tranquila por lo que veo, estamos llegado tarde y no se te nota paaaaaara nada alterada.
_Llegaré cuando deba legar, la vida no está hecha para cumplir tantos horarios.
Beto quedó parado sin creer lo que escuchaba, se colocó delante de ella caminando de espaldas.
_Espera, espera me estás diciendo que la niña 10 está rebelándose, esto no es posible.
Minerva se detuvo bajo su bufanda y acomodó sus lentes.
_Beto, no me rebelo, nadie en verdad se rebela, la gente es muy hipócrita vive según la mirada de los demás, yo ya no quiero hacerlo.
_Epa ¿qué nos pasó? amiga, hey…no estás bien.
Minerva comenzó a caminar pero…regresó y ante la sorpresa de Beto lo abrazó y comenzó a llorar como su amigo jamás había presenciado. No dijo nada solo la abrazó y dejó que el alma de su amiga se desahogara.
_Vaya es bueno ver que la gente se quiera…- Erik Argall.
Minerva se separó lentamente de Beto y lo miró con tristeza, no tenía ganas de fingir nada. Erik lo entendió.
_Seria mejor que sigas tu camino Argall el horno no está para bollos y créeme se de lo que hablo-dijo Beto mirando a Minerva. Erik levanto la solapa de su campera y una última mirada siguió su camino pero algo en él sentía una ira terrible.
_Vamos a tu casa no estás en condiciones de ir a la escuela…
_No _ dijo determinada-créeme el mejor lugar para estar hoy es la escuela…
La profesora Isadora no dijo nada al verlos llegar tarde, acepto la explicación de Beto de un pequeño contratiempo con el vehículo de su madre, sabía que mentía pero se detuvo en la expresión de Minerva, la conocía muy bien ella tantas veces fue con los ojos llorosos a la escuela.
El timbre y los pasos acelerados para llegar al comedor y ganar los mejores lugares para el almuerzo. Minerva permaneció en el salón, los pasos de Isadora fueron hasta ella.
_Te invito el almuerzo…
Minerva sacó su lonchera y la colocó sobre el pupitre.
_Gracias traje mi almuerzo…
_Bien entonces tu invitas-respondió con una sonrisa-y yo invito el postre-dijo colocando dos caramelos ácidos en el pupitre. Minerva sonrió.
_Gracias profe, espero le gusten los emparedados de pollo.
Isadora tomo y le dio un bocado a uno de los dos que había en la lonchera.
_Mis favoritos.
Minerva apenas dio dos o tres bocados. Isadora le dio su tiempo.
_No estás bien eso es notorio y no quiero que pienses que soy una profe metiche n que voy a darte sermones, pero tengo dos orejitas que pueden escucharte simplemente si quieres hablar.
Minerva jugueteo con los dos caramelos y se refregó las manos nerviosa.
_Sabe, no sé por qué, pero usted me transmite confianza no se es difícil explicarlo, yo soy muy tímida es más quisiera ser invisible para que nadie me viera…
_Y por qué en vez de ser invisible no te vuelves invencible…nada que deba pasarte es para que te escondas, si estás en este mundo es para que se note tu presencia, de ausencias están hechas las historias tristes, de personas que esperan milagros o magia…
_No, esa palabra no la diga…
_ ¿Qué sucede Minerva?
_No es solo que no me haga caso…-dijo y se puso de pie.
_Espera…hablemos
_Profe de verdad no es nada solo un mal momento para mi…
_ ¿Un chico quizás?
Minerva se sonrojo.
_No!...no profe, ¿quién se fijaría en mí?
_MMM creo que acá tenemos un caso de baja autoestima señorita y eso no te lo creo eres una personita muy atractiva e interesante y conozco muy bien las miradas de mis alumnos…por ejemplo el joven ingles no te quita la vista de encima.
_ ¡Profe! -Isadora no pudo contener su risa ante la expresión aterradora de Minerva. _Nada que ver profe
_Calma, solo bromeo, ahora dime en verdad ¿por qué estás tan triste?
Minerva permaneció en silencio, tal vez rememorando cada palabra, cada imagen…cómo podía explicar que podía ser una bruja…cómo…