Necesitaba estar sola en su lugar, luego de la conversación con su profe Isadora no era fácil remontar el día, la había dejado con aquella pregunta” ¿Por qué estás tan triste? .Se colocó sus auriculares con aquella canción que le tranquilizaba el alma, esa que cantaba Cristina Perri “Por Mil años más”. El bosque estaba particularmente calmo…o ella sentía es necesidad que la sumergía en recuerdos y emociones que encarcelaba .Llegó hacia donde el pequeño arroyo apenas corría un hilo de agua, el invierno iba a ser duro y ya las cristalinas aguas se congelaban lentamente. Se sentó sobre la piedra de la “reflexión, así la habían bautizado con Beto desde niños, ese era su lugar para encontrarse con ellos mismos para hablarle a la soledad, para llorar sin que nadie lo supiera. El viento comenzó a entrelazarse entre los árboles y el rio se hizo cada vez más intensó seguramente comenzaría a nevar, era hora de dejar la reflexión para otro momento, una gran tormenta se avecinaba. Acomodó su mochila y emprendió el regresó, nunca imaginó que aquella tormenta la sorprendería. Comenzó a correr pero el viento estaba contra ella, todo parecía estar contra ella. Trastabillo y comenzó a rodar, estaba tan arropada que no podía sentir nada solo que giraba hasta que de repente la oscuridad y pequeños chispazos de luces inundaron su mente.
No podía moverse, no podía abrir sus ojos, no podía respirar…