La chica de los cabellos rojos

Dylan

Los chispazos sin duda eran de los leños quemándose en el hogar, el crepitar de la leña resonaba tranquilizadora. Estaba en una pequeña cabaña no veía muy bien no tenía sus lentes. Intentó moverse pero una puntada lacerante en su pierna la hizo apretar los dientes de dolor.

_Quédate quieta pequeña, estás herida

La mujer que apenas divisaba Minerva era de contextura robusta y de voz agradable.

_Yo… ¿dónde estoy?...mi familia debe estar preocupada debo llamarlos…

_Cálmate, ya avise a tu abuela es una vieja amiga…le dije que espere a que pase la tormenta, aquí estás a salvo no te preocupes, soy Dilma, toma aquí tienes tus lentes…mi nieto te encontró en el bosque, en realidad es muy peligroso andar en esta época sola por aquí muchacha. _Minerva pudo observar el rostro bonachón de Dilma, usaba unos anteojos redondos muy pequeños y su cabello corto canoso ondulado se escondía debajo de un gorro de lana blanco. Llevaba un delantal de pechera con pequeñas rosas bordadas en su contorno._ Toma esto muchacha este caldo bien caliente renovará tus energías._ Le acercó una bandeja con un gran tazón humeante con trozos de pan casero, Minerva pensó que si comía todo aquello tendría energías para toda la vida.

La puerta se abrió y el frio y la nieve parecían haber convertido en una estatua de hielo a la persona que ingreso rápidamente.

_Dios mío Dylan, vas a morir congelado.

Se sacudió la nieve y se acercó rápidamente al hogar. Se quitó el gorro y una larga cabellera trigueña cubrió la espalda que era lo único que Minerva podía ver.

_Por todos los universos muchacho morirás de una pulmonía, toma anda_ Sin duda la Sra. Dilma pensaba o le otorgaba a su caldo poderes milagrosos.

Entonces lo vio la luz tenue de la hoguera le daba un tono rojizo a su figura, su pelo salvaje casi cubría su rostro, un rostro el cual Minerva escudriño muy bien y acomodó sus lentes para verlo mejor, era realmente bello, casi con una perfección dura semejante al dios del trueno, Thor…no, demasiadas películas y libros ya le hacían suponer demasiado, encima a cuesta de ella saberse tal vez una bruja, pero ¡guau! Ese chico era E-S-P-E-C-T-A-C-U-L-A-R.

_Él es mi nieto Dylan, Minerva, te encontró…normalmente lo hubiese regañado porque se pierde por horas en el bosque salvando a los animales de las trampas que colocan los cazadores y pensé que la tormenta lo había atrapado…

_Gracias…-balbuceo Minerva

Dylan la miró fijamente esos ojos azules no eran de este mundo, eran casi transparentes, por todos los ángeles del cielo los padres de ese chico serían Brad Pit y Angelina Jolie, él solo asintió con la cabeza y subió la escalera de madera vertical que llevaba a un entre piso en el cual seguramente dormía.

_Cómo verás no es muy sociable, pero es buen chico…Bien tendremos tiempo para conversar esta tormenta durara unos días, duerme ahora, yo estoy aquí cerca de ti, anda pequeña que tengas buenas noches.

Las luces se apagaron, Minerva se tapó hasta dejar solo sus ojos al descubierto, sin los lentes por supuesto…pero sintió la fuerza de unos ojos azules transparentes que parecían alumbrar en la oscuridad, ojos de lobo…

 

 

 

 



#49482 en Novela romántica
#23765 en Fantasía

Editado: 26.08.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.