- Buenas muchachos, hay algún herido?- preguntó una voz autoritaria.
Levanté mis ojos del libro y fue cuando lo vi.
En ese mismo instante mi mundo dejó de rotar, los latidos de mi corazón aumentaron, mis manos empezaron a sudar, los ruidos de mi alrededor cesaron y di gracias al cielo por llevar lentes oscuros pues sabía que mis ojos estaban abiertos más de lo normal y que no dejaban de observar a... Él.
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Editado: 14.08.2021