La chica de los ojos tristes

Capítulo 30

Toque el cielo.

Te hice mía.
Fue como estar soñando.
Toque tus curvas y me perdí en ellas, me miraste y esta vez no vi tristeza en tus ojos.

Vi alegría.

Te susurre cosas al oído, lo hermosa que eras.

Delinie con mís dedos todos los valles que encontré en tu cuerpo.

Memorice cada lunar y también cada cicatriz.

Bese y adore tu cuerpo de la manera más ferviente.

Tus pequeñas manos buscaban mi piel. Y cabello.

Pequeña, mi cuello era tu favorito, me di cuenta por la marca que allí dejaste.

Entre lentamente en ti, yo no sólo quería penetrar tu cuerpo, sino también tu alma y corazón.

Nuestros labios se buscaban ardientes.

Tus pequeñas piernas se enredaron en mi cintura, mi ser se derritió cuando tus gemidos llenaron la habitación.

Música para mis oídos.

Danzamos uno con el otro con el vaivén de nuestras caderas.

Las sábanas se calentaban y chillaban cuando nuestro sudor las toco.

Lucía, tu mi chica de ojos tristes, me llevaste al cielo,me encadenaste en tu cuerpo y me proclamaste como tuyo cuando de tu boca salio mi nombre.

De mis labios salio un te quiero.

Me sentí por fin perteneciente a algo.

A ti.

Mi
nombre era lo que repetía tu labios al final y el tuyo lo que yo susurraba con felicidad.

Aquel era el mejor de los gozos.

El gozo de tocar el cielo.

Rendido quedamos.

Solo sonrisas bastaron.

La oscuridad descendió en la habitación acompañando nuestros intentos de recuperar el aliento.

Dormida quedaste en mis brazos.
Tape tu desnudez y te abrace fuerte.

Te quiero repetí en las penumbras.

Te quiero respondiste entre sueños.




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