-Quiero estar sola- pidió Luna a los maniquís.- Dejarme la comida hecha que la comeré a la hora de cenar. No tengo hambre ahora mismo.
De la misma forma en la cual los maniquíes entraron en la habitación salieron, haciendo la misma danza en fila india. Cerraron la puerta tras su paso y Luna abrió el armario. Luka, Ben y James estaban apretados en su interior. Luna miraba especialmente a James. Ben le empujó y le indicó con sus ojos que le hablara.
- Háblale tú.- le susurró.
-¿Porque yo?- protestó James a Ben.
-Eres tú a quién está mirando.
El muchacho tragó saliva y miró fijamente a los ojos negros de Luna sin vida. Ni sabía que decir. Todo en aquella casa era cada vez más extraño. Ben tomó la iniciativa dando un paso hacia delante .
-¿Todo es gracias a esos pétalos?- señaló los frascos que seguían en las estanterías.
James y Luka pensaron que su amigo perdió la cabeza.¿Qué tenían que ver esos pétalos amarillos?¿Acaso Ben no les contó todo lo que vio la noche que se coló a la casa?
Luka cada vez se hartaba más de aquella paranoia, así que se dirigió a la puerta. Quería marcharse y nunca más volver.
-Sal y morirás.- advirtió ella.
Luka siguió caminando hacia la puerta del dormitorio y puso su mano sobre la manilla.
-Los sirvientes estarán por la casa hasta las 8:00 de la noche. Si te quieres ir vete a esa hora.- explicó ella con su voz sin vida.- Sal y te matarán.- repitió.
-¡Ya cállate!- Luka gritó y Ben intentó calmarle - No me digas que me tranquilice cuando una muñeca intenta darme consejos.- miró a Luna.- Dame una sola razón para creerte.
Luna, recta y sin mostrar estar molesta con Luka por su comportamiento amenazante y de mal genio, se acercó a él.
- Tienes delante a una muñeca parlante, es suficiente para escucharme y hacerme caso.- sus palabras sonaron a una amenaza.
Luka se alejó de la puerta y se sentó en el borde de la cama. Luna aclaró que toda la magia de la casa desaparecía a partir de las 8:00 de la noche, excepto en ella. No se opinó ni se dijo nada, todos quedaron en silencio por horas. Ben miro y analizó los frascos con los pétalos. Su color no era dorado en aquel momento, sino amarillo. Tampoco emitían luz. James se acercó a él,curioso
- Raro que mires tanto esos pétalos en un frasco de cristal, quiero decir ; ya es raro que alguien los guardase en un taro... Pero más raro es que tú los observes tanto.
- James, estos no son pétalos normales. Apaga la luz.
Así hizo su amigo y de inmediato aquellos restos de flores empezaron a brillar. parecían gordas luciérnagas. Toda la habitación se iluminó por la ténue luz que los pétalos emitían. Luka y James se acercaron asombrados. Ben cogió la flor que Martín creó con arcilla y esos pétalos.
-Vi que creó esta flor.- la olió verificando que era real. - Partir de un trozo de arcilla, echó un polvo aplastando uno de esos pétalos con sus manos.
-¡Wow! ¿En serio?- había un brillo en los ojos de James.
-Eso no tiene sentido.- inquirió Luka.
James cogió con sus manos uno de los tarros de cristal. Intentó desenroscar la tapa y Luna le puso la mano en el hombro, negando con la cabeza.
-No lo hagas Harry, por favor.
-Yo no soy...- James suspiró.- Está bien, Luna.- devolvió el frasco a su lugar. - Luna, ¿te puedo hacer una pregunta?
La muñeca asintió con la cabeza y tanto Luka y Ben esperaron a escuchar la pregunta de su amigo:
- Me gustaría saber qué tiene de especial esta casa. ¿Quién es el señor Martín o porqué me llamas Harry?
- No te sientas presionada a responder, Luna.- añadió Ben.- Solo si te sientes cómoda responde, si no lo entenderemos. No pasa nada.
Luna se quedó mirando a James en completo silencio y sin moverse. Posteriormente se dejó caer al suelo y se quedó parada, completamente inmóvil. Tirada en el suelo parecía una muñeca real. Ben la agitó, pero ella no respondía con palabras o movimientos. Solo se quedó ahí cuán juguete que era. Luka soltó aire por la boca.
- ¡Ja! ¡Qué lista haciéndose pasar por un juguete normal!- se echó hacia atrás en la cama y apoyó cabeza en sus manos, que las tenía en la cabeza.- Parece que no quiere responder. - dijo poniéndose cómodo y cerrando los ojos.