La chica de porcelana

7- La foto

Luka tenía claro que no iba a volver nunca más. Les dejo claro a sus amigos que no contaran con él para volver a ese lugar.

- No quiero saber nada de esa..¡Cosa!- se refirió a Luna.- Ni se os ocurra volver a mencionarla nunca más.

Estaba en la cocina. La abuela Rita se había ido a hacer la compra. Solo estaba su abuelo. Tenía algo de pelo blanquecino y sus ojos verdes, los mismos que los de su hijo y los mismos que los de su nieto, estaban fijos en un libro. Era un tipo reservado. Luka bien sabía, por lo que le contó su padre y la abuela, que el abuelo era un tipo duro gracias a las dificultades que le impuso el destino en su camino. Nunca tuvo una vida fácil. Había estado en la guerra de Vietnam, vivió las consecuencias de la inflamación de la guerra y perdió a su padre en la Segunda Guerra Mundial. Tampoco terminó la universidad, tuvo varias enfermedades, accidente y situaciones surrealista que casi le llevaban a la muerte.

Luka admiraba a su abuelo porque le contó muchas historias dignas de una película de acción, como aquella vez que su abuelo contó que le mordió un tiburón. Aún tenía la cicatriz.

Se sentó a cenar tras que su abuelo le llamase. Miró el plato de arroz y pollo con desgana, como si algo le atormentara. De inmediato el anciano lo notó.

- ¿Qué te pasa ahora? Siempre te quejas de tontería.

- Pués la abuela dice que me parezco mucho a ti.- contestó él.

- ¡Agh! ... Siempre tienes problemas.

Podía admirar al abuelo, pero nunca se veía orgulloso de él, algo que odiaba .

- Me han llamado de la escuela. Te has metido en el consejo escolar y te has olvidado de los estudios me han dicho. La directora me ha pedido que hable contigo de inmediato para que dejes el consejo.

- Esa vieja siempre se meten donde no le llaman- murmuró el muchacho.

- Deja de susurrar.

Luka pensó que siendo parte del consejo y demostrando que podía llevar acabo proyectos importantes en el instituto, porque lo hacía, tal vez su abuelo estaría orgulloso de él.

- Cenas y vas a estudiar.

Él no protestó, solo empezó a cenar callado. Lo mismo hizo el abuelo. Miró una foto familiar donde aparecían sus padres, separados ya.

- ¿Mamá te ha llamado? ¿Sabes si vendrá a mi cumpleaños?

- No vendrá...

Su madre se separó de su padre y se fue al otro lado de Nebraska. No estaba lejos, pero lo parecía. Su madre se había olvidado de él, ahora ya tenía otra familia.

-¿ Y papá?

- Vendrá el día de después. Aún trabaja.

Luka no le quedó otra que suspirar.

- Tu padre si te quiere, pero de alguna forma tiene que pagarte la escuela.

- Lo sé abuelo, lo sé.

Miró a su nieto y le entendía. Le comprendía por completo. Sabía perfectamente que era sentir la ausencia de los padres por qué el pasó por lo mismo.

Luka dejó el plato a medio comer. Se levantó y se fue al salón. Cogió uno de los álbumes de fotos guardados en el mueble de al lado de la tele. Empezó a ojear todas las fotos con su padre y su madre, cuando todo estaba bien. Empezó a ir más atrás y ver las fotografías de su abuelo y abuela casándose, viajando, incluso llegó a una vieja foto con tres muchachos jóvenes y una chicas que ocultaba sus manos. La reconoció de inmediato.

- Luna...- susurró aterrorizado.- ¡Abuelo!

El corrió al salón preocupado de que algo malo le pasase a Luka.

- ¿Quienes son?

- Me has asustado, joder. No des esos gritos tan fuertes.- se acercó a Luka y vio la foto. Sintió ganas de vomitar, pero aguantó. - Son unos amigos. Ya no les recuerdo, hace mucho tiempo.

- ¿Quién eras de estos tres?

El abuelo señaló al chico del medio. Se parecía a Luka y él se rió.

- Ahora entiendo porqué la abuela dice que me parezco a ti.

- Ri solo sabe decir tonterías.- "Ri" era como llamaba a su esposa, abreviatura de ''Rita".

El abuelo Jack se acercó a la ventana. Observó la casa a través del cristal. Ya se había mudado del pueblo, pero tuvo que volver porque ese era su hogar, ningún otro pueblo y ninguna otra ciudad.

Se percató de que Luka estaba observando la foto por demasiado tiempo y de que tenía una rara expresión. No era terror, curiosidad o temor, sino más bien desconcierto.

- Me voy a la cama.- se apresuró a decir Lula- Buenas noches abuelo.

-Buenas noches.- le devolvió sabiendo que su nieto había pisado esa casa, que desde hacía tiempo había estado entrando en la noches ...




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