James salió de la habitación y dejó a solas a Ben y Luna sin que se diesen cuenta. Cada vez pasaban cosas más extrañas y no podía olvidar la conversación entre Martín y Luna.
- Si la vida te da limones, haz limonada- se dijo así mismo.
Se propuso empezar a buscar las respuesta él mismo. En medio del pasillo estrecho de la casa, empezó a caminar. Tenía una extraña sensación donde una brisa le golpeó en la cara. Temblando, caminó escaleras arriba y abrió la puerta con el segundo dormitorio de la casa: la habitación del señor Martín. Era grande, pero no demasiado. El cuarto era acogedor con paredes pintadas de un azul cielo, una cama de matrimonio grande con sábanas blanca de estampado de lunares negros, un armario y un mueble con varias fotografías. Al lado de la ventana había un escritorio que iba a juego con el armario y el mueble. Habían tallos de flores y un cuaderno con nombres completos. Eran miles y miles de apellidos tachados y otros que no.
En el mueble habían fotografías en blanco y negro y otras a color. En todas ellas aparecía Luna. Había solo 2 fotografías que parecían mas viejas. En ellas había una mujer sonriendo al lado de Martín y un chico más.
James empezó a rebuscar entre los cajones y uno de ellos estaba lleno de diarios. Cogió uno con sus manos y empezó a sacar fotos de las paginas que hablaban de personas con nombres que aparecían en el cuaderno del escritorio. Contaba contigo cómo habían roto acuerdos y murieron a consecuencia de ello. También se describía cada una de las personalidades; había un riguroso estudio de cada uno de ellos.
James escuchó la voz de Ben y los pasos de Luna. Bajó de inmediato cerrando el cajón y devolviendo el diario a su lugar.
- Aquí estoy.
-Donde estabas.
- Solo fui a tomar aire, Ben. - se excusó James.- Solo fue escuchar que esas luciérnagas representan cuánta gente a muerto y me he sentido mareado.
Luna miraba a los dos chicos. Ben empujó a James de vuelta a la habitación del lago.
- Escúchala y mira esto.
Luna tocó una de las luciérnagas y está se ajetreada. Era como si brillase en el aire y tintineaba. Hizo lo mismo con unas cuantas más y de inmediato empezó lo que parecía un espectáculo de luces. James se quitó los zapatos y metió sus pies en el agua. De inmediato se sumergió por completo. Debajo había un paraíso submarino con peces de colores brillantes y collares de todo tipo de colores. Todo un arcoiris inundaba el lago acompañado de una estatua al estilo clásico. Era la mismo chico de las fotos. Había una placa debajo de sus pies donde se podía apreciar un nombre: "Lucas Martín". James salió del agua pálido tras ver la estatua. Ben se acercó a él y se aseguró de que su amigo estaba bien, que respirase correctamente. Luna le miraba de forma diferente. Su expresión sin sentimiento se transformó en odio puro
- Tú no eres Henry .
- No sé de qué me hablas.- James se levantó asustado y caminó hacia la puerta.- Nos tenemos que ir.- Tiró del brazo de Ben
- Me habéis mentido. - Luna se balanceó sobre James y empezó a arañar su cara.- ¡Solo sois como ellos, solo me usáis!- empezó a gritar.
Ben cogió a Luna, que pesaba por su cuerpo de porcelana. La tiró al lago y jaló a su amigo tirando de él hacia la puerta. Abandonaron la casa de inmediato y se juraron no volver más.
- Este lugar es un manicomio. Será mejor que hagamos caso a Luka y no volvamos.- dijo Ben mirando la cara de James ensangrentada