Por la mañana, Paul me ha invitado a comer fuera de casa, en el restaurante de una tal Pachuca, toda la gente de esta zona es muy entretenida, y de la comida, solo puedo decir que volvería cuantas veces fuera posible a este lugar. Me río de sus bromas y comentarios burlescos hacia él. Muy bien portado, me pequeño bebé deja que su madre coma con tranquilidad; sabe que esto es alimento para los dos. Termino con doble tanda de poste e inclusive le robo a Paul del suyo, no es mi culpa, él es quien me ha embarazado. Al menos bajo eso me sustento cuando me gruñe, ¿No ha entendido que debo alimentarme bien? Que no me joda. Estando de compras, nos encontramos con Flyn y Luz, quien no duda en abrazarme. Ellos tienen planes aprovechando que están por aquí, nos invitan a ir con ellos, pero primero hemos de pasar por la casa para recoger unas cosas.
Flyn va al volante y Luz envía a Paul al asiento del copiloto. Donde gobierna la capitana, no manda el marinero. Como corderito toma su lugar, que obediente mi amor. En el camino tengo la necesidad de abrir la ventana, el ambientador que lleva el auto me huele a la mismísima mierda. En plena carretera, tenemos que hacer una pequeña pausa, salgo pitada del auto, bendito embarazo, cuando termino de vaciar mi estómago, en un arranque tiro de la rueda del ambientador y lo lanzo a la carretera, ante su mirada. Paul se disculpa encogiendo los hombros, que nadie me diga nada, porque corto bolas y saco ovarios gratis.
Cuando llegamos a nuestro lugar de destino, descubro que es Zahara de los atunes, hemos venido para disfrutar de la playa y el sol; sonrío a medias, me encanta estar aquí, pero, no si debo mostrar mis tripas. Luz propone que nos cambiemos, la acompaño hasta los vestidores, insiste en que debo ponerme algo bonito, me coloco el traje de baño, y de inmediato me cubro con el blusón. La miro a ella, con un cuerpo envidiable, ¡Dios! Me lleva unos buenos y se mira mejor que yo.
PHOEBE, ¡PRONTO SERÁS UNA PELOTA!.
Sacudo la cabeza de un lado al otro para sacarme esa idea, tan mal no estoy ¿O si? Salimos y me siento incómodo, me siento particularmente fea.
—Vamos al agua. —Me propone Luz, me niego.
—No la abrumes, está embarazada. Ven conmigo. —Le coge de la cintura. —Ya volvemos.
Ellos se alejan jugueteando.
Paul se acerca para rodearme con sus brazos, descansa su barbilla en mi cuello.
—Me pondré muy gorda, ¿Sabes?
— ¿En serio estás pensando eso? No le des tantas vueltas. —Me besa en el hombro. —Te pongas como te pongas, seguirás estando preciosa.
—No es cierto, ¿Les ves? —Señalo con los labios a las mujeres que se pasean movimiento el culo sin premura delante de todos. —Su bikinazo no sería el mismo si su tripa fuese grande, parecen modelos. Seré una vaca muy pronto, y puedes verlas ¡Eh!
—Ignoraré que hayas dicho semejante tontería. No pienso no quiero verlas, por favor, no digas esas cosas. Tú eres mucho más hermosa que cualquiera de ellas. —Lleva su mano a mi vientre. —Aquí hay un hermoso bebé creciendo, y eso, te hace la mujer más bella del planeta.
Me giro frente a él, aún atrapada entre su brazos llevo los mío a su cuello, se inclina levemente para besarme, ¡Me hago de agua!
Tengo que dejar el drama.
Tras nuestro breve momento de besos, nos apoderamos de la tumbona, en esta posición alcanzo a ver una pequeña y bastante leve curvatura que sobresale de mi, la noto yo, yo que me conozco como nadie. Me pierdo observándola, ¿Cómo es que uno se puede enamorar tan rápido? Y de alguien que todavía no conoces, escuchar su corazón fue mágico, una muestra de que está conmigo, pero a las náuseas, estoy muy complacida con su aparición en mi vida. Yo siempre estaré dispuesta a dar todo de mí por él. Paul va al mar en busca de algo para tomar, la doctora me indicó que hiciera pequeñas caminatas en el día, por lo cual, me desplazo por la arena, paso a paso y sin ninguna prisa.
El viento golpea en mi cara, y yo lo disfruto, siento la arena deslizarse por mis pies, es una sensación relajante. El agua inesperadamente sube de más mojando mi pies, está fresquesita. Miro hacia atrás, todos están metidos en su tema, ni siquiera notan mi presencia. Aprovecho para quitarme el blusón, le dejo sobre la arena y me adentro poco a poco en el agua, lo disfruto. Me sumerjo bajo el agua y salgo a la superficie. Pataleo, pataleo y pataleo para mantenerme a flote. Unas manos me toman de la cintura, evito alterarse, pues reconozco sus dedos.
—Así que has preferido venir sola, ¡Eh!— Murmura divertido.
—No, solo quería caminar un poco, lo de entrar al agua ha sucedido sin planearlo. Y tú, ¿Me persigues?
—Para nada, están pidiendo las bebidas cuando vi que no estabas en tu lugar, no te encontrabas muy lejos cuando te hallé con la mirada. Decidí posponer las bebidas para otro momento. —Desliza sus labios por mi oreja. —Prefiero estar aquí, contigo.
—Me matas, Paul. —Giro soltándome de su agarre. —Eres todo el tiempo romántico, muy dulce, atento.
—Solo contigo. Soy un frío y calculador empresario durante el trabajo, puedo permitirme ser otro mientras no se hable de negocios. Además, dicen que todo hombre que trata bien a una princesa, fue criado por una reina, y he aprendido a mi madre. Ella sabe ser cualquiera de sus Judith en el momento adecuado, y yo ahora, quiero ser Paul, el enamorado empedernido como tú dices.
Embobada, así me quedo.
Que tan maravilloso regalo me ha dado la vida. Me acerco y le beso en los labios, lo amo.
Jugamos en el agua, nos divertimos juntos como si no existiese nadie más.
Pasados unos minutos estoy agotada, no puedo más. He pasado de la efusividad al cansancio, las ganas de dormir me invaden. Hoy nos hemos levantado muy temprano y de noche no dormido bien, esta vez Paul la pasó mal, tomarse lo restante de mi extraño licuado favorito de espinacas no se lo ha tomado a bien su estómago, me ha tocado acompañarle como él lo hace cuando estoy mal. Pide las bebidas y bebo el zumo heladito que me ofrece, conversamos sobre el paisaje y una que otra cosa más, soy consciente de lo que dice hasta que su voz se va diluyendo en el aire.