Pasados unos cuantos días desde aquel emocionante encuentro, la vi nuevamente, pero esta vez pasaba en el bus y ella sólo iba caminando hacia un carro, entonces opté por bajarme deprisa, e ir a buscarle con el pretexto de que sólo pasaba por ahí y me había parecido verla. Entonces lo hice, bajé con rapidez y apuré mi paso hacia donde le había visto; me sentía tan tonto, cuando llegué ya no estaba, justo había partido en el carro hacia el que se dirigía.
Esa noche dediqué dos largas horas a mirar perfil por perfil de todas las Nataly que había encontrado en mis redes, pero ninguna señal de ella. Puse también publicaciones describiéndola con un último mensaje que decía:
“Hola amigos, necesito un favor de ustedes y es muy urgente. Necesito hallar a la chica anteriormente descrita, por favor difundan este mensaje para obtener mejores resultados. Les agradezco a todos de verdad.”
Creo que sí estaba un poco desesperado, pero así era yo, cuando algo me interesaba, le ponía empeño.
Recuerdo que mi madre entró en medio de mi búsqueda y me recordó que la boda de su amigo sería en unas semanas y que debía acompañarla, asentí con la cabeza. Exhausto de estar sentado viendo la pantalla de la computadora sin obtener nada positivo decidí dormir.
Mañana fiestera, parecía diciembre, era domingo y como de costumbre los vecinos levantaban a todos los demás con su música a volumen alto pasadas las 8:30am. Me levanté y bajé a desayunar, mi cara de asombro fue tan semejante al ver que en el comedor de mi casa estaba sentada aquella maravillosa chica, yo sostenía un vaso en la mano, y mejor no pude haberlo dicho “sostenía”, porque al verla allí aquel vaso se deslizó de mis manos y al caer al suelo, ¡Zaz! A la realidad, 4:47am, Todo fue un asqueroso sueño de nuevo.
Tengo muy presente ese día, luego de tan horroroso sueño, me quedé dormido con prontitud, me levanté a eso de las 9am, debía ir a trabajar, porque a diferencia del sueño, en realidad era Martes y mi única motivación se basaba en ver a Nataly, pero ya no era posible, pues desde esa última vez no volvió a tomar mi ruta. Llegué a clases y vi a un compañero que me daba pereza el sólo hecho de saludarlo ya que siempre que me veía aprovechaba para invitarme a salir para que acompañase a su hermana, pero ya saben lo que dicen de los genes, y él no era para nada bien parecido, entonces siempre sacaba excusas para no ir; de igual forma a él no le importaba, me pedía que fuera ya que su hermana no tenía amigos ni siquiera, pero nada de lo que dijera me haría cambiar de opinión, y cada vez que él quería hablarme de ella, yo lo detenía porque en realidad no me interesaba en lo más mínimo, a tal punto que nunca supe cómo se llamaba ella.
Terminó el día y de nuevo a la parada. Pasó lo mismo de siempre, subí, mismo asiento, auriculares, y justo donde se subía Nataly el bus paró, caí en cuenta de la parada y miré ansioso, pero sólo era una señora ya mayor creí ver a alguien de reojo por la ventana pero ya estaba desanimado y me pareció una estupidez voltearme a mirar.
Había pasado un mes ya desde la última vez en que la vi, yo subía al bus con la más mínima ilusión por encontrarla allí, todo era básicamente lo mismo, la misma rutina, la misma amargura y nada nuevo. Esa noche era la boda del amigo de mamá, me vestí y alisté, esperé en la sala a que mamá se arreglara, cuando salió quedé muy asombrado, estaba hermosa, y nunca la había visto tan hermosa desde su última salida con papá, la cual no terminó bien, y por lo que ya no se arreglaba, pero eso ya es otra historia. Salimos a la boda; la iglesia era algo ostentosa y me repugnaba, pero no estaba allí por mí sino por mi madre, entonces sólo aguardé a que todo terminase.
Llegamos al lugar de la fiesta, donde se celebraría tan lindo compromiso, en realidad esa pareja tenía demasiada química y debía aceptarlo – Ay, dónde andará mi Nataly – pensé en voz alta, bastó con decir eso para ver al otro lado de la pista a una chica de espaldas, hermosa, llevaba un vestido rojo largo, sólo se podía apreciar eso y claro, su cabello perfectamente reposaba a menudo en sus hombros, era ella, tenía que ser ella; mientras la miraba noté que se acercó una mesera a servirme una copa de vino, le agradecí pero sin quitarle la vista a mi chica, de repente se movió un poco a la izquierda, iba a voltearse y así fue como me desilusioné, no era ella, era tan semejante en todo que me sentí incluso, enamorado de aquella chica que no era por quien debía estarlo. Me sentí tonto, distraído y sin sentido de pertenencia, aquello último pudiera deberse a que le consideraría tan mía como mías son las mariposas que rozan mi estómago al sólo pensarle. Llegó mi madre que se encontraba hablando con los novios, felicitándoles y deseándoles muchos años juntos, como si ellos tuviesen la culpa, sólo estaban enredados en sus propias miradas, nada fuera de lo común, amor le llamarían algunos y yo no podía evitar pensar que ese tipo de pensamientos no me correspondían a mí puesto que yo también aseguraba sentirme enamorado, y pero aún, de alguien a quien le habría visto un par de veces. Terminé de tomar mi vino y respetuosamente le hice señas a un mesero para que me sirviera otro, él venía caminando hacia mí pero otras personas le detuvieron y yo tuve que aguardar. Detrás de mí escuché un “Señor le sirvo más” A lo que asentí con la cabeza pero no miré de inmediato puesto que miraba a mi madre a lo lejos, y realmente yo apreciaba lo que veía, voltee y supongo que fue nuevamente la mesera de hacía rato, su voz me quedó sonando, un melódico timbre, era muy encantador, muy bonitas curvas, le quedaba muy bien el uniforme y el cabello recogido, pero yo no tenía ojos para nadie más que no fuese mi Nataly claro.
La fiesta cada vez estaba más animada, ya pasaban las 2am y pareciera que no se cansaran, no paraban de bailar, que aburrido me encontraba, no era mi ambiente, había mucha gente, y no me sacaba de la mente a aquella chica del bus, qué cosas diría acerca del des…
– ¿Crees en el destino? –una voz melodiosa me arropo en su timbre, se me heló la piel, mi corazón se aceleró, no resistía la ansiedad por mirar y verla ahí tan hermosa, como buen actor que soy voltee con drama, poco a poco, para dar tiempo a mi todo de que se calmara, terminé de voltear y vi el mismo vestido rojo que había visto hacía un rato, no era Nataly como creí, odié a esa tipeja que estaba parada ahora en frente de mí, la miré con poco agrado y ella me sonreía.