La chica del doble hilo rojo

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Al día siguiente, llegue a la universidad, y cuando iba caminando entre toda la multitud de alumnos, un chico vestido de negro, estaba leyendo un libro, se veía tan misterioso, tan serio, que al instante me cautivo. Los destellos del sol lo hacían verse aún más único, era tan hermoso, tenía tantas ganas de hablarle pero no lo hice, ya que tenía miedo de que me rechazara, me ignorara y se fuera de donde se veía tan perfecto... 


Seguí mi camino y llegue a mi salón de clases donde tomaría la clase de piano, comencé a tocar las dulces melodías de do, re, mi, fa sol la si... Al término de mi clase, me dirigí hacia mi otro salón. El chico ya no estaba,  me asome para ver si de casualidad me lo llegaba a encontrar, pero no parecía que la tierra se lo había tragado. La siguiente clase que me tocaba era valores, mi profesora Jovich, hablaba acerca de las leyes que existen en el universo, y que todos y cada uno de nosotros debemos saberlas, y llevarlas a cabo para que el día de mañana seamos humanos, monstruos, criaturas de bien, en mi salón estaba un chico con tres brazos de cada lado, con cabello rojizo, ojos violeta, tenían alrededor de cinco chicas alrededor de él, hablando de lo hermosos que eran sus ojos, yo simplemente los observaba... 


Cuando termino la clase fui a mi clase de matemáticas, la verdad no le encontraba sentido, ya que no me gustan las matemáticas, pero a pesar de ello pienso que las matemáticas son lo más fácil en el mundo, solo hay que tenerles paciencia, amarlas, si los estudiantes que las estudiamos, pensáramos que son fáciles, tanto como comer, o nuestra materia favorita, o sobre algo que nos encante, jamás tendríamos problemas con ellas. 


Pasaron las semanas y siempre estaba leyendo libros, en el balcón de la universidad, y yo simplemente pasaba a lado de él. Él no se daba cuenta de mi existencia, o al menos es lo que yo creía, a finales de septiembre, lo vi desde el balcón que se encontraba en uno de los jardines cerca mis flores favoritas, las rosas azules y moradas, se veía tan lindo sentado con su libro, vi que comenzó a sonreír, y desde ese día me enamore más de él... 

 




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