La chica del espejo
Jutsi Maru siempre tuvo miedo a los espejos desde los 18 años, incluso nunca se miraba en el solo siempre acompañado de su novia o sus padres. La gente que se encontraba con él lo tomaba por loco. No solo los espejos, cualquier superficie que refleje su rostro con nitidez.
Para su novia, Yomiko, esto le resultaba molesto ya que siempre que intentaban salir a la calle se ponía más nervioso evitando las ventanas el móvil y pidiendo constantemente que le ayudara con la ropa, el peine, etc...
En una ocasión salieron a cenar para celebrar el éxito de un nuevo libro escrito por Jutsi. Se paso toda la cena mirando si había cosas que reflejaran; Yomiko no podía estar tranquila viendo a Jutsi tan molesto al mover los cubiertos y evitando la mirada de los móviles. Al final de la cena, Yomiko nunca había pasado tanta vergüenza; se quedó a su lado durante 2 años y pensaba que su obsesión terminaría pronto, pero había durado demasiado tiempo.
Al llegar a casa estaba más agotada que otras veces hasta el punto en que se olvidó de revisar el apartamento. Al ser la primera en entrar no se dio cuenta que Jutsi había entrado en el baño confiando que había tapado todos los espejos, aunque no fue así, se encontraba frente a frente con uno y por un minuto se sentía aliviado porque podría volver a ver un espejo sin estar preocupado, pero toda felicidad llega a su fin.
Yomiko fue la más afectada al estar casi cerca cuando grito.
Dicho esto, Jutsi se fue a paso ligero a su habitación y cerró la puerta con llave, en cambio Yomiko estaba de pie mirando como la persona que pensaba que amaba se había vuelto loca.
Al día siguiente, Yomiko se encontraba desayunando con total tranquilidad como si a noche no hubiera pasado nada. Apareció Jutsi con mala cara de no haber dormido bien, pero consiguió llegar a la mesa del desayuno. Ambos no se hablaron mientras desayunaban, Yomiko estaba enfadada por cómo se había comportado y Jutsi por, después de muchos años, verse en el espejo lo había hecho y pensó que era cosa de Yomiko para burlarse de él.
Yomiko empezó a calmarse y a sentir duda.
“cuando era pequeño, mis padres me dejaron solo en casa una noche que salieron. Yo era un chico muy responsable y jamás haría algo para que padres se enfadaran” Yomiko se volvió a sentar y continúo escuchando la historia.
“en el colegio siempre había niños que se inventaban historias para asustarse o para hacer el tonto y una fue la historia de un fantasma que roba tu reflejo y se queda con tu identidad e incluso te come”
Yomiko ya empezaba a considerarlo una broma de mal gusto, pero le dejo seguir con la historia.
“esa misma noche que me quede solo quise poner a prueba para demostrar que era mentira lo que decían. Me acerqué al espejo y dije…
No pasaba nada y lo intente otra vez, otra vez y otra hasta que me canse de repetirlo. Cuando me quise apartar oí un ruido que venía del cristal.
Lo que había visto me puso helado entero, tenía la misma figura que yo, aunque su cara…no era mi cara.
El interes de Yomiko comenzó a despertar…
Su cara tenía la misma forma, mismo pelo y todo menos los ojos y la boca que eran líneas…esas líneas empezaron a plegarse como si algo fuera a salir y así fue…primero fueron los ojos y en la línea de la boca salió dos filas de dientes que me sonreían, llegaban desde ambas orejas literalmente.
Yo era muy pequeño y pensaba que quería comerme, así que Sali corriendo y me escondí en mi cuarto, pensé que si me alejaba del espejo no me encontraría, aunque tenía que pensar que solo sería una tontería de mi mente…hasta que la vi otra vez en el reflejo del ordenador…me estaba volviendo loco y me encerré en el armario llorando.
Yomiko empezaba a no considerar su fobia una tontería, pero seguía sin digerirla bien.