La chica del flamenco

IX

A la mañana siguiente  se suponía que estaba aún enferma por lo tanto no podía arriesgarme a que me vieran de ninguna manera cerca de algún lugar que estuviera cerca del puesto de la feria.

Christopher me envió un mensaje a las 9 de la mañana avisándome que para el mediodía estaría en la puerta de casa y para las 11 yo ya me encontraba frente a mi espejo colocándome mi bikini a lunares y poniendo un poco de crema sobre mi tatuaje.

-Llevo mi tabla de surfear?-le envié un mensaje.

-Claro, quiero ver tus habilidades especiales.

-Ok-dije sin más.

Me dirigí al garaje para desempolvar la vieja tabla que mi madre me había comprado hacía ya unos años más. Me sorprendía como era posible que mi padre no la hubiese empeñado ya para pagar una de sus apuestas.

Era rosa, con pequeños detalles en blanco y tal vez me haya quedado un tanto chica, pues ninguna de las dos pensó que ella no estaría para el momento en que yo me hubiese convertido en una adulta.

Un claxon sonó fuera de casa y supongo que era la forma que tenía que decir que había llegado.

Me asomé a un descapotable rojo que era tan brillante que prácticamente podía ver cada detalle de mi reflejo en él sin problema,

-Esto es tuyo?

-Por hoy sí, el resto del tiempo es de mi padre.

-Y qué es?Un importante cantante, un actor? Un narco?

Una gran sonrisa se asomó por su rostro al escuchar mis locas suposiciones.

-Es el dueño de una disquera.En realidad es él quien se encarga de organizar los shows musicales del Sidney Festival.

-Quieres decir que ustedes se están llenando los bolsillos de dinero gracias a nosotros?

-Efectivamente-encendió la radio y Aerosmith comenzó a sonar.

Si hubieses podido elegir otra banda sonora para este momento , no lo habría hecho , porque esta era simplemente perfecta.

Dejé que mis rulos ondearan libremente con el viento mientras cantaba a los gritos sin importar lo que mi acompañante pensara de mí.

-Eres intensa , no?

-Para mi hay blanco o negro, no grises, si eso responde tu pregunta bien y si no lo siento.

-Quedate tranquila-desvió la vista de la carretera para observarme-Lo hizo.Ya llegamos-dijo aparcando frente a una playa desierta.

Mientras bajábamos las cosas del auto no pude evitar mirarlo con atención. Tenia una manera de caminar bastante particular y su espalda.Dios, era perfecta.

-No me habrás traído aquí para asesinarme y hacerme dormir con los peces.

-Claro que no-tocó la punta de mi nariz en lo que él creyó que era un gesto amistoso pero solo me hizo retroceder.

-Lo siento.No quise incomodarte.

-No te preocupes-me quité mi sudadera por la cabeza y disfruté su mirada atenta sobre mi cuerpo.

-Me gusta tu tatuaje.

-Gracias, es hermoso la verdad –asentí para volver una vez más la imagen que tenía ahí.

-Creo que a partir de ahora te llamaré la chica del flamenco. Serás mi chica del flamenco-sonrió y tomó mi mano para llevarnos hacia el agua.

 

 

 

 

 

 

 




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