La Chica del Lazo Rosa

°Capítulo: 12 - «Un acercamiento peligroso».


Aun con la incertidumbre de la desaparición repentina de mis rasguños, me dirijo directo al baño a comprobar si los de mi espalda también se han esfumado. Al llegar, este se encuentra vacío, así que me quito la camisa y al hacerlo compruebo que efectivamente, como imaginé, se han ido.

Confundido pero ante todo aliviado vuelvo a colarme la camisa. A pesar de que la desaparición de mis moretones me desconcierta a gran escala no puedo negar que me ha salvado de una gran discusión en mi casa con Bertha y Samuel. Una vez termino de arreglarme regreso a clases.
 

*** TIEMPO DESPÚES ***

 

El resto del día fue bastante normal, las clases pasaron como de costumbre, nada raro o extraño sucedió. Sin embargo, no pude concentrarme, ya que me la pase toda la clase pensando en las palabras de Arioch.

Al finalizar las clases me fui con Joseph a su casa y le comente y mostré todo lo que descubrí; desde el cartel y lo que me dijo mi hermano, hasta lo que hable con el director y la repentina desaparición de mis moretones.

Luego de tanta platica ambos concordamos de que debemos ir a su pueblo. Según Joseph los dos no fuimos seleccionados al azar, por lo que las respuestas a nuestras preguntas debe encontrarse en la raíz de todo, la cual según él, a de ser el pueblo.

Acordamos irnos el sábado en la madrugada y pasar el fin de semana allá. Al caer la noche, volví a casa.

En estos momentos me encuentro entrando a la casa y como siempre una vez entro lo primero que hago es ir a la cocina a ver que hay para comer.

Al llegar a la cocina me encuentro con mi hermano y Bertha platicando, pero en cuanto ambos notan mi presencia guardan silencio para luego observar fijamente cada paso que doy.

—Hola familia —digo como si nada al adentrarme a la cocina, abrir la nevera, sacar la jarra del agua y servirme un vaso—. ¿Qué pasa? ¿Por qué no hablan? ¿Acaso hablaban de mí? ¿Me estaban criticando? —interrogo una vez me siento en la silla que queda frente a ambos, mientras me tomo el agua. Al ver que no me contestan elevo las cejas, solo observo a mi hermano suspirar.

—Déjame ver los golpeas —pide Bertha al momento de ponerse de pie y acercarse a mí.

—¿Qué golpes? —curioseo haciéndome el desentendido.

—Tu hermano me dijo que un grupo de chicos te golpearon hasta dejarte grandes moretones en la espalda —revela al momento de llegar a mi lado.

—¡El diablo! —exclamo sorprendido para luego soltar una carcajada—. ¡Pero fue una movie que te inventaste! —le digo a mi hermano entre risas. Samuel me observa con seriedad, sin embargo yo no puedo dejar de reír.

—Vamos déjame ver —pide Bertha al momento de hacer una señal de que le muestre.

—No tengo nada Nana, sabes lo ñoño que yo, si me hubiera pasado algo te hubiese dicho para que me consintieras —manifiesto para luego quitarme la camisa y mostrarle.

Samuel se acerca y al observar que no tengo nada empieza a tallar mi espalda por lo que gruño y me alejo de él.

—¡Oye, ¿qué te pasa grito?! —chillo molesto mientras acaricio como puedo mi espalda.

—¿Conque te los quitaste? —indaga mientras trata de acercarse.

—¿Qué fue lo que te paso? —curiosea Bertha en el momento que me coloco detrás de su espalda, de modo que quede como una barrera entre Samuel que trata de acercarse y yo.

—Nada, Nana... Ya le dije. Samuel solo exagero algo que ni siquiera vio bien —insisto.

—Sé lo que vi, no estoy loco. No sé como lograste desaparecer todos esos golpes, pero lo averiguaré —asegura para luego volver a sentarse.

—Ja, te deseo suerte con eso entonces —digo con sarcasmo—. Y por favor, una vez sepas algo me avisas porque yo también quiero saber qué pasó —finalizo, para luego colocarme nuevamente la camina. Samuel frunce el ceño en señal de confusión, pero solo sonrío.

Los minutos pasaron y el tema de mis golpes queda en el olvido. En estos momentos me encuentro en la sala acompañado de Bertha y Samuel viendo un documental cuando de repente mi mirada se desvía de la televisión y se fija en una foto familiar que esta en una meseta.

—Nana ¿cuándo regresan mis padres? —curioseo sin dejar de observar la foto.

—El fin de semana, ¿por qué? —indaga sin mirarme.

—No por nada —digo pensativo, mientras lentamente desvío mi vista de la foto—. Nana por cierto antes que se me olvide, no estaré en casa este fin de semana —aviso luego de unos minutos.

—Ah sí, y... ¿A dónde iras? —pregunta con sorpresa al momento de fijar su mirada en mí.

—Iré con Joseph a su pueblo, él tiene mucho que no saluda a su abuela así que irá a verla. Me invito y como no tengo nada que hacer y tengo mucho que no salgo a ningún sitio iré con él —explico, puedo sentir la mirada fija de mi hermano, sin embargo la ignoro.

Bertha me recorre con la mirada por unos largos segundos por lo que pongo cara de niño bueno e inocente. Unos vez termina de examinarme, con los ojos entrecerrados me dice—: ¿Seguro que irán a ver a doña Jeimy? —Cuestiona desconfiada.

—Lo juro —digo con firmeza al momento de elevar mi mano derecha en señal de juramento. Bertha suspira mientras niega.

—¡Ay Sebastián eres un caso! —murmura—. Llévale un regalo —indica y asiento.

—¡¿Qué? ¿Cómo?! —exclama Samuel al escucharla—. ¿Y ya? Lo dejarás ir así sin mas —interroga incrédulo, giro a verlo molesto.

—¿Qué sucede Samuel? —indaga Bertha confundida por su actitud.

Samuel gira a verme y en ese momento le hago una mueca molesto tipo «cuidado con lo que dices» a lo que suspira nuevamente.

—Nada Nana, solo me sorprendió que aceptará tan fácilmente.

—Joseph es un chico serio y estoy segura que la señora Jeimy me avisará cualquier cosa —establece, solo asiento a su lado en señal de acuerdo.

Samuel permaneció en silencio y vista la situación y mi animo actual fue lo mejor que pudo hacer. Luego de unos minutos me despido de Bertha, me pongo de pie y me voy a mi habitación. Tan solo unos pocos segundos de haber entrado Samuel llega y cierra la puerta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.