La Chica del Lazo Rosa

°Capítulo: 17 - «¿Dónde está?».

Un incómodo silencio nos rodeó, y durante unos minutos nadie dijo una sola palabra, los nervios, la tensión y el pavor era palpable en el ambiente.

— ¡Ey! Vamos a calmarnos —Exclama Erick de repente aún con las manos levantadas, en el momento que Brad se acerca y le roza el pecho con la escopeta.

— ¿Qué significa a esto sheriff? —Cuestiona Samuel más que confundido nervioso.

—Les dije que no se adentraran solos al bosque, es peligroso —Contesta con cierto tono de burla.

—Sí, pero nunca nos explicó que el peligro sería que ustedes nos acorralarían y encañonarían por la espalda —Repelo.

—Sebastián —Gruñe mi hermano al escucharme. Elliot suelta una carcajada. Su risa desagradable vuelve aún más intolerable el aura que nos rodea.

—Me gustas Sebastián. Actúas de forma ruda y sin miedo, como todo un chico malo, aunque los dos sabemos que en realidad no lo eres —Manifiesta aún entre risas, quiero pero no le contesto—. Mírame —Ordena y cómo he querido hacerlo desde que llego lo hago. Al girar me encuentro con su rostro sonriéndome mientras me apunta con su arma, la cual cuenta con un silenciador—. ¿Qué es lo que buscas? —Inquiere al momento de volver a esa expresión sería que lo caracteriza.

—Ya se lo dije, sin embargo, y a pesar de que yo espero no hallar lo que busco, usted parece temer que lo encuentre, ya que mire cómo nos tiene —Lo acuso, este me sonríe sin mostrar sus dientes mientras me ve con ojos entrecerrados. Tarda en responderme, solo se dedica a observarme un par de minutos para luego darle una vista rápida a Brad y volver de dejar sus ojos en mí. Permanezco serio y con el rostro más inexpresivo que puedo.

— ¡Ah! ¿Lo dices por esto? —Pregunta señalando su arma, haciéndose el sorprendido. No le respondo—. ¡Oh no, chicos, no...! Por favor no piensen mal —Inicia al momento dejar de apuntarme, para luego haciéndole una señal a Brad de que baje el arma, este parece confundido por su acción, no obstante y a pesar de no querer hacerlo, termina cediendo, claramente de mala gana. Observo a Erick quien expulsa todo el aire que estaba contenido, Paul hace lo mismo solo que de manera más sutil—. Nosotros solamente estamos haciendo un recorrido de rutina, todas las semanas debo revisar que todo esté en orden y que nadie venga hacer algo indebido, ya sabes —Explica.

—Entiendo, sin embargo, no el hecho de quien lo acompañe sea un profesor de matemáticas y no otro oficial, ni la forma tan ruda en la cual nos agarró. Nosotros no somos unos delincuentes, y usted sabe por qué estamos aquí, no era la manera —Le recrimino.

—Primero que todo, él me está ayudando porque así lo decidí, y ni tú ni nadie puede cuestionar eso —Dicta con seriedad—. Segundo, era una broma, lo de... —Este al ver nuestras expresiones se calla. Ha sido una mala excusa, no obstante prefiero eso a otra cosa—. Bueno, fue solo un juego, pero ya veo que no fue bien recibido, aunque, a decir verdad tal pareciera que estaban esperando o preparados para algo así —Insinúa por último con sus ojos fijos en Michael, quien hasta el momento seguía apuntándole—. Espero tengas una licencia para eso —Advierte, señalando con su dedo índice de la mano izquierda la pistola de Mike.

—La tengo —Contesta bajando el arma y guardándola detrás de él—. Con respeto a lo que dijo..., sí, fue una pésima broma, créame que nadie al que usted le haga eso, se reirá —Manifiesta con sequedad—... y lo del arma es, porque como usted dijo, uno no sabe qué o quién se puede adentrar aquí, por lo que hay que tener algo de defensa en caso de algún peligro —Finaliza Michael. Elliot le sonríe y asiente, para luego bajar su mirada hacia mí, aún permanezco en el agujero.

—Respondiendo lo último que me dijiste Sebastián, quizás ustedes no sean delincuentes, pero no les falta mucho, porque miren lo que han hecho, ese hoyo es casi del largo y altura de Brad —Señala.

— ¡Oye! —Gruñe el castaño al escucharlo. Es la segunda vez que lo oigo decir algo con referencia a la altura del profesor, y la verdad no entiendo porque es motivo de burla para él, el chico quizás no es el hombre más alto pero tampoco lo consigo bajito, debe medir 1.79.

—Lo cubriremos y lo dejaremos como estaba —Establece Paul.

—Te equivocas, podrán rellenarlo, pero ahí quedará la marca de algo paso —Manifiesta.

—Pero con el tiempo desaparecerá —Dice Erick.

—Quizás, pero para ti y todo el que lo vio, ese lugar se verá igual —Asegura al momento de desviar su mirada al hoyo.

—Tiene razón —Digo de pronto capturando nuevamente su atención—. Tiene razón sheriff. Nos disculpamos por eso, trataremos de dejarlo lo mejor posible —Prometo. Este me sonríe y le respondo con la misma sonrisa falsa que me muestra.

— ¿Qué haces? —Indaga en el momento que me dispongo salir del agujero—. No Sebastián, sigue, yo también quiero y estoy curioso de ver qué encuentras —Establece al mismo tiempo que me hace una seña con la mano de que continúe. Observo a Brad fruncir el ceño confundido al escucharlo. Doy un visto rápido a mi hermano quien solo me niega con la cabeza que no lo haga, pero ya estoy dentro, qué más puede pasar.

Giro y vuelvo a arrodillarme, para luego empezar a quitar la tierra con mis manos donde había comenzado a ver algo asomándose. Finalmente, al dejar al descubierto lo que es lo tomo. Es la ropa de la chica, estoy seguro de que es la que cargaba en mis sueños, está destruida, sin embargo aún es notorio las gotas de sangre secas y la suciedad de la misma.

Tomo la prenda y me pongo de pie, mostrándosela a todos, Brad con el ceño fruncido y una expresión de aturdido se acerca, para luego arrebatarme la ropa con brusquedad para examinarla con atención.

— ¿Hay algo más? —Indaga serio luego de unos minutos. Solo niego—. Sigue cavando —Ordena, no puedo evitar ofuscarme al escucharlo—. ¡Qué excaves te he dicho! —Grita al ver que no hago más que verlo con el entrecejo arrugado, al momento de señalarme con la mano la pala que anteriormente había dejado—. ¡Tú! Ayúdalo —Manda a Erick. Este rápidamente niega.




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