La Chica del Lazo Rosa

°Capítulo: 20 - «Todo es culpa de ella».

Hora de almuerzo.
Jardín de la escuela.
12:20 pm
 

—Sigo pensando Sebas que tu desprecio hacia el director es un poco excesivo, al fin y al cabo, no es como si te hubiese quitado una mujer o algo semejante. —Plantea Paul antes de darle un trago de su bebida.

En estos momentos me encuentro en una de las mesas del jardín con mis amigos almorzando. Les había contado todo lo sucedido con Arioch expulsando de una manera sana, lo molesto que estaba, el solo revivir sus palabras me generaba rabia.

— ¿Lo defiendes? —Gruño ofendido de que no me entendiera.

—No, solo, no entiendo por qué tanto enojo. —Sostiene, todos parecen concordar con sus palabras.

—Vale, no hablaré más del tema. —Bufo cruzando los brazos a la altura de mi pecho, tras no sentirme comprendido ni apoyado.

—No es eso. Solo digo que...

— ¿No creen que deberíamos pasar a ver a Joseph?, hoy tampoco ha venido. —Inquiero interrumpiéndolo.

—Es muy bajo tu cambio de tema, pero me sirve. —Inicia Paul. —Erick y yo pensábamos pasar hoy después de clases a ver como sigue. —Revela.

—Me parece bien. —Murmura con la boca llena Mike.

— ¿Vendrán con nosotros? —Pregunta Erick.

—Yo no, lo siento, ya en otro momento iré —Responde Michael. —Mi tío ha estado muy histérico desde que perdí la pelea del lunes, me tiene en un entrenamiento intensivo, apenas tengo tiempo de dormir. —Establece.

Por desgracia Mike perdió la pelea que tenía planeada para el lunes. A consecuencia de ello, su rostro aun después de tres días es un completo desastre. Tiene el ojo izquierdo morado y aun hinchado, al igual que su mejilla derecha, una cortada en su labio, y un enorme moretón en su costado derecho, el cual me mostró esta mañana, su aspecto no es agradable.

— ¿Te fue muy mal con Freddy?

—La paliza que recibí en el ring fue una cosquilla comparada con la que me dio mi tío después. —Asegura. —Este ojo fue culpa de él, al igual que el de la costilla. —Revela.

— ¿Por qué te dejas de él hombre?, ya tienes la edad y la condición para mudarte solo y dejarlo. —Chilla Erick con disgusto. —Sabes que puedes irte a vivir conmigo sin pensarlo, no te haré pagar nada. Solo tienes que aparecer y ya, ni ropa debes de llevar si es el caso.

—Es cierto Mike. Sabes que cuentas con nosotros, te recibiremos sin ningún problema, al contrario. Con mucho gusto. —Sostengo.

—Lo sé chicos, pero ya ustedes conocen mis planes. No me hagan explayarme de nuevo. —Enuncia, todos bufamos. —Al fin y al cabo, fue mi culpa, llegué tan tarde que estaban a punto de darle la victoria por abandono, básicamente aparecí justo a tiempo para perder, estaba tan soñoliento que perdí en el primer round. Hasta a mí me dio vergüenza, imaginen a mi tío, que se llena la boca diciendo que soy uno de los mejores contras sus rivales.

—En ese caso me disculpo contigo Mike, por mi culpa llegaste en ese estado. —Me disculpo, pero este niega.

—No me refería a eso Sebas, no es tu culpa. —Asegura.

—Por supuesto que no. El culpable es Freddy por aprovecharse de ti, y no escucharte. Le dijiste que no estabas en condiciones y aun así te hizo subir a pelear. —Acusa Paul, Erick asiente a favor.

—Ya no sirve de nada lamentarse, si no gano la pelea que tengo este domingo, mi tío va a matarme. —Manifiesta Michael.

—Contigo definitivamente no se puede. —Bufa, Erick.

— ¿A dónde vas? —Pregunta Mike mirándome en cuanto me pongo de pie.

—Y esa pregunta, ¿A dónde va el niño una vez come? —Le responde Erick irónico.

—No creo que haya venido, no la hemos visto desde que regresamos. —Plantea Paul.

— ¿La han buscado? —Cuestiono, este niega. —Exacto. Deséenme suerte. —Digo sonriente.

No espero respuesta de su parte, me marcho a toda prisa, realmente deseo verla. Al llegar, la visualizo en el mismo lugar de siempre. Sentada debajo del gran árbol con su cabeza y espalda recostada del tronco del mismo.

Avanzo hasta detenerme frente a ella. No obstante, ella no se toma la molestia de elevar su rostro para verme, así que me agacho y siento a su lado.

—Hola. —Digo mirándola con una sonrisa, la cual no es correspondida por ella, parece molesta, aunque su expresión permanece neutra. — ¿Estás bien?

—Completamente ¿y tú? —Contesta con sequedad sin mirarme.

—Lo estaba. —Respondo en tono triste.

— ¿Por qué ya no lo estas? —Curiosea finalmente mirándome.

—Por ti. —Revelo en el mismo tono, ya que me ha funcionado, esta arquea las cejas. —Pareces no querer hablar conmigo. —La acuso a lo que ella rueda los ojos.

—Acabas de llegar y ya me estás buscando problemas. —Bufa recostándose aún más del árbol que tiene detrás y fijando su vista en el cielo.

— ¡Que no...! ¡Yo no!

—Te confieso que si estoy molesta contigo. Me has arruinado el plan, ahora tendré que tomar otro camino incierto porque el recto ya lo destruiste. —Confiesa con su mirada fija en el cielo. Frunzo el ceño confundido.

— ¿Cómo? —Inquiero atolondrado. Rubí gira a verme y tras observar mi expresión me sonríe enderezándose para entonces acercarse a mí. No sé dé que habla.

Ella permanece unos segundos escrutándome con atención. Su rostro está tan cerca que puedo sentir su respiración. Me es inevitable no observarla también, aunque a diferencia de ella mis ojos están fijos en sus labios, hoy parece estar más jugosos que nunca, el rosa de estos es intenso tanto que sin darme cuenta me encargo de humectar los míos al pasar mi lengua por estos.

— ¿Tu cabello esta más lago o me parece? —Plantea de la nada levando su mano hasta un mechón de estos. Su tacto me estremece, lo que ella nota. — ¿Puedo tocarlo o al hacerlo te estoy provocando? —Inquiere con cierta picardía sin dejar de acariciar mis risos.

—Pues sí, me provocas un poco la verdad. —Reconozco con voz temblorosa. Mis nervios le dan gracia porque sonríe antes de alejar su mano.




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