Nunca me había caracterizado por ser una persona asustadiza, por el contrario en cierto modo todo eso me atraía, pero... ¿Cómo podría tomar esta situación? por las noches siguientes luego de leer lo que quedaba de aquella libreta mi mente estaba en una especie de limbo atemporal. Sin siquiera pensar en la lógica claro, porque días después siguieron apareciendo mas de ellas en la puerta de mi patio trasero.
Y en ningún momento cruzo por mi mente cuestionar el motivo. La lectura mantenía mi atención amarrada a cada párrafo y mi corazón a medio latir, con eso rondando y la lluvia furiosa en el exterior, me senté junto al ventanal, evitando que mis ojos alcanzaran el tono carmesí a unos metros de donde estaba.
"¿Qué hace santa a un alma? es la pregunta que más ronda por mi mente cuando la imagen de Gema aparece.
Es doloroso cerrar los ojos sabiendo que sus facciones llenas de sufrimiento estarán allí. El dia que mi ángel se alejo forzosamente de mi, dejo una marca que a duras penas creo poder sanar alguna vez.
Ella lo parecía... un ángel incomprendido y turbulento que podría destruir todo a su paso.
Ni siquiera puedo decir con exactitud el orden de como sucedieron las cosas, de alguna forma mi cerebro reprimió todo eso, dejando retazos de furia y gritos abarcar todo pensamiento.
Por eso repito esa pregunta, con la inocencia, quizá, de que por alguna razón, si el alma es suficientemente pura, se halle salvación en ella. Por ella
Recuerdo vagamente cuando intente frenar cada golpe que volaba hacia mi, intente... y me cuestiono si intentar tiene algún peso sobre lo que pasó luego.
Cuando los blasfemos «como me gusta llamarles» la arrancaron de mis brazos, haciendo que la respiración abandonara mi cuerpo
Haciéndome a un lado sin siquiera mediar palabras, solo compartiendo una maldita mirada gélida, de esas que tranquilamente te hacen caer de rodillas. Nadie sabe lo que son, no podrían verlo aunque quisieran; no como los veo.
Pero de eso me di cuenta mucho después.
No fue hasta una semana más tarde que pude visitar a Gema en ese hospital, donde nadie hablaba con nadie más de la justa medida e incluso el pueblo que decía velar por su seguridad había desaparecido en interés
Es por eso, que sabia lo mal que estaba la situación y entre tanto me escabullía para verla, recababa datos que muchos daban por perdidos.
El impulso más grande que tenía en ese entonces, era mi querida musa, que, al verla tan perdida y deteriorada, me hacia querer estallar.
Algo había sucedido con ella, me negaba a creer que aquel diagnóstico tan poco detallado de lo que corría en su interior era evidencia suficiente para dejar todo así.
No cuando sabía que ella no era de esa forma, ella luchaba contra todo, incluso contra Liz y eso era algo que no estaba presente
Pero... ¿Qué puedo decir de Liz? porque aunque sabia que compartía su cuerpo, para mi era alguien completamente diferente, alguien que no podía ni quería entender.
Todo empezó la mañana del seis que dio pie dos meses después de lo que denominaba como la catástrofe, cada vez que llegaba a verla, con las flores que amaba, con algún detalle que le hiciera sentir al menos un poco de lo que generaba en mi, salía destruido de pies a cabeza, mi Gema no tenia ni la mas remota idea de quien era, por que la visitaba con tanto empeño, tarde en verlo, hasta que un descuido encendió la lampara, ya no hablaba con la mujer que había robado mi corazón tanto tiempo atrás.
Hablaba con la oscura Liz, quien parecía regodearse cada vez que notaba como fallaba mi cordura a punto de huir como si alguien me persiguiera. Y puede que si, el terror me acechaba. por fin algo de lo que me rodeaba tenia sentido, uno retorcido.
No comprendía como parecía ser el único consciente dentro de las personas que cruzaba a diario. Pero ese día, todo pareció ralentizarse; cuando me oculte casi envuelto en un ataque de llanto, apoyado en la pared que me separaba de ellas, logre ver a la causante de tanta desdicha, lo supe, simplemente lo supe
Puede que haya sido la oscuridad latente y punzante que surcaron sus ojos al verme, aunque de forma fugaz, solo un tonto no se daría cuenta de ello e instintivamente quise alejarme. Me había llevado varías semanas lograr reconectar mi mente con las imágenes que creían eran pesadillas. Pero esa mañana tan particular todo cayó como una avalancha sobre mi.
«Los gritos de Gema no eran desvaríos, eran un llamado de auxilio que quedaban opacados con la ferviente lucha de querer llegar a ella para calmarla. "no me dejes regresar" repetía una y otra vez, entre puño y empujón que logre bloquear. Quise preguntarle a donde, pero sus ojos tan vacíos cortaron toda capacidad de habla al momento que se posaron en mi. Por un lapso de tiempo ella recobró su brillo, pero pocos segundos después una sonrisa atiborrada de oscuridad nació en su garganta, cosa que me hizo palidecer. Muy en el fondo sabia que las señales estaban por doquier, pero el paso fue cortado por esa mujer de cabello ondulado y sombrero que muy impasible tomó a Gema en sus manos, alejándola de mi hasta el día de hoy»
Algo en lo que no reparé en ese instante fueron los notables símbolos que rodeaban las muñecas de Gema y también, estaban en el atuendo de esa misteriosa mujer. Símbolos que reconocí como parte del "rebaño celestial" e inmediatamente, sin perder más tiempo comencé a visitar.
No me llevo mucho tiempo captar que nadie más notaba la oscuridad y pesadumbre que emanaba aquel edificio de portones rojos, la vieja capilla, antes abandonada, relucía un inquietante brillo de fe y sin que nadie lo notara, presencie una vez dentro.