La chica finlandesa

Capitulo -3-

Ya es martes y estoy de nuevo entrando en la clínica para trabajar, Mari está sentada en mi mesa, con uno de mis lápices escribiendo en una de mis hojas.
─Mari, esas son mis cosas, no me gusta que me las cojan.
─Perdón, perdón, pensaba que, ya que somos amigos me permitirías, pero tienes razón, son tus cosas.
Ayer quise hablarte, pero con el lío de estas urgencias que llegaron a la clínica apenas tuve tiempo a hablar contigo, y hoy que es mi último día creo que tendré un día complicado, por eso estaba escribiendo en esta hoja tuya mi número de teléfono. Solo quiero que lo tengas tú, no quiero que estos doctores me estén llamando. ¿vale?
─Vale.
─Señorita Marika, puede venir usted un momento.
─ ¿Llamarme a mi doctor?
─Si, por favor.
─Ir yo ahora.
Me guiña un ojo y se va.
─Después creo que me quieren hacer una despedida, espero que vengas.
─No lo sé.
─Me haría mucha ilusión.
Me da un beso y se va.
La chica se va a la sala donde la había llamado el doctor, y al entrar ella se oyen risas y aplausos, todo el personal de la clínica estaba allí dando la despedida a la chica, estaba hasta Raúl.
─Que maja es esta Marika, si no fuera que estoy casado le proponía matrimonio.
─Sí, es muy buena chica ─Le repito.
Hoy hace un bonito día de sol y me voy al parque a comer, allí está Fermín esperándome.
─Y esa cara tan triste que me traes. ¿Qué te ha pasado?
─Nada.
Hoy traigo un poco de picadillo con patatas. ¿Quieres un poco?
─No gracias, el doctor me tiene prohibido probar eso.
─Porque, si está muy rico.
─No lo sé amigo, pero todo lo que está bueno a cierta edad te lo quitan.
Pero no me has contado aun porque tienes esa cara larga. ¿Te han reñido en el trabajo?
─No.
─ ¿Has discutido con alguien?
─No.
─Venga, no hagas a este viejo tener que estar preguntándote hasta que acierte.
─Mari se va.
─Se vuelve a su país.
─No, se va a casa de los abuelos.
─Bueno, pues eso no es tan grave.
─Luego se va a su país, aquí ya no va a trabajar más.
─Bueno, eso era algo que tenía que suceder, por lo que me contaste, ella solo había venido a enseñarles a trabajar con las nuevas máquinas, luego tendrá que ir a otras clínicas para enseñarles a otros.
─Sí.
─Esta chica te gustaba, ¿verdad?
─Es mi amiga, el sábado fuimos a comer juntos.
─ ¡Ey!, eso no me lo contaste, mira que callado me lo tenías.
Venga no estés triste de que es tu amiga, aunque se vaya seguirá siéndolo.
Al fondo vienen los doctores con Mari, y también viene Raúl, se van a comer juntos. Al pasar por mi lado Mari me dice.
─Vaya. Yo buscarte para comer juntos, ¿vienes? ─Ninguno de los otros doctores hace ningún gesto.
─Ya estoy comiendo.
─Venga vete con ellos, déjame esto para mí. ─Le dice Fermín.
─No Fermín, tú no puedes comer esto, el médico te lo tiene prohibido.
─Ya lo sé, pero te lo guardo para luego.

─Venga, comer todos ahora.
─Ya estoy comiendo Mari.
─Déjale Marika, no ves que ya está comiendo.
─Darme pena que coma solo.
─Él ya está acostumbrado a comer solo, está más a gusto así.
La cogen por el brazo y se la llevan mientras ella me dice adiós con la otra mano. Yo le digo también adiós y sigo comiendo.
─Buena chica.
─Si es mi amiga, es muy buena.
─Y tú sigues siendo muy tonto, no se deben perder oportunidades en esta vida.
─Si, yo soy tonto.
─No Andrés, no quería decir eso, tú eres muy buena persona, siempre te preocupas de todos. No eres tonto, ni se te ocurra pensarlo.

Llega la hora de cerrar la clínica, yo estoy cogiendo mi chaqueta para irme a mi casa, pero junto a la percha esta Marika.
─No, no, esta vez no te me escapas, y no me digas que no vienes a tomar algo con nosotros porque me parecerá mal.
─Pero me tengo que ir a casa.
─Sí, tienes que ir a casa, pero antes vas a tomar algo con nosotros. ¿Te gusta la cerveza?
─Un poco, pero prefiero agua, o un refresco.
─Pues ya está.
Boys, vamos al bar, invitar a unas cervezas.
Todos nos siguieron como al flautista de hamelin, les extrañaba que me llevase de la mano, pero no dijeron nada.
Entramos en el pub que hay cerca de la clínica, la verdad es que nunca había entrado. Había mucha gente que conozco, muchos me saludaron, y en una gran mesa nos sentamos todos. Mari nos invitó a cervezas y un refresco de cola para mí. Entre todos le dieron un regalo, y ella casi se pone a llorar. Yo no le había comprado un regalo, no sabía que había que hacerlo.
Estuve un buen rato escuchando como hacían chistes y ella hacía que no los entendía, entonces ellos se reían y eso no me gustaba. No me gusta que se rían de la gente porque no entiende.
─Me tengo que ir a casa a sacar a Roky. ─Lo digo, pero nadie me hace caso, así que me levanto y me voy. Cuando estoy llegando a la puerta una mano me sujeta el hombro, me giro y veo a Mari.
─ ¿Dónde te ibas sin darme un beso?
─Me voy a casa, tengo que sacar de paseo a Roky.
─Lo sé. Muchas gracias por estar aquí, ha significado mucho para mí.
─ ¿Estás llorando?
─No, simplemente me da pena irme.
─No te vayas entonces.
─Mi trabajo me reclama, además como te decía tengo que ir a ver a mis abuelos. ¿Quieres venir?
─No puedo, tengo que trabajar mañana.
─Vale, ahora no, pero hablaré con tus jefes para saber cuándo tienes vacaciones y si quieres te vienes unos días conmigo a Finlandia. ¿Te gustaría?
─Yo tengo que estar con Roky.
Unas voces de la mesa se oyen en todo el bar.
─Marika, ven a tomar más cerveza que la noche aún es joven.
─Tienes mi teléfono, cuando quieras me llamas. ¿Vale?
─Si, yo te llamo.
─Venga dame otro beso antes de irte.
Me fui para casa contento por los besos que me había dado mi amiga.

El miércoles me fui al trabajo y Mari no había ido.
Yo sigo llamando a los clientes para avisarles de las fechas en las que tienen que venir a la clínica. Es el ordenador el que me pone los nombres a los que tengo que llamar, yo apunto en la agenda que ya les he llamado para no volver a repetirlos.
Hoy una chica que acababa de salir de operarse, de cataratas, creo que me dijo, me dio un bombón de chocolate con fruta dentro, no me gusto, pero no lo escupí, mi mamá me decía que eso no está bien. No me gustan los bombones de licor, o con fruta, me gustan más los bombones rellenos de chocolate.
Se lo estoy comentando ahora a Fermín y me dice que si no me gustan que pregunte antes de que son y así les puedo decir que no.
─ ¿Ya se fue la chica? ─Me pregunta Fermín.
─Si, se fue ayer.
─ ¿Y no se despidió de ti, no te dejo un número para que la llames?.
─Sí.
─ i, ¿Qué?
─ engo su número de teléfono.
─ ¿Y ya la has llamado?
─ ¿Para decirle por qué no ha venido hoy?
─No, ya te dijo que se iba con sus abuelos. Puedes llamarla para saber si se acuerda de ti.
─Eso, luego la llamo.
─Por cierto, ¿Tu amiga Marga está soltera?
─No, ella es viuda.
─ ¿Pero tiene novio?
─No lo sé.
─A ver si un día te acompaño y me la presentas.
─¿Para qué quieres que te la presente?
─Porque cocina muy bien.
─Sí. Algunas cosas las hago yo, ella me está enseñando.
Me tengo que ir ya Fermín, mañana nos vemos.
─Mañana creo que tengo médico, si no estoy no te preocupes, ya quedamos otro día.
─Vale, ya me dices lo del médico.
─No te preocupes, es solo una revisión que me toca para mañana.
─Vale.
Los dos nos despedimos, y yo me vuelvo al trabajo. En mi cartera tengo el papel con el número de teléfono de Mari, así que la llamo antes de empezar a trabajar.
─Hola Mari.
─Hola Andrés. ¿Todo bien?
—Si, ¿qué tal tus padres?
─Son mis abuelos, están bien, ahora estoy comiendo con ellos. ¿Tú ya empiezas ahora a trabajar?
─Si, en cinco minutos tengo que recibir a la primera clienta.
─Pues muy bien. No creas que me he olvidado de hablar con tu jefe para lo de las vacaciones. ¿Te apetecería venir?
─Si, yo quiero ir contigo de vacaciones.
─Pues cuando hable con tu jefe ya te llamaré y te diré lo que tienes que hacer. ¿Vale?
─Sí, vale.
─Pero no se lo digas a nadie más, es un secreto entre nosotros.
─Yo sé guardar los secretos.
─Voy a seguir comiendo. Que tengas una buena tarde.
─Que aproveche.



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En el texto hay: cariño

Editado: 02.03.2021

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