La chica virgen #1

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Mike Gordon

Mi vida estaba a punto de ponerse de cabeza aún mas y yo todavía no lo sabía, esa mañana había estado frente al espejo por unas dos horas practicando un feo discurso para decirle al chico que estaba a tan solo unos metros de dónde me hallaba parada, pero al estar ahí mi mente se había puesto en blanco totalmente. Me quedé unos cuantos minutos allí parada como estatua, hasta que un carraspeo de su parte me trajo nuevamente a la realidad y comencé a caminar en su dirección, cuando vio mi accionar Mike comenzó a cerrar su computadora portátil y a organizar sus hojas, lo hizo con tanta tranquilidad que no le di importancia a ese hecho, pero debería habérsela dado. Tomé asiento en una silla que estaba junto a su pupitre pero en diferente fila teniendo un espacio considerable entre nosotros, mas que nada lo había hecho porque sentía que si me quedaba parada al decir el discurso mas vergonzoso que me había tocado decir en toda mi vida, y eso que una vez me hicieron escribir un poema sobre una mariposa y yo la confundí con una polilla y entonces escribí que se comía mis medias, me caería por lo temblorosas que estaban mis piernas.

—Júrame que no te asustaras ni correrás en cuanto te diga, o mas bien te pida, lo siguiente —dije rápidamente, si no hubiera sido por la bocanada de aire que había tomado antes de empezar me hubiera quedado sin respiración. 

El alzó una ceja con genuina curiosidad antes de prometer que no correría. 

—Bien —murmure comenzando a recitar mi discurso—, como sabrás estas ultimas semanas de mi vida fueron algo así como ¿Frustrantes? Si, frustrantes, por el tema de la noticia del blog del instituto —lo observé algo tenso entonces y temí que ya sospechara lo que iba a decir a continuación, pero decidí hacer cómo si no estuviera actuando extraño y seguí hablando—, hacen muchos comentarios hacia mí como 'Allá va la virgen' o me hacen preguntas tan incómodas como '¿Oye eres tan gruñona por falta de sexo?' Y realmente estoy harta de eso, entonces pensé que todo este drama es por el hecho de mi presunta virginidad, por lo tanto va a terminar cuando deje de serlo, e ideé un plan que incluye varias opciones... —apreté mis labios con nerviosismo antes de cerrar mis ojos y soltar la bomba, ignorando del hecho de que había reído por los ejemplos de frases denigrantes que me decían— En fin ¿Quieres tener sexo conmigo? No tiene porqué ser un acontecimiento importante ¿Sabes? Como dicen los chicos 'un buen polvo y ya'. 

Comencé a entre abrir mis ojos cuando no oí ningún tipo de respuesta y lo observé sonreír ligeramente de forma extraña, pensé que diría algo cómo "¿En tu casa o en la mía?". En cambio se levantó de su asiento y contradiciendo a cualquiera de las probabilidades que estaba imaginando en mi mente de su posible reacción, se inclinó sobre mí apoyando una de sus manos sobre la mesa del pupitre y la otra sobre el respaldo de la silla, quedando terriblemente cerca de mí rostro. ¿Es que a caso quería hacerlo allí mismo? Eso no era nada ético, ni mucho menos posible por el simple hecho de que las malditas paredes eran de vidrio— Así que piensas que soy tan nerd y feo que no dudaré en acostarme contigo para ayudarte —y aunque su frase estaba formulada para ser una pregunta esta sonó a afirmación. Intenté negarlo, aunque era justamente lo que pasaba, pero él me detuvo al seguir hablando—, la respuesta, querida Rebecca es no —sonrió triunfante antes de levantarse y acomodar el cuello de su camisa, me observó de arriba a abajo antes de finalizar su respuesta mordaz—, no estoy tan desesperado. 

Volvió a su asiento como si nada hubiera ocurrido y abrió su laptop simulando normalidad. 

Así, tal y como lo demostró Mike, es como se rompe el casi inexistente ego de una chica. 

Ya no tenía palabras para pronunciar y tampoco creía que él iba a tomarme algún tipo de atención, así que tomando la poca dignidad que me quedaba me puse de pie y me retiré con la frente en alto. Creía que hacer la pregunta era algo humillante, pero aquella respuesta era peor que cualquier otro tipo de humillación que había sufrido. No iba a preguntarle a nadie nunca mas aquello, los demás chicos de mi lista están totalmente descartados y también cualquier chico en el mundo, jamás volvería a dejar que me dejaran en ridículo otra vez. 

Claro que no sabía que pasaría después de eso. 

Horas mas tarde me encontraba leyendo, o intentando hacerlo, en mi habitación junto a Alina, quién no dejaba parlotear mientras yo la ignoraba completamente pero fingía que escuchaba negando a todo lo que decía, y es que con ella no se podía asentir como se supone que debes hacer cuando quieres parecer interesada ya que podrías estar metiéndote en un plan suicida que su descabellada cabeza estaba armando y eso, era algo que no quería hacer. Bastante tenía con todo lo que me estaba pasando para además hacer algo extravagante con la morena lunática. 

—No Alina, no puedes comer jamón con dulce de leche, eso es asqueroso —le dije con monotonía cuando escuché un tercio de su habladuría. ¿Ven de lo que hablo? 

—Quizá es rico y nadie se ha atrevido a probarlo —respondió a la defensiva, yo reí dedicándole una corta mirada antes de regresar a mi libro. 

—No, después vas a estar con dolor de estómago por una semana, como esa vez que creíste que sería rico comer papas fritas con helado —le recordé con voz cansina, ella nunca aprendía. 

—Pero eso si que estaba rico, solo que no me cayó muy bien, pero eso no le quita lo delicioso —y lo dijo con tanta adoración que me vi obligada a mirarla como si de un alienígena se tratara. 

Realmente no tenía ni la mas remota idea de cómo elegía a los amigos mas raros del mundo, entre ella que tenía una curiosidad extrema por cada circunstancia de la vida y Jane, quién tenía la manía de pintar con aerosol los coches, y en el caso de que no tuvieran auto... su casa, de las personas que según su juicio las denominaba "merecedores de un castigo". No tenía idea de quién estaba mas loca. 




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