La chica virgen #1

8

Hermana con estereotipo de barbie

Lancé un gran suspiro cerrando los ojos frente al espejo mientras pensaba en cómo usar el maquillaje frente a mí, nunca había sido una chica que se arreglase para ir a cualquier lugar, la única vez que me había maquillado fue para el casamiento de mi prima Lucy, y en realidad no lo hice yo misma sino que lo hizo todo Brook. Me reusaba a pedirle ayuda a mi hermana esa vez porque siempre se la pasaba burlándose de mi estilo y forma de vestir, a decir verdad lo único que aceptaba de mi guardarropas era lo único que no debía aceptar: mis lindos pijamas. Y quería demostrarles a todos que era una mujer que si quería maquillarse podía hacerlo sola y también vestirse bien si se lo proponía... Lamentablemente no tenía idea de cómo hacerlo.

Tomé el lápiz delineador, le quité la tapa y lo miré con extrañez, volví a ponerle la tapa y lo devolví a su lugar. Sabía para qué servía eso pero me asustaba, parecía doloroso. Salí del baño dirigiéndome a mi habitación dónde tomé mi computadora y la encendí, esperé a que se prendiera y abrí el navegador.

Mi única esperanza era que google me dijera cómo maquillarme.

Cómo maquillarme para una cita

Terminé de escribir y di enter, para mi alivio habían muchos enlaces... páginas ¡Y videos tutoriales en youtube! Abrí uno de los primeros videos y una chica comenzó a explicar cómo se hacía cada cosa, una vez que terminó el video mi mente ya tenía una idea de qué hacer con cada cosa, por lo tanto volví al baño, tomé uno de los maquillajes, que suponía que era la base de la que hablan en el video, y procedí a aplicarla sobre mi rostro.

—¿Qué haces poniéndote labial en tu mejilla? —escuché una voz que me hizo sobresaltar y girar mi cabeza como la niña exorcista.

—Y-yo... ¿Labial? —pregunté observando el maquillaje que estaba en un recipiente redondo y plano ¿No que los labiales eran en barra?

—Si, labial —contestó Brook riendo— ¿Tienes algo que decirme? —Oh, la pregunta acusadora y el cruce de brazos no ayudaban a mi nerviosismo del momento, y tenía también que levantar una sola ceja. Era mi fin.

Mierda.

Adiós al plan soy toda una mujer que se sabe maquillar.

Suspiré con desgano y bajé la mirada al suelo—Tengo una cita —admití en voz muy baja, casi inaudible, pero dado que estábamos en el baño todo se escuchaba mas fuerte de lo normal. Maldito eco.

Entonces pasó lo esperado: Brook lanzó un pequeño chillido de emoción y me tomó de los hombros antes de decir—Deja que yo te arreglo, vas a quedar hermosa.

Tragué con dificultad al ver su sonrisa siniestra y su emoción desbordante, realmente esperaba que no me dejara hecha un payaso con exceso de maquillaje.

...

Yyyy listo.

Había terminado mi tortura e iba a ver finalmente el resultado.

Abrí mis ojos y lo primero que vi fue a una Brook totalmente radiante y a juzgar por su expresión le gustaba lo que había hecho.

Me levanté de la cama sintiendo mis ojos mas pesados y mis labios viscosos, aunque con un agradable olor -y sabor- a fresa, caminé hacia el baño de mi habitación para verme al espejo, cómo siempre lo primero que vi fue el espejo de cuerpo completo y wow. Realmente wow. Además de maquillarme Brook me había alisado el cabello, lo dejó realmente suave y lindo, me voltee para verme en el espejo mas pequeño que estaba sobre el lavamanos y me sorprendí aún más, creía que el maquillaje que me haría mi hermana sería totalmente exagerado y quedaría cómo una muñequita plástica pero nuevamente me había sorprendido ya que el maquillaje era sencillo y a la vez llamativo, por lo que sabía me había delineado la parte de arriba de mis párpados y me había puesto algo de sombra.. era todo lo que sabía que aplicó, el resto eran cosas de nombres tan extraños que no tenia tiempo ni ganas de aprendérmelos.

Brook me observaba sonriendo desde la puerta y yo le devolví la sonrisa, tener a una hermana con estereotipo de Barbie no era del todo malo.

—Ahora hay que elegir tu ropa —dijo poniéndose seria y frotando sus manos en el modo que hacen las moscas cuando piensas que están tramando un plan. Dejé de sonreír al instante que dijo eso, no tenía ropa decente. Toda mi ropa constaba de camisas gigantes, corbatas, pantalones cortos de jean o mezclilla y pantalones largos de jean, y a menos que salir a una cita con un pijama puesto fuera algo posible no tenía nada lindo qué usar.

Ella caminó hacia mi armario antes de que pudiera detenerla, cuándo lo abrió y vio su contenido gritó. Ella realmente lo hizo.

—¿Es que no tienes ninguna falda o camiseta o vestido? —preguntó con sus ojos muy abiertos. Negué con mi cabeza mientras apretaba mis labios en una línea fina—No hagas eso se te irá el labial más rápido —dijo mientras caminaba fuera de mi habitación, yo dejé de hacerlo—¿Qué esperas? Sígueme —ordenó en un grito desde el pasillo.

Rodé los ojos antes de seguirla.

Iba a ser una larga hora. 
 

 




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