La chica virgen #1

10

La cita

 

El timbre sonó cuando el reloj marcó las ocho y media, miré a Brandon que seguía absorto viendo la televisión, y juntando mi orgullo me levanté del sillón para ir a abrir la puerta dispuesta a reclamarle por su tardanza, ser lindo no le daba el privilegio de tardar media hora más de lo acordado. Abrí la puerta encontrándome con un muy sexy Kyle del otro lado y por poco no terminé babeando frente a él, ese chico realmente tenía buenos genes y el perfume que llevaba era hipnotizador.

Antes de que pudiera decir algo su voz se escuchó, era rasposa y resultaba realmente sensual—Hola Becky, lo siento mucho es que me perdí, tu casa está bastante lejos —su mano voló a su nuca a rascarla con nerviosismo y me sentí débil porque esas simples palabras bastaron para que mi enojo por su impuntualidad se disipara—, por cierto estas hermosa —sonrió y creo que morí un poquito, santas lechugas si esa no era una sonrisa perfecta no sabía cuál sí lo sería—como siempre —agregó tomando mi mano y depositando un beso sobre mis nudillos. Qué alguien traiga a un bombero que mi rostro se esta incendiando, pensé absteniendome a abanicar mi cara para que el calor lo abandonara. No sabía que aún existían chicos que hicieran esas cosas.

—Ho-hola Kyle, si, lo se está algo lejos, no te preocupes —murmuré algo errante sin despegar mi mirada de su rostro—. Tu también estas guapo —susurré con timidez ¿Desde cuándo era tan tímida? Oh vamos Becky reacciona, sacudí mi cabeza lentamente saliendo del transe en el que entré por la belleza de Kyle y repetí con mayor decisión—, tu también estas guapo —para terminar agregé una sonrisa que rogaba pareciera coqueta.

—Gracias, por tu cumplido y por no enojarte, la verdad es que estaba algo aterrado de que te enojaras por la tardanza y decidieras no salir conmigo —dijo algo avergonzado y una punzada de culpa me recorrió al pensar que era justo como estaba hace unos minutos. Aunque tenía razones para estarlo.

—Pero no lo hice —mentí— ¿Vamos? —propuse con mi mejor sonrisa de convencimiento.

...

—¿En serio tu tía hizo eso? —dije entre risas intentando no parecer una foca ahogandose.

—Si, y después se subio a una mesa diciendo "no puedo ser controlada" —respondió riendo también.

—Eso me suena a Divergente —comenté sonriendo.

—¡A mi también! Por fin alguien que conoce Divergente —alegó con entusiasmo— a todas las personas que les conte esto tenía la esperanza de que dijeran algo al respecto, pero nadie conoce el libro —bajó su mirada hasta su plato sin perder la sonrisa. Kyle me había llevado a un restaurante ni muy lujoso ni muy precario y yo realmente creía que era el lugar perfecto.

—Me siento ofendida sabiendo que le cuentas las anecdotas de tu tia borracha a todas tus citas —dije con molestia claramente fingida.

—Nunca se lo cuento a mis citas en realidad —replicó algo tímido—, pero tu me inspiras confianza y bueno, no lo se —rió y yo hice lo mismo sin razón alguna. Tomar unos cuantos vasos de vino habían hecho efecto.

La cena siguió entre anécdotas familiares y charlas con temas banales o sin sentido alguno, al final de la noche Kyle decidió que tomo un poco de más cómo para conducir por lo que decidimos tomar un taxi, ese taxista se había ganado la loteria con nosotros, con lo lejos que quedaba mi casa nos iba a salir muy caro. Cuando el señor estacionó yo saqué mi cartera para tomar dinero y pagarle pero antes de que siquiera la abriera Kyle le entregó el suyo.

...

—No tenías que pagarlo, ahora tendrás que pagar por el viaje de vuelta lo mismo o más—dije apenada— además de que también pagaste el restaurante, no quiero que te quedes sin dinero —por lo que sabía la familia de Kyle no era exáctamente millonaria, era de clase media, y ser la causante de que su hijo gaste todo su dinero no me agradaba en lo absoluto—. Toma por el taxi —agregué mientras extendía los billetes en su dirección.

—Oh no claro que no, guarda tu dinero yo invité yo pago —sonrió a su manera única, esa típica sonrisa revolucionadora de hormonas—, además este dinero lo gane con mi trabajo y quiero gastarlo en algo que me gusta —juro que me moría lentamente a cada palabra. Acababa de prácticamente decirme que le gustaba.

—Y-yo, yo... está bien —tartamude sintiendo mis rodillas temblar.

—¿Tienes una hermana? —preguntó de repente.

—Si —respondí con el ceño ligeramente fruncido— ¿Por?

—¿Es rubia y se viste de rosa? —volvió a preguntar describiendo a Brook a la perfección.

—¿La conoces? —pregunté yo esa vez.

—No voltees, pero esta espiando por la ventana —abrí los ojos con sorpresa y luché contra mi impulso de querer voltearme a corroborar si era cierto, aunque estaba segura de que estaba allí, espiar por la ventana cuando su hermanita llegaba de una cita era algo que ciertamente Brook haría. Mis impulsos fueron más fuertes que yo y voltee sin disimulación alguna, pero la cortina del living estaba cerrada y no había rastros de una espía rubia.

—Allí no hay... —comencé a decir mientras volteaba pero algo me calló, algo realmente suave y dulce, si no hubiera estado tan soprendida hubiera lanzado un suspiro mientras continuaba el beso y hubiera enredado mis manos en su cabello pero una vez más mis impusos me ganaron y mi mano viajó hasta su mejilla estampandose con fuerza. En cuanto eso pasó caí en cuenta de lo que había pasado, mis ojos se abrieron más de lo normal y empecé a murmurar mil pedidos de disculpa—Lo siento, lo siento mucho es que me sorprendiste y lo siento, lo siento, lo siento —imploré con angustia y verguenza.

—Tranquila Becky —dijo con voz suave pero no podía calmarme ¡Acababa de golpear a un sex-simbol que me tenía loca!

—No puedo, en serio lo siento, perdón... —ar

iesgandose a un nuevo golpe Kyle volvió a plantar sus dulces labios sobre los mios mientras pasaba sus brazos por mi cintura y esa vez no lo golpee, ni nada parecido, solo me derreti lentamente en sus brazos.




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