La chica virgen #1

14

Las apariencias engañan

Una vez que estuve en la puerta de la habitación de Christian tomé el picaporte y lentamente giré la perilla, cuando escuché el suave tick que me indicaba que la puerta estaba abierta festeje interiormente, no le había puesto seguro a la puerta. Empuje la madera despacio y la luz del pasillo se filtró en la habitación dejando que el cuerpo tumbado del rubio fuera visible para mí. Estaba acostado boca abajo con un brazo colgando de la cama y la boca abierta, además tenía suerte si sus ronquidos no se escuchan de allí a tres cuadras.


Ni bien

cerré la puerta detrás de mí y mis ojos se acostumbraron a la oscuridad, seguí con mis pasos sigilosos hasta la cama de Christian, entorne mis ojos para tener una mejor visión y él se movio, me quede quieta en mi lugar. Giró tirando su brazo que anteriormente se encontraba colgando haciendo que choque contra la pared con fuerza. Torci mis labios en una mueca de dolor compartido mientras abría mis ojos con alerta, esperé unos segundos en la misma posición y una vez que volví a escuchar sus ronquidos seguí caminando hasta quedar al borde de su cama. Metí una de mis manos en el bolsillo trasero de mi pijama y saqué una soga gruesa, con delicadeza tomé su brazo derecho subiéndolo hasta arriba de su cabeza e hice lo mismo con el otro brazo, al tener los dos brazos en el lugar correcto proseguí a deslizar la soga entre sus muñecas de forma que quedaran bien amarradas y por último até la soga por la cabecera de su cama, haber sido niña exploradora de pequeña me dio la capacidad de saber hacer buenos nudos.

Cuando ya estaba el nudo hecho y ajustado me subí a su cama para despertarlo-Christian -dije en voz alta sacudiéndolo despacio, pero él seguía en su quinto sueño.

Seguí con mis intentos de despertarlo con sacudidas pero no logré hacerlo reaccionar por lo que finalmente llegó la hora de usar mi último recurso. Me subí sobre él sin delicadeza alguna y me senté a horcajadas sobre su panza con fuerza para que finalmente abriera sus ojos por la falta de aire repentina ¡Bingo!-¿Qué carajos? -dijo con voz estrangulada, intentó mover sus manos y se dio cuenta de que las tenía atadas. Miró en mi dirección entrecerrando los ojos y luego de unos minutos en silencio reaccionó- ¿Becky? -cuestionó sorprendido y aunque no logré ver su rostro detalladamente sabía que una sonrisa con sorna acaparaba su rostro- Sabía que me tenías ganas pero no sabía que tantas como para atarme y violarme mientras duermo -dijo empujando con más fuerza la soga pero sin ningún resultado positivo en el movimiento.

-Cállate -chille mientras me levantaba y volvía a caer con fuerza sobre su estomago provocando que se retorciera debajo de mí-. Dime qué sabes -susurré desafiante.

-¿Qué se de qué? -preguntó haciéndose el desentendido y tragando con fuerza, tanto que se escuchó el leve sonido de la saliva pasando por su garganta.

-Ya sabes de qué hablo Darrell -me levanté una vez más y amague con dejarme caer, él se removió con desesperación empujando con más fuerza en un intento fallido de liberación.

-No, no otra vez -ruega, mientras no dejaba de intentar zafarse de la soga.

-Entonces habla -ordene poniendo mis manos en su pecho para sostenerme.

-No puedo -dijo suplicante.

-¿Cómo que no puedes? -pregunté frunciendo el ceño.

-No puedo Bec -susurró y luego lanzó un suspiro de frustración- sabes que te lo diría a la primera si pudiera -admitió entre dientes y yo sonreí levemente sabiendo que era cierto, Christian de alguna u otra forma siempre terminaba diciéndome las cosas que quería saber.

-¿Por qué no puedes? -Pregunté con más calma.

-Una promesa -murmuró en voz baja.

-¿Qué promesa? -pregunté con la incertidumbre creciendo más y más.

-No puedo decírtelo Becky -mascullo con rendición-, no puedo -susurró.

Suspiré con impotencia sabiendo que no iba a poder sacarle información esta vez a Christian, cuando hacía una promesa la cumplía, era una de sus pocas virtudes aunque a veces lograba ser un defecto, me senté lentamente sobre su estomago antes de hacer una pregunta que sabía que él si podía contestar sin tener que revelar nada sobre su promesa-¿Él es malo? -murmure mirando hacia los costados y dejando mi vista posada en la ventana abierta de su habitación, por la cual una débil brisa recorría el lugar. Aunque aún así el lugar estaba subido de temperatura, y no tenía nada que ver con un Christian sin camiseta maniatado en una cama debajo de mí... Claro que no.

Luego de un silencio prolongado su voz me trajo devuelta a la realidad-Sí -susurró casi inaudible y yo cerré los ojos con fuerza tratando de recordar la pregunta que había hecho hacía un momento, cuando recordé hice una mueca de confusión.

Kyle siempre me había parecido tan lindo y atento con todos y todas, pero ya saben lo que dicen: las apariencias engañan. No sé qué había hecho para que Christian tuviera esa imagen de él pero iba a averiguarlo, aunque eso significara que debía seguir saliendo con él.

-¿Puedes desatarme? -preguntó tirando de la cuerda una vez más.

-Claro -respondí sonriente- ...que no -terminé después de unos segundos transformando mi sonrisa risueña en una pícara.

-¿Qué quieres hacerme? -ronroneó con galantería.

Acerqué mi rostro al suyo mordiendo mi labio inferior-Quiero -susurré despacio rozando sus labios con los míos, cuando el subió su rostro para romper totalmente el espacio entre nosotros levanté mi cabeza alejándome- ...que Jane entre -finalicé de una vez por todas la oración sonriendo.

-¿Jane? -preguntó entre confundido y aterrado.

La puerta de la habitación se abrió dejando a la vista a mi rubia amiga con pintura y maquillaje en sus manos.

-Jane, Jane esta en la casa -canturreó ella con una sonrisa de maniática en su rostro y yo lancé una carcajada.




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