La chica virgen #1

16

Rick el demonio

Estaba irritada, mi día se ponía cada vez peor. Esa mañana al despertar había pensado que todo iba a salir bien, los pajaros cantaban, el clima estaba perfecto y mi cabello estaba casi manejable. Pero ese fue un pequeño engaño de la vida porque ahora no podía estar mas frustrada, Ricardo y Kyle se habían convertido en lapas, a dónde quiera que iba ellos hacían acto de presencia.

Kyle no dejaba de intentar besarme y Rick, bueno, él estaba a mi lado justo en ese momento.

-Hola preciosa, ¿has pensado en mi propuesta? Yo se que quieres conmigo, no te hagas de rogar mujer.

Insufrible. Sus insinuaciones cochinas estaban llevando al límite a mi paciencia. Si seguían molestandome insultaría y golpearia en área estudiantil, mi legajo se vería manchado de por vida pero al menos pararía mi tortura. Por otra parte muy satisfactoria pero al mismo tiempo inquietante Christian no había dado señales de batalla. Lo había visto por los pasillos en mas de una ocasión y no había soltado ninguna palabra molesta en contra mío. Sospechoso, y mucho mas después de una broma a su persona de tal magnitud como lo habían sido esas fotografías en la red.

-Que no, pesado, deja de molestar que no soy una pu...ta -bajé el volumen de mi voz a último momento al darme cuenta de lo que estaba diciendo.

Él pareció ignorar mi frase amenazadora porque sonrió pasando su brazo por encima de mis hombros.

-Sabes que quieres.

Tome una bocanada de aire sintiendo mi garganta hecha un nudo. Él seguía asustandome, nada cambiaba tan rápido. Además estaba el hecho de que su boca se había pegado demasiado a mi oído y su aliento me erizaba los pelos de la nuca.

-N-no.

Maldije mentalmente por tartamudear en un momento como ese. Debía parecer fuerte y decida, no torpe y débil. Veía a Rick como un demonio que se alimentaba del miedo de los demás al estilo Freddy Krueger, exageraba, claro, y comenzaba a verlo menos amenazador con el pasar del tiempo, si él hubiera querido forzarme a hacer algo que no quería o hacerme daño ya lo hubiera hecho. Pero eso no eliminaba su historial delictivo, aquella historia sobre él y las carreras ilegales rondaba por ahí como si fuera una leyenda.

Me deshice de su agarre con rapidez, estaba ocupando mi espacio personal y eso me estaba alterando un poquito. Cuide que no volviera a tomarme con sus brazos al darme la vuelta y apoyar mi espalda sobre el casillero de alguien, él me observó en silencio por un tiempo que pareció interminable y al final, sonrió.

Una sonrisa geniuna, sin ningún tipo de maldad.

Y dijo-Eres linda.

Como si no lo hubiera notado hasta ese momento, parecía alguien descubriendo un gran secreto y mis mejillas se sintieron fuego por ese instante.

Debía admitir que esa sonrisa me gustaba. Aunque no podía dejar de repetirme que Rick era un tipo muy cambiante.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.