La chica virgen #1

19

Fuerza y debilidad

La semana que Brook, Fred y yo compartimos fue totalmente agradable, a pesar de las bromas pesadas que nos hicimos los unos a los otros la pasamos increíble. Fred se había ido el día anterior y Brook y yo volvimos a nuestras vidas de siempre, separadas casi todo el día, hicimos que él prometiera volver en vacaciones, aunque no era necesario dado que siempre venía a ver a su familia igualmente.

Alina y Jane se habían puesto en plan mejores amigas celosas por todo el tiempo que le había dedicado a Fred y que a ellas "las dejé de lado", si bien no había salido ni hecho nada fuera del instituto con ellas por toda esa semana, debían comprender que no tenía la oportunidad de verlo todos los días del año y debía aprovechar el tiempo que nos visitaba, él era el único amigo de mi hermana que me agradaba y hasta llegaba a caerme mejor que su novio, aunque Mike era alguien adorable. Volviendo a mis muy celosas amigas, sus actitudes me habían resultado muy egoístas y sus reclamos absurdos, por no mencionar inmaduros. A mi pesar debía admitir que me sorprendió el hecho de que Jane se hubiera unido al reproche, ella solía ser la mas cuerda entre mis dos amigas, Alina si solía hacer ese tipo de berrinches con frecuencia.

Por otro lado estaba el tema de Rick y Kyle, los dos muchachos seguían siendo muy pesados, aunque sabían como hacer que una chica cayera a sus pies, claro, si la chica fuera paciente porque a mí me molestaban muchísimo las insistencias.

Debía confesar que Kyle había logrado volver a besarme, y había resultado un total fracaso con f mayúscula.

El timbre del receso sonó indicando su inicio, por lo que con un "aleluya" dicho en voz baja y cansina comencé a tomar mis cosas para retirarme del salón, en eso una figura se plantó frente a mí que me obligó a subir la mirada, no me sorprendió ver que era Kyle, las razones eran obvias, y a mi mente no pudieron dejar de llegar pensamientos indecentes dado que seguía estando igual de bueno que siempre. Su mirada estaba clavada en mí, parecía estar poniendo todo su encanto en una pose digna de portada de revista. Me puse de pie sin despegarle la mirada y en ese momento el se abalanzó sobre mí y comenzó a besarme como un animal salvaje, aunque me parecía irresistible ese beso no me había gustado para nada, intenté alejarlo pero sus brazos estaban apretados a mi alrededor reteniéndome y sus labios estaban tan pegados que solo lograba soltar sonidos incoherentes que al parecer el relacionó con gemidos porque hizo que se intensificara aún mas el beso abriéndose paso a mi cavidad bucal con su lengua. Necesitaba aire y él me lo estaba robando, no me gustaba nada lo que ocurría.

Escuché la puerta abrirse e instintivamente me sacudí desesperadamente para que quién quiera que fuera el o la que había entrado se diera cuenta de que ese beso no era deseado.

-¿Qué mier... ¡Suéltala imbécil!

Esa voz había sonado furiosa, y segundos después me sentí liberada cuando me sacaron a Kyle de encima, hasta entonces pude ver que Christian había sido mi rescatista. Me sentí realmente afortunada de que fuera él quien había llegado y no otro desconocido que posiblemente hubiera pensado que nos estábamos dando el lote y hubiera salido corriendo despavorido.

Recuperando mi aliento robado pude presenciar una penosa pelea que ni siquiera tenía caso parar, resumiendo las cuentas Kyle había resultado ser un debilucho y no había logrado parar ni devolver decentemente ningún golpe de Christian, y este luego de dos ataques decidió que era inútil seguir ya que había demasiada desventaja y solo me tomó de la muñeca y me instó a salir del salón junto a él. En ese momento me di cuenta de lo fuerte que era Christian, aunque en cierto punto ya lo sabía de antemano, es decir no cualquier debilucho llegaba a ser el mariscal de campo.

Extrañamente Christian no volvió a hablarme desde ese día, tampoco fue a mi casa cuando su familia lo hizo y huía de mi cuando intentaba atraparlo con la guardia baja.

Esa tarde me encontraba en las caballerizas dejando que mis pensamientos se mezclaran, un suspiro abandonó mis labios mientras caminaba hasta llegar hasta el sitio de Mina, mi yegua, a la cuál sonreí con cariño antes de abrir su puerta y sacarla de allí. Había decidido montar, necesitaba un poco de liberación y los caballos lograban relajarme un montón. La escuché relinchar y resoplar cuando sus patas dieron unos pocos pasos, mientras acariciaba su pelaje le pregunté en un suave murmullo- ¿Quieres ir a dar una vuelta bonita? -esperé tontamente que la yegua me contestara-. Claro que sí quiero Becky -me auto contesté fingiendo una voz mas aguda y sintiéndome idiota, aunque a veces era bueno bromear conmigo misma, me hacía sentir menos miserable.

-Creo que Rayo también quiere dar una vuelta.

Santas lechugas, mi corazón dio un salto por el susto y mi cuerpo lo imitó. Voltee mi rostro y me encontré con un relajado Christian mirando al hermoso caballo negro de mi hermano, Rayo. Brandon nunca lo usa porque no le gusta montar, así que prácticamente es de Christian quién cada vez que tiene oportunidad lo saca a dar unas vueltas y a tomar aire, aunque esas semanas no había podido ir con frecuencia dado que la final del campeonato estaba cerca y los entrenamientos se habían intensificado, lo sabía porque Alina no dejaba de quejarse de que ella debía hacer todas las tareas de la casa porque el señorito nunca se encontraba allí y cuando estaba se hallaba totalmente agotado.

-Si, creo que te extrañó -dije en voz algo baja escuchando como Rayo hacía ruidos por la llegada del rubio pero sin quitarle la mirada de encima a Christian temiendo de que si me volteaba él iba a irse.

-Y yo lo extrañé a él -contestó caminando hacia el caballo, al sacarlo le acarició el lomo del mismo modo que había hecho yo con mina minutos atrás.




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