La chica virgen #1

23

Trágame tierra

Observaba a mi papá que estaba dándole de comer a las gallinas, mientras tomaba un vaso de limonada saciando la sed que me había provocado el día de trabajo con los animales, por ser sábado mi padre me habia dado muchas tareas para hacer y aunque estaba más que acostumbrada a hacer cosas que requerían de mucha capacidad física siempre terminaba excesivamente cansada, a veces me preguntaba qué harían las adolescentes normales un sábado por la mañana y parte de la tarde, dormir hasta tarde seguro. En mis años de vida había dormido hasta más de las siete de la mañana muy pocas veces

—Oye Becky —escuché a mi madre llamándome y voltee a mirarla.

—¿Si? —indague.

—¿Hoy vendrá alguien a casa? —preguntó mientras miraba hacia los costados con nerviosismo.

—Si, vendrán Jane y Alina ¿Por qué? —expliqué algo confundida por su accionar.

—Oh —un sonrojo leve se esparcio por sus mejillas—, es que tu padre y yo saldremos, toda la noche, a festejar nuestro aniversario —siseo tímidamente mirando hacia abajo. La timidez y la calidez de mi madre era algo que no había heredado en mi propia personalidad.

—Bien, prometo no destruir nada mientras no están —di un trago más a mi limonada mientras la miraba.

—No te puedes quedar sola —dijo mirándome con inquietud.

—No me quedo sola, vienen las chicas y supongo que tengo que cuidar a Brandon —contesté con obviedad mientras jugueteaba con el vaso entre mis manos.

—Brandon se va a la casa de un amigo a dormir, y no es que no confíe en ustedes pero no quiero que se queden solas un sábado por la noche aquí, estamos en un lugar alejado de todo ¿Qué si les pasa algo? Yo quiero estar tranquila, saber que van a estar bien —la preocupación es palpable en su voz— ¿No pueden ir a la casa de Alina?

Detuve mi vaso en el camino que estaba recorriendo cuándo estaba rozando mis labios y miré a mi madre con nerviosismo bajándolo y dejándolo sobre la mesa. Ir a casa de Alina era igual a ver a Christian, pero no podía decir que no, levantaría sospechas— Claro —dije finalmente con una sonrisa forzada esperando que se viera al menos un ochenta porciento real.

—Oh, sabía que entenderías cariño —exclamó con felicidad caminando hasta donde me encontraba y plantando un sonoro beso en mi mejilla.

Claro mamá, entiendo. Maldita sea.

¿Es que había hecho algo malo en mi otra vida y entonces el karma me atacaba en esta?

...

Toqué el timbre de la casa Darrell dos veces rogando por que no me abriera Christian o sí me abría otra persona que él no estuviera cerca para verme, unos segundos después escuché un grito que decía "ya va" y mi nerviosismo crecio ¿Desde cuándo me ponía tan nerviosa por un chico? Debía dejar de ver películas románticas con Alina estaban afectando a mis reacciones.

Unos minutos pasaron antes de que la señora Darrell abriera la puerta con una sonrisa plasmada en el rostro—Hola Rebecca ¿Cómo estas? —dijo ni bien me vio. Ella era una de las pocas personas que me llamaban por mi nombre de pila.

—Hola Kattia, muy bien ¿y tu? —La señora Darrell era como una segunda madre para mí por lo tanto tenía la suficiente confianza con ella para hablarle de tú. 

—Bien, pasa. Alina fue a comprar algo al súper con Christian pero enseguida vuelven —comentó y entonces sentí un gran alivio repentino.

—Esta bien Kattia, voy a esperarla en la habitación —exclame caminando rápidamente hacia las escaleras.

—Bien ¿ya cenaste? —gritó desde abajo cuando ya estaba por llegar al final de la escalera.

—¡Sí! —mentí sintiendo mi estomago retorcerse por el hambre que tenía. Ya le pediría a Alina unos aperitivos cuando viniera para no tener que dejar mi ahora buen refugio anti rubios.

—Hola Jane —dije al entrar a la habitación sin mirar para comprobar su presencia pero aún así sabiendo que se encontraba ya allí.

—Hola Becky —dijo una voz varonil, esa no es Jane—, se que soy rubio pero no me perezco tanto a Jane ¿o sí?

—¡Mike! —chillé con sorpresa— ¿Qué haces aquí?

—Vivo aquí —contestó con obviedad.

—Me refiero a la habitación de Alina —aclaré mientras dejaba mi bolso en el piso a un lado de la puerta aún abierta.

—La pequeña arpía robó mis medias de la suerte —respondió con dramatización exagerada.

—No creo que haya sido ella, nadie se anima a tocar esas sucias medias más que...

No me dejó terminar la oración cuando con los ojos abiertos de par en par exclamó— ¡Mamá no laves mis medias! —mientras salía de la habitación como alma que lleva el diablo. Sin poder evitarlo una carcajada se me escapó.

Cerré la puerta de la habitación mientras tarareaba una canción que se me había quedado pegada hace días y al voltearme pegué un salto al encontrarme con una chica rubia de rizos descontrolados.

—Que susto mujer —dije llevando una mano a mi pecho. Seguía preguntándome como hacía para ser tan sigilosa.

—Lo siento —dijo mientras reía haciendo ruidos semejantes a un cerdito.

—Deja de meterte a las casas como un delincuente o espía Jane —le reñi apuntándola con mi dedo índice.

—Sabes que lo seguiré haciendo —rodé mis ojos ante su respuesta y caminé hacia la cama para después dejarme caer sobre ella— ¿Y Ali? —preguntó imitando mi acción.

—Fue a comprar con Christian —murmure en voz baja escondiéndome de a poco bajo una almohada.

—Ya ha pasado el día que dijiste que le dirías a Al sobre el beso Becky —me recordó y aunque no la miraba sabía que me observaba acusatoriamente.

—Lo se —sisee con frustración.

Unos gritos provenientes del piso de abajo se escucharon de repente haciéndome saber que los mellizos -que no se parecen ni en el color de pelo- habían llegado. Alina y Christian.

Abrí mis ojos en alerta y me incorporé sobre la cama, escuché a Jane reír por lo bajo y le dediqué una mirada no muy bonita antes de darle un pequeño golpe en la pierna. Las voces cada vez estaban más cerca y su conversación dejaba de ser un murmullo inentendible dejando que sus palabras se escucharan claramente, al parecer Alina no había querido traer el chocolate favorito de Christian y eso causó el alboroto pero realmente no me importaba su problema solo rogaba que no me viera, ni que yo lo viera a él ¿No podía ser tan difícil verdad?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.