La chica virgen #1

27

Plan fallido

Oh no, oh no.

¿Qué se suponía que estaba a punto de hacer?

Creo que relacionarme con gente como Rick me estaba afectando ¿En qué momento me había dejado convencer de eso? Me encontraba vestida con una mini falda y un top que dejaba al descubierto mi ombligo, llevaba unos tacones inmensos y mi rostro estaba maquillado con un negro intenso para mis ojos y un rosa pálido para mis labios, me negué al rojo puta, aunque debí negarme un poco más a la falda ¡Era una miniatura! Fuera de mi casa se encontraba Rick Herber con pose intimidante junto a su motocicleta.

Miré mi atuendo una vez más frente a la puerta principal de mi casa y negué con la cabeza con el ceño fruncido. No podía ir así al instituto, no con la falda al menos. Voltee sobre mi lugar y comencé a trotar lo más rápido que podía, teniendo en cuenta que tenía dos montañas en miniatura en mis pies, hacia las escaleras. Las subí rápidamente cayéndome un par de veces de rodilla pero al final logré llegar a la segunda planta, seguí con mi paso apresurado hasta llegar a mi habitación con mis rodillas rojas y adoloridas. Quite mis zapatos ni bien entré y suspire aliviada, caminé hasta mi armario y rebusque entre mis cosas hasta encontrar un pantalón corto de tiro alto. Perfecto. Sin pensarlo comencé a quitar la ajustada segunda piel que se quería hacer pasar por una prenda de ropa, es que vamos era una telita de nada ¿Cómo hacían las otras chicas para que no se les viera más de lo necesario? Cuando logré sacarla sonreí triunfante, como si de una guerra ganada se tratara (y... era más o menos lo mismo) me puse mis cómodos shorts y el alivio me inundó al saber que nadie vería mis partes privadas, eso estaba mucho mejor. Dirigí mi mirada a los zapatos del demonio y me negué a volver a ponerme esas armas asesinas.

Volví a mi armario pero para buscar mis zapatillas esa vez, no logré hallar medias pares por lo que tuve que ponerme unas que se veían similares. Nadie iba a fijarse tanto en mis medias después de todo. Una vez lista bajé nuevamente pero sintiéndome más ligera, el top era ajustado pero no me incomodaba ya que no tenía nada en la parte de arriba como para llamar la atención además de que gracias al pantalón corto de tiro alto solo se lograba exhibir una fina línea de la piel de mi estomago.

Cuando salí de mi hogar finalmente me encontré con un muy ceñudo Rick.

—¿Por qué tardaste tanto? —preguntó volteándose a mirarme, examinó mi vestuario y sonrió levemente—. Nada mal, aunque podrías haberte esforzado más —comentó con frivolidad, pero bien sabía que era un blandito por dentro. Sorprendía cuánto se llegaba a conocer a una persona tras hablar tonterias y armar planes toda una noche—, pero bueno, con llegar conmigo ya vas a ser toda una noticia, y después el beso público, ufff tendrán noticia hasta para dentro de dos años —terminó sonriendo de una forma escalofriante, recordándome el porqué le temía antes aunque no logró calar muy hondo para llegar a asustarme como solía hacerlo.

—Yo no estoy segura de...

No logré terminar la bochornosa oración y miré hacia abajo.

—Becky —dijo con más calidez esa vez—, si no quieres hacer lo del beso lo entiendo, esto es solo una diversión para mí, hace mucho que no hago nada interesante en el instituto pero no por eso debo arrastrarte a ti también.

Suspire aliviada luego de las palabras de Rick—Gracias —murmure sonriendo mientras tiraba el top hacia  abajo, al parecer la prenda no podía quedarse en su lugar y se subía.

Él dirigió su mirada hacia mis manos y sonrió de lado antes de tomar su mochila y buscar algo dentro de ella, luego de un tiempo pareció encontrarlo.

—Toma —dijo extendiendo una tela negra, con curiosidad la tomé y desdoble la prenda, sorprendiéndome al encontrar una femenina remera con el logo de nirvana—, póntelo y sube —dijo autoritario— es de mi prima, se suponía que iba a llevársela después del instituto a su academia de baile pero tú lo necesitas más ahora —aclaró subiéndose a la moto.

—Pero podría... —apunté hacia mi casa que se encontraba a mi espalda con mi dedo pulgar.

—No hay tiempo —dijo con sequedad.

Sin rechistar me puse la remera y me subí detrás de él, para sostenerme me agarré de los barrotes de hierro que se encontraban en la parte trasera, me resultaba un tanto incómodo abrazar a alguien en una moto mientras tenía otra posibilidad.

Cuando llegamos al instituto ya eran pasadas las siete y media por lo que no había nadie afuera para ver nuestra llegada.

Plan arruinado.

Se suponía que llegaríamos juntos y todos mirarían boquiabiertos y sorprendidos ¿Alguna vez dije que tenía mucha mala suerte? Porque realmente la tenía.

Bufando me bajé de la moto para encaminarme hacia adentro del establecimiento, en los pasillos solo estaban los rezagados y flojos que no tienen ganas de entrar a clase aún, no tardé en sentir que Rick estaba a mi lado pero no le presté atención mientras seguía caminando hacia mi casillero, las personas miraban en nuestra direccion y eso me dio el valor que necesitaba para cumplir con la segunda parte del plan. Voltee para tomar a Rick de la camisa y atraerlo hacia mí para plantar un beso en sus labios, extrañamente se sentía bien, malditamente bien.

Esperen... ¿Camisa? Rick no usaba camisas y podía sentir los botones que la cerraban debajo de mis dedos. Abrí los ojos con sorpresa encontrándome con unos obres verdes muy conocidos. Me aleje de inmediato llevando una mano a mis labios.

—Christian yo...

Antes de poder decir otra cosa salí corriendo en dirección a la salida del instituto, esperando que no me siguiera, pero al sentir sus pisadas apresuradas detrás de mí perdí la esperanza de que así fuera.

—Bec —lo escuché llamarme, pero no me detuve—, Bec espera —insistía y por mi falta de ejercitación paré con la respiración agitada y sintiendo un poco de sudor en la nuca, voltee a mirarlo y él al contrario de mí se encontraba en perfectas condiciones, completamente radiante. Maldito deportista.




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