La chica virgen #1

28

Baile cachondo

Miré a Christian por largos minutos sin decir nada y aún con la boca abierta. Él una vez calmado, al perecer, se dio cuenta de sus palabras y por primera vez en todos los años de conocerlo pude ver un leve sonrojo en sus mejillas.

—Becky, sé que no soy el chico perfecto, que soy tonto y solía ser mujeriego pero no puedo evitar lo que siento por ti, intente que me dejaras de gustar buscándote defectos pero maldita sea no tienes ninguno, eres inteligente, hermosa, no necesitas mostrar piel para hacer que me vuelva loco por ti, me gustas demasiado pero sé que ahora o correrás o me ignorarás por el resto de tu vida —dijo con tristeza bajando la mirada.

Tomé aire sintiendo corrientes recorriendo todo mi cuerpo, lo seguí mirando y decidí dejar la cobardía de lado y avanzar un paso hacia él.

—No voy a correr, ni a ignorarte —murmure haciendo que levantara sus ojos hasta que nuestras miradas conectaran.

—¿Y qué harás? Si quieres golpearme puedes hacerlo yo no... —no dejé que terminara su frase porque tomé el cuello de su camisa, entonces sabiendo muy bien de quién se trata, y lo atraje hacia mí para capturar sus labios con los míos. Él al principio no reaccionó pero luego de unos segundos sentí sus brazos rodear mi cintura, estrechándome con fuerza contra sí, queriendo que estemos más juntos de lo que ya estábamos. Sus labios recorrieron los míos con ansias, su sabor y calor caló hondo en mis sentidos por un momento nada mas existió. Eramos sólo nosotros deleitandonos el uno al otro con necesidad, había reprochado tantas veces a esas parejas que compartían ese tipo de espectáculos en la vía pública y ahora era una de ellos y no me podía importar menos que alguien pudiera estar observandonos.

Poco a poco el beso desesperado se volvió uno más tranquilo y sin prisa terminando sólo con pequeños besos cortos, pausados y una falta de aire impresionante.

—¿Eso quiere decir que tengo una oportunidad? —preguntó juntando nuestras frentes aún sin abrir los ojos.

—Eso quiere decir que tienes una oportunidad —concorde sonriendo todavía sin lograr controlar mi respiración.

Su sonrisa apareció de inmediato y su expresión de felicidad era tan real que no podía dudar de él, cuándo estaba por volver a besarme me di cuenta de las circunstancias y me aleje con los ojos abiertos de par en par.

—No me digas que te arrepentiste —susurró con miedo, mirándome con ojos tristes.

—Claro que no —aclaré moviendo mis manos— ¡Llego tarde a clases! —exclame en forma de explicación para luego rodearlo y correr nuevamente en dirección al instituto—, te veo en el receso —grité volteando mi rostro en su dirección por un segundo, él estaba riendo a carcajadas mientras se despedía con su mano, si tenía suerte me iban a dejarme entrar y extrañamente me sentía la persona más suertuda del mundo ese día.

Sonreí y lancé una risita tonta sin dejar de apresurarme.

...

—Repite lo que acabas de decir —pedía Jane con cautela y lentitud mirándome con ojos de gato, totalmente expectantes y calculadores.

—Christian se me confesó y me di cuenta de que me gusta —balbucee mirando hacia el suelo mientras movía mi pie como una niña siendo regañada.

—¡Hasta que al fin pasó! —gritó mi rubia amiga logrando que le dirigiera una mirada de sorpresa ¿De qué hablaba?— Se tardaron tanto en aceptarlo.

—¿Tú lo sabias? —pregunté confundida.

Ella rodó los ojos como si fuera la cosa más obvia del mundo.

—No hay una persona que no se de cuenta de que ustedes dos están locos el uno por el otro, solo hay que verlos juntos para saberlo —declaró en forma calmada y serena.

—¿Qué sucede? Escuché un grito de Jane —dijo Alina llegando desde un pasillo con sus brazos llenos de libros, no sabía cómo una persona tan pequeñita podía cargar tanto peso.

—¡Becky y Christian son novios! —chillo Jane en respuesta provocando que la morena dejara caer todos sus libros al suelo y abriera su boca con sorpresa exagerada. Ay, no.

—¿Cómo que son novios? ¿Cuándo paso? ¿Dónde? ¿Por qué? ¡Hablen, no se queden calladas! —exclamó Al rápidamente dando saltitos en su lugar.

—¡No somos novios! —grité en mi defensa mirando a ambas chicas simultáneamente.

—Ya estoy confundida, entonces ¿Por qué Jane dice que sí? —cuestionó cruzándose de brazos y haciendo una tierna mueca tirando su labio inferior hacia arriba, yo reí por su actitud infantil.

—Que se me haya confesado y nos hayamos besado no significa que seamos novios —le indiqué a Jane mientras la apuntaba con mi dedo índice—. Eso fue lo que pasó —me dirigí a Ali apuntándola a ella esa vez.

—¡Se te confesó! —chillo Alina con su aguda voz, provocando que entrecerrara mis ojos por unos segundos y luego se dedicó a saltar infantilmente junto a la supuesta ruda Jane.

De repente ambas chicas detuvieron su accionar mirando hacia un lugar en especifico pero sin dejar de sonreír, después se miraron con complicidad y se dirigieron a mí— ¡Nos vemos B! —sisearon al unísono con voz cantarina para luego alejarse ¿Qué...

Mi respuesta no formulada se aclaró cuando dos brazos me rodearon desde atrás y un cosquilleo se situó en mi zona abdominal. aún no me acostumbraba a estas sensaciones y no creía acostumbrarme en un largo tiempo. Sólo esperaba que durara un largo tiempo... Oh Diod ya me estaba volviendo una cursi. Odiaba mi vida.

—Hola —susurró suavemente en mi oído provocandome un estremecimiento.

—Hola —respondí en un hilo de voz, mis piernas de repente parecían hechas de gelatina.

Que débil te ponía estar enamo... que te gustara un chico.

—Todos nos están viendo —susurré mirando a mi alrededor.

—Lo sé.

—¿No te molesta que te vean conmigo?

—No, es más, me encanta marcar territorio, así ningún intento de chico malo o acosador de vírgenes se te acerca más —susurró nuevamente en mi oído haciendo que riera levemente.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.