Lucas
La verdad es que acabamos arrastrando a Hugo a la investigación, aunque se estuvo quejando todo el camino a casa de Elián. Si queremos saber más sobre el presente tendríamos que abrir el baúl de los recuerdos.
La habitación estaba más vacía de lo que esperaba. Elián de vez en cuando escribía conmigo en el taller del centro, pero casi no había nada en su cuarto, me esperaba un despliegue de papelería asombroso. Tenía una foto de todos nosotros colgada en un corcho, del día que representamos una obra de teatro, la verdad fue un desastre muy divertido.
“¿Y por dónde empezamos? ¿Lo ponemos todo patas arriba como hacen en las pelis hasta que algo suceda o qué?”
“Val, esa es de las peores ideas que has tenido en todo el mes. Debemos empezar a buscar alguna pista, cómo una nota rara o algo que no encaje.” Como siempre Mateo fue quien tomó el mando de la investigación. Hugo cogió un libro de la estantería y se tumbó en la cama a leer. “Oye, pero ayuda un poco.”
“No gracias, no me trago eso de lo del asesinato.”
“¿Qué pista es exactamente la qué buscamos?” Valeria había cogido una caja llena de fotos y las había empezado a mirar todas. “Porque si es algo que no cuadre, la pista es la habitación entera. No me creo que haya un solo humano con una habitación tan limpia y ordenada como esta.”
“Buscamos algún mensaje o código. Y lo que pasa es que tu habitación es un desastre.”
Valeria empezó a discutir sobre la organización de habitaciones con Mateo así que me puse a buscar por mi cuenta. En los cajones había muchas libretas. No era de extrañar, a Elián le gustaba componer canciones y poemas.
Mientras revisaba las hojas de aquellas libretas ví muchas de las cosas que había compuesto y escrito conmigo o me las había enseñado. Éramos cuatro a quienes se las pudo enseñar pero solo me las enseñó a mí, quizá porque era el único que apreciaba la escritura tanto como él. Se me empezaron a saltar las lágrimas cuando volví a leer una canción que me compuso por mi último cumpleaños.
¿Cómo no lo ví antes? ¿Cómo no fuí capaz de darme cuenta de las señales? De que algo definitivamente no andaba bien. No iba a romper en llanto allí, no como cuando le vimos tendido en el suelo, pero era cada vez más complicado contenerse.
Me devolvió a la realidad encontrar un cuaderno distinto del resto, más bien era como un diario. Las páginas estaban muy bien escritas, pero las últimas en las últimas anotaciones la letra ya no era perfecta, se veía escrita con prisa y desordenada, entre medias había símbolos, tachones y huecos en blanco.
“Creo que tengo algo” No suelo decir cosas de las que no estoy seguro, pero me salió solo y en un instante tenía a Mateo y Valeria mirando por encima de mi hombro para ver que había escrito.
“Esto es lo que andabamos buscando. Creo”
“Vale detective, ¿y qué es todo ese lío de símbolos?”
“Pues un mensaje encriptado, o qué se le fué más la olla definitivamente.”
Al final Mateo descartó el diario y siguió buscando en los pocos objetos que había en la habitación. Valeria parecía molesta y más aún cuando vió que Hugo seguía tirado en la cama sin moverse, leyendo en silencio, como si todo el asunto no fuese con él. Como si Elián jamás hubiera sido su amigo, cosa que no era cierta, porque aunque lo quisiera ocultar, mientras Mateo y Valeria hablaban con los padres de Elián para que nos dejaran husmear entre sus cosas, él había empezado a llorar en silencio, como si se obligase a no poder mostrárselo al resto del mundo.
Me volví a centrar en el diario, tenía la intuición de que de alguna manera ahí había algo que quería contarnos, pero que nadie más se enterase de ello. Usaba muchas referencias a la angustia y a estar atrapado. Cuando hablaba conmigo no aparecían ninguna de estas simbologías en sus poemas o escritos, pero yo sabía leerlas. Un dibujo se repetía en algunas de las páginas, pero no sabía que era. Entonces dí con esa cosa que Mateo andaba buscando.
“Aquí hay una frase inacabada” La atención de todos volvió a mí, esta vez incluso Hugo estaba escuchando. “Ahora es imposible escaparse de ellos, no quería que ninguno tuviera contacto, pero ahora sé que no puedo hacer nada por… pero sí puedo intentar proteger a …”
Leer esas palabras, a veces confusas y fragmentadas, era como entrar en la mente de Elián. Su miedo, dudas y lucha. Me duele pensar que estaba cargando solo con algo más grande que él mismo y que no nos lo contase a nadie. Quería proteger a alguien, pero a quién ¿a nosotros?. No solo era esa frase inacabada, era todo el diario, allí había tachaduras, dibujos, espacios en blanco, información que quería ocultar y que nosotros no teníamos ni idea de ella.
“Esto es oro puro, bien hecho Lucas, ahora ya sabemos en qué andaba, o al menos tenemos una brújula para empezar.”
“Val, esto solo nos va a levantar más dudas como no descubramos algo más.” Mateo tenía razón.
“Y ahí es dónde yo intervengo mi querido detective” Valeria sacó una llave de su bolsillo, no era muy grande y era como cualquier otra.
“Guau, una llave de casa. Eso lo explica todo.” Hugo había dejado el libro otra vez en la estantería y se había acercado a nosotros.
“Veréis, ya os lo he dicho, esto está demasiado ordenado, es como si nadie viviera aquí. Entonces en las fotos me he acordado de algo, un día que Eli y yo estábamos haciendo grafitis me dijo algo sobre su desván y que nadie salvo él lo usaba, así que se había convertido en su guarida, y revisando en los bolsillos de la chaqueta he encontrado la llave.”