La ciencia del peligro

Capítulo 5

Sabrina

Me levanté todavía un poco cansada por el vuelo, ya que tuve que viajar de urgencia porque unos amigos muy cercanos de mis padres murieron. Me levanté de la cama y como es costumbre tendí mi cama, luego bajé a desayunar.

  • Señorita Sabrina, muy buenos días.- Saludo mi sirvienta de confianza.

  • Buenos días Paula, ¿como amaneces?

  • Muy bien y mi niña como amanece.

  • Bien Paula, muchas gracias por preguntar.

  • Mi niña, siéntese ya le llevo el desayuno.

Paula es mi sirvienta de confianza, desde que tengo memoria ella me ha acompañado, prácticamente la quiero tanto o más que a mi madre.

Hago lo que Paula me dijo y me siento en la silla del medio de la mesa.

  • Aquí está su desayuno, señorita Sabrina.- Me anuncia Paula con una bandeja donde había: un plato con dos huevos fritos, otro con frutas picadas, también había un vaso con jugo de naranja y un pocillo con chocolate.

  • Me quieres engordar, ¿cierto?- Bromee con Paula.

  • Hay mi niña, tu siempre te andas ejercitando, no creo que porque te comas dos huevos y un chocolate te vayas a engordar.

  • Tienes razón, pero… Como actriz de acción tengo que cuidar mi figura y para eso tengo que alimentarme saludablemente.

Paula blanqueó los ojos para luego asentir, lo que me causó gracia.

  • Ah, Paula por cierto, tengo una duda.

  • Cual es señorita Sabrina.

  • ¿Sabes quienes son los amigos de mis padres que murieron?

Al terminar mi pregunta coji la taza de chocolate y me la lleve a la boca para tomar un sorbo.

  • Ah, Sí.-Dudo un momento es seguir.- Son los reyes del país.

Al escuchar esas palabras me atragante con el sorbo de chocolate que me acababa de echar a la boca.

  • ¿¡Que!? ¿¡Porque no me lo dijeron desde el principio!?

Mi relación con la familia real no era muy estrecha, nunca me lleve bien con las hijas de los reyes, Adelaide era muy mandona, Bianca era como una muñeca de trapo, siempre se dejó mangonear de Adelaide y esta nunca la dejaba estar conmigo, así que Bianca siempre me miraba mal y por encima; de hecho cuando veían la oportunidad de hacerme alguna maldad la hacían sin compasión. Y Verónica, la rebelde de la familia, con ella si me la llevaba bien, salimos al patio y jugábamos con nuestras muñecas, aunque era de vez en cuando ya que ella tenía clases de todo y cuando no estaba en clases estaba castigada, por alguna maldad que había hecho.

  • Señorita Sabrina, sus padres no le avisaron nada porque sabían que se iba a resignar a venir.

  • Y… ¿Tu sabias todo desde el principio?- Pregunté un tanto decepcionada.

  • No, Yo me entere hasta cuándo llegamos.

Me quedé con la mente en blanco mirando hacia la ventana que estaba al lado del comedor. Tenía rabia, mis padres sabían que detestaba a la familia real y más a sus dos hijas mayores, mis padres sabían lo que esa familia me habría hecho pasar.

  • Señorita, ¿está bien?- Preguntó Paula un poco asustada.

  • Tranquila Paula no tengo ganas de matarme como aquella vez.- Conteste al rato.

  • Mi niña, le recomiendo que se tranquilice y tenga paciencia.

  • Paula, yo estoy tranquila.- Seguí mirando la ventana, tratando de relajarme y que se me pasara el enojo que me había dado.

Paula agacho la cabeza, dio media vuelta y se dispuso a caminar, cuando ya estaba por salir del cuarto la llame.

  • Paula.

  • ¿Si niña Sabrina?

Tenía una idea macabra, si voy a ir al funeral de la familia real y supongo que de paso a la coronación de me imagino que de Adelaide, les haré este el peor dia de sus vidas. No me he vengado todavía por lo que las dos hermanas mayores me hicieron hace años, hoy será mi día.

  • ¿Sabrina?

  • ¿Que?- Pregunte volviendo a la realidad.- Ah… Olvidalo Paula, solo te queria decir que lo que haga yo el día de hoy, no se lo debes contar a mis padres.

Sueno como si fuera a matar a alguien, que feo, aunque es lo que quisiera no lo voy hacer solo las voy a lastimar un poco moralmente.

Subo a mi cuarto donde encuentro ensima de mi cama un vestido negro, suspire, me acerque al vestido, lo mire detalladamente y me lo lleve al baño allí me lo puse.

Me mire por última vez al espejo y realmente me veía bien con este vestido, se podría decir que el negro es mi color favorito, por lo que creo que el negro se me bien en todas sus formas. Me volví a retocar un poco el maquillaje, no me gustaba ir tan cargada así que era solo un poco de base y corrector en las ojera, además de labial negro y sombras del mismo color.

Me fije la hora en mi celular y me dí cuenta que ya íbamos tarde para el funeral, así que decidí bajar al primer piso y avisarle a Paula que ya nos podíamos ir.

Al llegar al funeral me fije en Adelaide, la cual estaba con Bianca, estas dos estaban hablando con un hombre alto.

Cuando el hombre alto se fue, me acerque a Bianca y Adelaide.

  • Mis mas grande pesame, querida princesa Bianca y futura reina Adelaide.- Al terminar de hablar les hice una venia y volví a mi postura para mirarlas fijamente.

  • Disculpa, ¿me recuerdas tu nombre? Es que me pareces conocida pero no me acuerdo.- Se atrevió a hablar Bianca, mientra Adelaide me miraba con el ceño fruncido y cara de espanto.

  • Solté una risita- No te preocupes Bianca, mi nombre es Sabrina Duarte.

Bianca se puso nerviosa y trago una saliva con dificultad, en cambio Adelaide le había cambiado la expresión totalmente, ya no era una cara de espanto si no amenazante.




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