La ciudad del purgatorio

Marcando el ganado

Ha pasado más de un año desde que llegué a este pueblo, pero hace más de dos meses que empezó este infierno. Tuve la mejor de las suertes al llegar a un pueblo que estaba destinado a la miseria. este pueblo se encuentra ubicado demasiado cerca de una base militar la cual estaba trabajando en un suero para crear al súper soldado, pero algo salió mal y terminó explotando infectando al pueblo cercano haciendo que el gobierno tuviera que cerrarlo y aislarlo del resto del mundo. El virus no es contagiable al parecer, es decir que aquello que pasó en el virus no pueden contaminar a unos no infectados con el virus. Mi nombre es Kayn y soy uno de los muchos que han sido infectados por este maldito virus. hace más de dos meses que no puedo dormir con tranquilidad, en las calles sólo se escuchan gritos de agonía de los desafortunados y disparos de soldados los cuales se encargan de exterminar a esos que ya se han sumido en la locura. por mi parte de logrado controlarme, aveces quiero asesinar a alguien pero sé que debo ser fuerte. Hoy el gobierno nos ha hecho un llamado, el comandante Héctor o'brien nos ha citado a la plaza central para darnos un comunicado, sólo sé que sí al gobierno nos llama son malas noticias. se preguntarán porque nos mantienen vivos si somos una amenaza en potencia para la humanidad, la respuesta es muy simple: el virus nos dio poderes sobrenaturales a cambio de una sed de sangre infernal, así que los científicos están trabajando en quitar ese deseo de matar de nuestro sistema para así patentar su virus del supersoldado. No nos asesinan porque somos los conejillos de indias, simplemente no quieren perder un recurso valioso en vano. Apenas llegar a la plaza veo un montón de infectados esperando lo mejor, viendo como éstos esperan a que los soldados den dicho comunicado. De los pocos soldados que existen he logrado ser amigo de uno, una hermosa chica llamada Evelyn la cual es algo despistada pero es buena persona, además, interactuar con personas me ayuda para que no caiga en la demencia. Después de un par de minutos esperando llega el vehículo del comandante O'Brien, así que éste se para en el centro de la plaza para al fin decirnos el porque reunirnos en este lugar.

-Muchos se preguntarán: "¿Que hacemos aquí?"- Anuncia el comandante mientras varios soldados traen cajas hacia su sitio.

-Nuestros científicos han desarrollado un brazalete el cual será de uso obligatorio, este brazalete servirá como comunicador entre ciudadanos y soldados, en caso de que necesiten ayuda, así que por favor diríjanse a las cabinas en donde mis compañeros les otorgarán dicho artefacto.

después de esas palabras el comandante se retiró del lugar dejando a sus subordinados a cargo de esta operación. Apenas el comandante se retira veo que Evelyn va llegando lugar, así que decidí acercarme a hablarle un poco.

-Llegando tarde otra vez? Eres un caso perdido.- mencionaba mientras me acercaba a ella.

-De que me perdí? Estaba algo distraida y no me fijé en la hora de encuentro.- Justifica Evelyn. 

-Nada interesante, solamente O'Brien nos dijo que ahora usaremos brazaletes permanentemente. Es un fastidio.- Le informaba de la situación mientras caminábamos a una de las cabinas para recibir mi brazalete, pero en el trayecto mi mirada se desvió al ver a una hermosa chica de cabellos blancos como la nieve distanciada del lugar esperando a que todo acabe. Decidí acercarme a hablar un poco, no les voy a negar que me llama mucho la atención saber más de ella.

-Es tedioso todo esto ¿verdad?.- mencionaba mientras me acercaba. Su mirada de desprecio y su aura de pocos amigos me intimida al ver que no respondía. Decidí tratar de almenos saber su nombre.

-Yo soy Kayn, vivo en la zona oeste de la ciudad ¿Y tú?.- Intentaba entablar una conversación, pero parecía no querer absolutamente nada con nadie que se le acerque. Simplemente me observaba con desprecio un par de segundos y luego desviaba su mirada a los infectados recibiendo su brazalete, como si quisiera ignorame, aunque estaba más que claro que eso hacía.

-Bueno, veo que no te gusta hablar… Debo ir por mi brazalete y luego me iré. Al menos dime tú nombre.- No me iba a rendir tan fácil. Al menos tenía que saber cómo se llamaba.

-Soy Amber… será la última vez que escuches de mi.- Afirma mientras se retira para ir por su brazalete.

-Se nota que le caigo mal… hice algo malo?- Pensaba mientras regreso con Evelyn para ir a las cabinas a que me den mi brazalete.

No tenía nada malo en contra de este gobierno, pero lo que hicieron fue algo demasiado rastrero. Estos brazaletes no sólo sirven para comunicarse con los soldados, también tiene una una pantalla en la cual muestran un porcentaje. De seguro te preguntarás: ¿qué es ese porcentaje? Pues es el porcentaje de la influencia del virus en tu organismo. También noté que aquellos que tenían más del 80% del virus en su sistema, se lo llevaban los autos del gobierno hacia los laboratorios. todo lo que sé es que aquellos que han ido hacia ese lugar no han vuelto con vida, así Que supongo que ahí o experimentan con ellos o simplemente los asesinan. Cabe mencionar que cuando usas el poder otorgado por el virus el porcentaje de influencia de este mismo aumenta, es decir, mientras más uses tus poderes hay una mayor probabilidad de que termine siendo un psicópata que solamente piensa en asesinar a todo el que le rodea. Mi brazalete arroja que tengo 40% del virus. De seguro los laboratorios tienen al tanto quienes tienen más del 80% y quiénes no. No me extrañaría que estos brazaletes también tuvieran un sistema GPS para saber nuestra ubicación. Tal parece que ahora nos consideran ganado, marcados y categorizados con un porcentaje y llevándonos hacia el matadero aquellos que ya estamos lo suficientemente rellenos. Este gobierno y sus dirigentes me enferman. Pero menos un lado positivo de todo esto es que podremos saber en quienes confiar y en quienes no, cabe resaltar que aquellos que tienen un porcentaje de virus mayor, sus poderes se ven incrementados, esto quiere decir que aquellos con un porcentaje mayor tienen un poder descomunal. Con esto el gobierno les queda claro que ya no nos ve como humanos, ahora nos categorizan por porcentaje, como si de una tienda de mascotas se refiere.
 




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