La ciudad del purgatorio

Amigos cercanos

//(Disculpen la demora en actualizar, no se que me paso y olvide por completo esta historia, a tal grado de que ya no tengo ideas para seguirla, pero trabajaré en nuevas historias para ustedes que espero apoyen muchisimo. Comenten que quisieran leer en un futuro. La estoy resubiendo a esta cuenta para mayor comodidad, ademas de que aqui estaré mas activo y subiré nuevas novelas. Besos a todos)//

No está de más decir que en esta ciudad no se puede confiar en nadie, no sabes que intenciones tiene detrás. De todo este infierno he logrado hacerme amigo de pocas personas, como lo es Evelyn, y un cantinero del bar favorito, en mi opinión. Grissom es mi cantinero de confianza, amigo y un buen sujeto para platicar y pasar el rato. No sale de su taberna para no descuidarla y por ende, no es de ganarse problemas. Pero aveces los pleitos en ese lugar son inevitables. La mayoría de peleas son intervenidas por mi, claro, si es que me encuentro ahí. Después de recibir el rechazo de mi vida y terminar la jornada de los brazaletes, decidí ir a relajarme un poco en la taberna de Grissom (Grissom's para abreviar) tomé lugar en uno de los taburetes de la barra y pedí la mejor cerveza que la casa pueda tener. Para mí sorpresa Evelyn me siguió hasta allí y se sentó a mi lado.

-Está todo bien?- Le pregunté al notar en su rostro inconformidad.

-No estoy acostumbrada a sitios como este Kayn...- Mencionaba mientras trataba de no llamar la atención.

-Me estás diciendo que nunca has probado el alcohol?- Sorprendido le pregunté, dado que la chica ya tenía años siendo adulta.

-No... Nunca he tomado... Y no lo haré- La joven se veía algo tímida en el sitio. Era normal dado de algunos infectados odian a los soldados, y en el lugar habían varios mirando a Evelyn de una manera muy hostil.

-Entiendo... Entonces no se que haces en un bar...- Mencionaba mientras tomaba algo de cerveza desviando mi mirada.

-Tienes razón- Uno de los infectados se levanta de su mesa y se acerca en dirección a la barra.

-Que hace aquí un soldado que no quiere beber? Acaso quieres buscar personas para llevarte a un par a tu asqueroso laboratorio? O quieres matar por ti misma?- Además de notarse muy ebrio, el ciudadano se veía muy rencoroso hacia los soldados.

-Yo nunca haría eso... Déjame en paz... No quiero problemas... Solo vengo a pasar el rato...- decía para evitar algún tipo de pleito.

-No quieres problemas? Oigan todos! Esta soldado no quiere problemas! No es gracioso?! Debiste pensar en eso antes de ser militar, siempre hay problemas...- El sujeto situa su mano sobre el hombro de Evelyn, rápidamente me levanté y le tomé la suya.

-La señorita dijo que no quiere problemas. Ve a tu asiento por las buenas... Antes de que se me quite lo amable- Amenacé al sujeto y este sin más remedio tuvo que irse a su lugar, pero se notaba que no lo iba a dejar así.

-Gracias Kayn... No quiero pelear por ahora...- Su rostros a cambiado a uno de melancolía, era obvio que algo le atormentaba cuando de pelear se trataba.

-Oye, cambia esos ánimos. No importa que pase, yo voy a protegerte y a pelear por ti, tranquila. Además, lo que sea que haya pasado quedó atrás... Son cosas que por mucho que las pienses... Ya no tienen remedio... Te lo digo por experiencia...- Noto como ella voltea a verme al mencionarle eso.

-Bueno... Creo que ya es hora de irme. Dentro de poco saldrán asesinos a matar a todos los que se les atraviesen por delante- Pagaba la cuenta y me retiraba del lugar junto a Evelyn.

-Oye... Kayn...- Se notaba en su voz algo de duda y miedo.

-Que ocurre Evelyn?- pregunté.

-Puedo quedarme en tu casa esta noche?...- la mire algo extrañado después de esa petición.

-Que pasa con la base militar? Escuché que es muy cómodo dormir en sus camas- Quería saber que pasaba en realidad, así que divagando con preguntas azar traté de hacer que ella confiese lo que en verdad le ocurre.

-Es solo que es algo tarde y no tengo un vehículo para llegar sana y salva... No quiero exponerme a ser asesinada por un infectado con más del 80% del virus... Los asesinos disfrutan matando... Así que si muerte será muy lenta en manos de uno de ellos...

-Bueno... Puedes dormir en mi casa por hoy... No le veo el problema.- Suspiré para luego aceptar a la petición de Evelyn. Aún así no iba a dejarle ir a estas horas hacia la base militar. Después de unos minutos llegamos a mi hogar en el cual me esperaba mi pequeño gato de pelaje negro con patitas blancas, como si de botitas se tratase, ojos verdes y una correa roja con su medallón en el cual está inscrito su nombre. En esta crisis es bueno tener una mascota con la cual interactuar, estar solo puede hacerte caer en demencia, ansiedad o estrés. Así que supongo que es muy buena idea tener una mascota en mi hogar.

-Bien, la cama está en ese cuarto. Iré a preparar la cena. Puedes explorar la casa o quedarte sentada en el sillón- Después de darle las instrucciones para su estadía me dirigí a la cocina para proceder a hacer la cena.

Evelyn estaba asombrada con lo bien cuidado que estaba mi hogar, dado que la mayoría de los hogares han Sido abandonados y destruidos. Al explorar la casa se da cuenta de que solamente tengo una cama y un cuarto, además de un baño y un dojo. Esto le inquieta, se preguntaba dónde iba a dormir, pero en el momento no le presto mucha atención dado a que ella pensó de que tenía otra cama reservada en algún otro lado. Después de explorar prácticamente toda la casa, volvió a la sala y se sentó en el sillón esperando hacer llamada para comer.

-Los recursos que nos da el gobierno son algo limitados, pero logré hacer algo comestible. Espero que te guste- Serví en dos platos unos huevos revueltos con tostadas, mantequilla y una malteada de chocolate y leche.

Durante la cena comentábamos cosas de nuestras vidas, lo duro de ser un infectado y esperar a la cura, a qué te mate otro infectado, o a ser poseído por el deseo de matar por influencia del virus. Al igual que las inquietudes de Evelyn de ser odiada por los ciudadanos poseídos o no por el deseo de matar, incluyendo la constante idea de morir en cualquier momento a manos de un infectado. Después de confesar nuestros miedos reímos un poco para después irnos a dormir. Fui el primero en levantarme he irme al sofá.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.