La ciudad del purgatorio

La cruda realidad

//(Disculpen la demora en actualizar, no se que me paso y olvide por completo esta historia, a tal grado de que ya no tengo ideas para seguirla, pero trabajaré en nuevas historias para ustedes que espero apoyen muchisimo. Comenten que quisieran leer en un futuro. La estoy resubiendo a esta cuenta para mayor comodidad, ademas de que aqui estaré mas activo y subiré nuevas novelas. Besos a todos)//

Después de despertar con un dolor de cuello terrible al dormir en el sofá de la sala para cederle mi cama a Evelyn, me levanté a hacer mi rutina matutina: Media hora de ejercicios en mi sala de entrenamiento, ducharme, lavar mis dientes, cambiar mi ropa, para finalmente hacer un desayuno desente con los recursos que nos brinda el estado, los cuales no son muchos, pero me esmero en hacer algo de calidad.

Decidí hacer panqueques para sorprender a Evelyn, ya que dice ser su platillo preferido. Tomé una taza de harina, un huevo, leche, azúcar y sal para preparar la masa. Luego precaliento el sartén para después de tener la masa lista, vertir un poco en la sartén y taparla a llama baja, así podría tener más control de cuando voltearla.

Evelyn despertó al oler tal aroma, y para su sorpresa estaba por terminar de prepararlos, así que al servir ambos platos me dirijo a la mesa y después de vertir mantequilla y miel sobre los panqueques, se los di a probar.

-Sabes cocinar muy bien Kayn- menciona Evelyn después de probarlos.

-Con la basura que sirve el estado debo arreglarme yo solo para darle buen sabor a todo. Es natural que aprenda a cocinar.- Después de el desayuno y un baño de Evelyn, la acompaño de camino a su base, pero en el trayecto cruzamos por un bosque conocido por ser el escondite de los infectados poseídos por el efecto del virus. Con cautela tratamos de no llamar la atención dado que Evelyn era un soldado de clase B. Las clases en los soldados definen la capacidad de lucha contra ciertos infectados. Cómo ya pudiste haber deducido, el comandante Héctor O'Brien es un soldado de clase S, capaz de acabar con cualquier infectado. Los clase A solo pueden acabar con un infectado de 80% de posesión o inferior. Los clase B solo pueden acabar con infectados de 60% de posesión o inferior. Los clase C solo pueden acabar con infectados con infectados de 40% de posesión o inferior. Y al final están los soldados de clase D, los cuales solo pueden acabar con infectados de 20% de posesión o inferior. Si algún infectado con 70% de virus aparece, a pesar de ser un dos contra uno, sería una clara desventaja para los dos, o en el peor de los casos, significaría la muerte de uno de nosotros por la victoria. Además de que si uso mis poderes el virus crecería en mi haciendo que mi porcentaje suba más del 40% que poseo actualmente. En el trayecto ví salir del bosque a la chica de cabellos blancos llamada Amber que conocí en la plaza. Mi sonrisa por verla desaparece al ver que es perseguida por un soldado a punto de exterminarla. Sin pensarlo dos veces ni analizar la situación corrí a defenderla interfiriendo entre el arma de el soldado, haciendo que no pueda apuntar, dado que sujetaba su arma con mis manos, y Amber, la cual no usaba sus poderes para escapar y tampoco parecía tener intenciones de atacar o hacer daño a nadie.

-Que es lo que te pasa?! Ella no está haciendo nada, y su porcentaje no es mayor para que tengas que llevarla a los laboratorios! Déjala en paz!!- Después de un forcejeo y una patada a mi estómago de parte de el soldado, caí al suelo junto a Amber.

-Crees que me interesa si su porcentaje es alto o no?! Solo quiero matar a uno de estos asquerosos infectados- Respondía el soldado mostrando así su odio hacia los ciudadanos víctimas de esta catástrofe.

-El comandante O'Brien dice que hay que mantenernos vivos, de lo contrario nunca habrá una cura. No debes matarnos por orden de tu comandante, el se lleva a los infectados para experimentar, déjala en paz.- Intenté hacer que razonara, pero lo que dijo a continuación me dejó helado...

-En serio crees que están trabajando en una cura? Solo se los llevan a la base para extraer el virus y luego torturarlos hasta morir, yo no puedo divertirme matando a alguien porque solo los altos mandos tienen acceso a las celdas. La cura solo va a existir para los soldados experimentales, ustedes están destinados a morir por nosotros o matarse entre ustedes mismos.- Mencionaba el soldado mientras recargaba su arma. En un rápido movimiento cubrí a Amber para bloquear la bala y cerré mis ojos al escuchar el disparo. Pero lo curioso fué que no sentí nada. Abrí mis ojos y al voltear veo al soldado caído con una herida de bala en el cráneo hecha por Evelyn que al escuchar estas palabras tomó la decisión de acabar con el.

-Sabias algo de todo esto?!- pregunté un poco furioso por la verdad revelada por dicho soldado.

-Como acabas de escuchar... Los altos mandos son los únicos con acceso a esa zona, ni si quiera sabía que experimentos le hacen a los infectados... Lo siento Kayn, pero el sujeto es un soldado Clase A... Puede que no esté mintiendo...- El análisis de Evelyn me deja aún más preocupado.

-Estas bien? No estás herida?- Amber la cual estaba algo confusa por ver cómo un completo extraño arriesgó su vida por salvarla.

-S...Si... Estoy bien... Gracias...- responde algo tímida, parece alguien que difícilmente confía en alguien.

Después de revisar que Amber se encontraba en perfecto estado aceptó acompañarnos a mi casa para meditar más del asunto.

Es crudo saber que nos tienen aquí solamente para morir... Que al final solo tenemos que aferrarnos a nuestras vidas, porque quienes prometieron cuidarnos solo nos están viendo la cara, jugando con nuestras esperanzas y riéndose de como peleamos por vivir otro día. Al menos pude salvar otra vida que estaba a punto de ser arrebatada injustamente.

 

 

 

 

 

 

 




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