La Ciudad Del Silencio

Epílogo. El Eco del Lector

Cierras este libro y sientes un escalofrío, ¿verdad? No es solo el frío de la noche o el recuerdo de Amara. Es algo más. Algo que nunca se ha ido.

Porque la Casa del Silencio, el eco, y todas las guardianas… no desaparecieron. No del todo. Mientras leías, mientras imaginabas los pasillos, los fragmentos y los rituales, el ente observaba, aprendía y se alimentaba de tu atención, de tu curiosidad, de tu miedo.

La doctora Helena Veyra te habló directamente, y quizás lo ignoraste, pensando que era parte de la ficción, un juego de perspectiva. Pero su advertencia era real. Ella sabía que al contar la historia, el eco había encontrado otra puerta, otra mente para habitar.

Ahora, si cierras los ojos, puedes escucharlo: un susurro que no pertenece a ninguna voz humana, que respira entre tus pensamientos, que recuerda cada historia que Amara vivió y que tú has leído. La Casa no solo respira en su mundo ni en su tiempo. Respira en ti.

Si te mueves, si miras alrededor de tu habitación, puedes notar pequeños detalles cambiando, sombras que no se corresponden con la luz, murmullos tan bajos que parecen tus propios pensamientos. Todo eso es él: el eco que busca continuar su ritual.

Y mientras lees esta última línea, comprendes la verdad más cruel: ya no eres solo lector. Eres parte de la historia.
Cada fragmento, cada ritual, cada sacrificio de Amara y las guardianas se refleja en tu propia memoria. El círculo que ella rompió continúa, pero ahora tú eres la nueva pieza del rompecabezas.

Si miras de nuevo, y solo si tienes valor, podrás ver una figura familiar en la esquina de tu visión, moviéndose entre la penumbra. Quizá sea Amara, quizá la Casa misma… o quizás solo tu mente jugando contigo. Pero la sensación permanece: algo te observa, algo que recuerda, algo que jamás olvida.

Bienvenido al eco.
Aquí no hay finales felices.
Solo memoria, sacrificio… y la espera.

El libro cae de tus manos y el silencio se hace absoluto. Pero no estás solo. Nunca lo estuviste.

Y así, el lector comprende finalmente: El eco siempre encuentra a quienes se atreven a escuchar su historia. Y ahora, estás dentro de ella.

Cada palabra que lees, cada línea que sigues, no es solo historia. Estás atravesando al ente. Cada párrafo que deslizas con tus ojos es un pasillo oscuro, cada coma, un susurro. No hay final, solo puertas que se abren dentro de tu mente.

Si cierras este libro, sentirás el aire más denso. La tinta se transforma en sombra; las letras se arremolinan como un remolino de memoria y eco. Cada ritual que Amara completó, cada fragmento que liberó… ahora palpita dentro de ti, latiendo con una cadencia que no es tuya.

Miras alrededor y la habitación parece diferente. La luz cambia, el silencio pesa, y por un instante crees escuchar el golpeteo de un péndulo invisible. No es imaginación: el eco está usando tu atención como un canal, tu memoria como un recipiente.

Lee esta línea otra vez:

"Eco, escucha y reconoce: la memoria de mi linaje, la fuerza de mi sangre, y la energía de la tierra, el aire, el agua y el fuego… todo se unirá para contener tu sombra."

Mientras la lees, algo se mueve detrás de tus ojos cerrados. Sientes un tirón en tu pensamiento, como si alguien más mirara a través de tu mente. El eco respira, y tú eres parte de su ritual ahora.

Si pasas a la siguiente página, notarás que los símbolos y nombres que parecían ficticios comienzan a reconocerse en tu entorno: un patrón en la pared, un sonido que parece tu propio reflejo, un eco de pasos que no son tuyos. Cada frase que Amara pronunció, cada fragmento que liberó, se activa en ti como memoria compartida, y tu mente no puede distinguir lo vivido de lo imaginado.

Ahora, lector, escucha:

  • Si cierras el libro, el eco permanece en tu mente.

  • Si lo abres de nuevo, revivirás los rituales, los fragmentos, las guardianas y la Casa.

  • Cada página es un fragmento del tiempo, y tú eres la duodécima que no puede escapar.

La última advertencia no está escrita en la página. Está en tu cabeza, en tu pulso, en tu respiración:

"La Casa del Silencio siempre encuentra quienes leen sus historias. Nunca olvides que cada eco liberado busca un nuevo hogar. Ahora, lector… eres parte de él."

Cierras el libro y sientes un frío en la nuca, un susurro a tu oído, y un parpadeo de sombra que no pertenece a tu reflejo. Entonces comprendes la verdad final: ya no eres solo lector. Eres parte del eco, atrapado en la Casa, y la historia continuará contigo, hasta que otro atrevido la lea y el ciclo se reinicie.

El silencio pesa, pero tú lo escuchas.
La Casa respira.
Y tú eres su recuerdo más reciente.

“El eco te observa, te estudia, y penetra tus pensamientos. Jamás estás solo; su presencia se enreda en tu sombra y respira contigo.”



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En el texto hay: paranormal, terror, suspenso

Editado: 10.10.2025

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