Relato de Alan
No tengo muchos recuerdos de mi vida anterior solo que fui separado de mi familia, creo que murieron, no sé cómo es que llegue a este lugar; de un momento a otro me encontré en las orillas de un río en los brazos de una mujer, con ella recorrí el lugar aunque a veces desaparecía, pensé que estaba muerto y que ella podría ser un ángel.
Con el tiempo me encontré con un gran grupo de gente y dijeron que no estaba muerto que este es un lugar es algo “más allá de la realidad, sin ser un sueño, sin ser nada más de lo que es, de lo que ves y respira, no es más que nada ni menos que todo” (aunque aún sigo sin entender qué querían decir con eso). Todos coincidían en lo mismo.
También hablaban de un lugar al que llamaban la ciudad mágica, muy al oeste más allá de todo lo conocido, si entras allí conseguirás la paz y la felicidad eterna, muchos intentaron llegar pero muy pocos pudieron, el resto quedaron aquí sin rumbo, vagando y escapado de las bestias que destruyen todo a su paso, seres sin alma con garras envenenadas cuya cura es sangre de un muerto atacado por las criaturas. Si eres atrapado te llevan a donde ahora iremos, se dice que es la entrada al infierno.
Mientras caminábamos, también, le contamos a Alan nuestra historia, al terminar el relato él nos pidió ver el libro; había algo escrito.
Lo sueño reiteradas veces, no importa cuanto lo escriba, siempre lo sueño, es él, lo conozco, veo como se ahoga y lo salvó, está en mis brazos hasta que despierta y yo despierto.
Recordamos que no habíamos terminado de leer el capítulo tres pero cuando intentamos leerlo este junto con los demás capítulos habían desaparecido. En ese momento, luego de reflexionar el joven dijo
–Elí, ella era la que estaba conmigo, la que me rescato la que me ayudó a sobrevivir en este mundo, no es posible que esté muerta, realemente no puedo creer que haya muerto.
Cuando nos calmamos de la conmoción, concluimos que ella viajaba aquí en sus sueños, el libro era la única conexión entre las dos realidades y que el camino que ella recorría era el que nosotros íbamos a recorrer, por eso las páginas estaban en blanco salvo las que ya habían sucedido o lo que estaba por suceder inmediatamente. Aunque el hecho de que justo cuando Alan tomó el libro lo único que pudimos leer fue solo ese escrito es algo que nos dejó bastante perplejos.
“He de aclarar que sí, me pareció asqueroso lo de la sangre de muerto, soy un perro, pero no es lindo que te curen una herida con algo así”