Creo que mi claustrofobia que desarrollé en el laberinto no me ayuda cuando me toca ir a la bodega que está en el sótano más profundo del lugar, edificio o como sea que se llame. Salimos del elevador y no puedo evitar pensar en que el pasillo parece ser infinito por lo estrecho que es, sé que mide como dos metros y luego es intersectado por un pasillo perpendicular más grande y con mejores señalaciones para no perderte, pero parece que es como de diez metros por lo angosto que es. Los pasillos son grises y con líneas azules, naranjas o verdes dependiendo si es una zona de residencia, zona comercial o zona de guerra, lo que se parece a como se organizaba a veces Racyn City y sus cinco zonas. Como ahora solo iremos por ese diario de mi padre que es muy privado por todo lo que contiene, solo podemos ir Rick y yo porque soy su hijo y porque Rick es de un rango mayor y es muy cercano a mí por lo necesario que ha sido saber sobre mi legado familiar extenso. Agradezco cuando llegamos al pasillo enorme ya es más fácil moverme y saber dónde estoy exactamente, el pasillo es suficientemente grande para que pase un carro sin problemas y a veces se puede recorrer en bicicleta si se ocupa ir de un sitio a otro rápidamente, algo que definitivamente no haría porque puedo cruzar un pasillo largo en menos de un segundo.
Entramos a la primera sala y nos encontramos con la bodega, que es muy grande gracias a su montón de estantes que tal vez formen una figura en específico si se ve desde arriba. Cerca de la entrada de la enorme sala está una chica de tez oscura y con un cabello rizado que tiene en una coleta a punto de deshacerse, está dibujando en un cuaderno grande y no creo que se haya dado cuenta de que acabamos de entrar por lo inmersa que está en su dibujo. Creo que es un dibujo de un traje chino por su estilo, es menos ajustado y las mangas del traje tienen un tamaño más grande.
— Shay, tenemos un encargo —dice Rick contando cinco segundos con sus dedos para adivinar el tiempo en el que Shay, como es que se llama la chica, tardará en darse cuenta de nuestra existencia. Y justo cuando pasan esos cinco segundos, Shay levanta la cabeza y nos ve
— ¡Rick, eh…Axel! —creo que no me reconoce siendo casi una celebridad en todo el complejo, pero no la culparía porque casi siempre imaginan a alguien alto, guapo y musculoso y no a un chico de 18 años que mide menos de 1,70 metros—. Perdón, estaba dibujando una versión diferente del hanfu, estaba viendo una serie de una guerra de la China imperial y decidí hacer una versión propia y con más colores. Creo que vienen por el diario secreto, eso me dijo la jefa.
— Venimos por eso, tenemos que llevarlo a la próxima misión y salimos en unas cuantas horas —dice Rick con el tono de voz que utiliza para hablar en las misiones o con compañeros de la resistencia que no sean amigos, o tal vez se quiere ver más profesional—. Por cierto, me debes un dibujo que me prometiste hace un mes—. Definitivamente es para verse profesional.
— Ah, es por ese diario. Es el diario de tu padre —me dice a mí, algo que no sé cómo responderle.
— Sí, tiene información de nuestra misión —le digo tímidamente mientras ella guarda sus lápices de colores.
— Entonces vengan conmigo, es uno de los objetos más protegidos de este edificio.
Shay nos lleva por los espacios que hay entre las enormes estanterías y parece que es como estar otra vez en el laberinto porque las estanterías son enormes y están llenas de cajas con un montón de cosas adentro, por lo que se ven como paredes a medio construir. Cuando avanzamos por todo el lugar finalmente llegamos a una caja fuerte con una pantalla especial, en donde Shay teclea una contraseña que no alcanzo a notar por lo rápido que la pone. La caja fuerte se abre con un sonido similar a el sonido de una puerta automática de una nave espacial en las películas del espacio, adentro hay otra caja de plástico en donde se ve el diario tal y como lo recordaba, con cuero café que sigue en una pieza y con símbolos de culturas antiguas que no logro identificar. Como si fuera un objeto que garantiza la seguridad mundial, Shay lleva la caja de plástico a la mesa en donde estaba dibujando sus bocetos de guerreros chinos y ahí la pone con mucho cuidado. Lo que me sorprende levemente es ver el cubo extraño que el ladrón-que-no-robó-nada dejó en mi habitación de la academia, pensaba que se había perdido mientras mi helicóptero estallaba en pedazos o había estallado, pero increíblemente sigue intacto y totalmente limpio. Tal vez pueda servir para la misión, Delilah mencionó que tenía la firma de mi padre y si mi padre está en la ciudad purificadora podría ser una brújula o tenga las coordenadas exactas.
— Que raro, pensé que el cubo se había perdido en la explosión.
— Ah, ese cubo fue encontrado mientras analizaban los restos del laboratorio de RedCell, un amigo me dijo que lo halló en perfectas condiciones y muy limpio.
— ¿Crees que me lo pueda llevar? Si es de mi padre, como el diario, tal vez pueda ayudarnos en la misión.
— Claro, no le veo problema y no se ha podido encontrar nada raro o relevante en esa cosa que no sea un mecanismo o una alarma —Shay accede fácilmente y con su consentimiento guardo el cubo en los bolsillos de mi chaqueta, si ella dice que tiene mecanismos especiales y todo eso puede que esté en lo cierto, si no es el caso por lo menos tendré una gran decoración para mí habitación—. Siempre y cuando no dañes el diario de tu padre no hay ningún problema.
Creo que están exagerando con los cuidados que están haciendo para sacar un simple diario de exploración que era de mi padre.