La Ciudad Purificadora

Manual del guerrero perfecto

Justo cuando estoy terminando el sexto capítulo del libro, mi padre entra con Trevor a su lado para darme un aviso importante sonriendo con esa misma expresión que muestra superioridad y autoridad, debería suponer que si está Trevor no voy a sufrir tanto durante el entrenamiento, eso si no menciono a Rick en ningún momento, se odian sin razón alguna desde el primer instante en que se vieron y lo empeoré sin saber al defender a Rick.

— Hijo, como ya deberías estar consciente de ello, debes prepararte para introducirte oficialmente a la ciudad como hijo del gobernador y próximo gobernador de la ciudad. Sabes que yo no estoy de acuerdo en dejarte mi cargo sin previa preparación, de momento he tomado la decisión de entrenarte para presentarte este fin de semana, el sábado para ser más específicos y hoy será el primer día de entrenamiento.

— Padre, hoy es martes, tendría que completar ese entrenamiento en cuatro o cinco días y tengo que hacer otros trabajos por los que vine —es tan terco que no va a entender, pero si se excusa en el caso de que algo sale mal por lo menos tengo evidencia de lo que pudo provocarlo.

— Pues encuentra una solución — me regaña tratando de no enojarse en frente de terceros, en este caso sería Trevor, para evitar que su reputación se vea afectada por un simple enojo—. Sobreviviste a un atentado en tu escuela, supongo que podrías encontrar una manera de hacerlo. Y ten en cuenta que no puedes ir a vagar por toda la ciudad, eres muy importante para eso, tu asistente te dirá en donde puedes ir y en donde no, así que no tienes excusa si te descubro en ese lugar de marginados.

— Trataré de hacerlo, pero no me haré responsable si algo sale mal —le dejo en claro que si algo sale mal no es mi culpa de ninguna manera, no hago las cosas de la misma manera cuando estoy bajo presión y mi padre ya tuvo nueve años para saberlo.

— Y en cuanto el trabajito que mencionas, recuerda que el que manda aquí soy yo, así que haz las cosas bien una vez en tu vida y no seas egoísta —vuelve a decir su típica frase, o por lo menos la frase que más recuerdo, que usaba en muchas ocasiones cuando no compartía su punto de vista o le contradecía sobre lo egoísta que soy y sobre la autoridad que tiene sobre en mí, siendo en este caso su autoridad sobre mí y sobre la ciudad.

Mi padre se va de la habitación y Trevor me da unos cuantos minutos para ponerme ropa deportiva debajo de la ropa blanca que estoy obligado a usar por razones clasistas de mi padre, también me llevo una mochila para guardar la ropa blanca que Flinn tiene que llevar cuando le aviso por un mensaje de texto. Este día tiene que llevar unos pantalones de mezclilla y una sudadera de color morado, probablemente no todos tienen que llevar toda su ropa del color que les asignan, aunque nadie que esté vestido de blanco lleva otro color.

— Creo que jamás dormí tan cómodo, las camas de la clase morada son tan ligeras y cómodas —Flinn está igual de contento que siempre y al verme no puede evitar preguntarme sobre mi aspecto ligeramente cansado—. ¿Por qué parece que no dormiste por una semana después de tener un horrible día? La última vez que te vi así fue cuando te encontramos en esos laboratorios.

No puedo decirle que descubrí a mi hermano menor que tiene nueve años y una apariencia de un adolescente, no solo porque aún tengo que saber todo lo necesario para enfrentar a mi padre, puede que ambos sean el traidor que sabe fingir muy bien. Lo único que puedo decir sin meterme en problemas o exponer información valiosa al posible traidor.

— Tuve una discusión con mi padre ayer en la noche —eso es cierto, es lo que obviamente iba a pasar. Ya no me atormenta como antes al superar ese problema, pero ayer fue muy extraño por la intensidad de la discusión y porque sí me defendí por primera vez.

— Amigo, recuerda que nos tienes a nosotros cuando te sientas mal —me consuela Flinn abrazándome sin dejar de sonreír, o mencionar una ironía—. Literalmente, soy tu asistente personal las 23 horas, la otra hora estoy con Millie.

— Gracias, es tan raro volver a pelear con mi padre.

— Bueno, es normal por lo diferentes que son ambos, pero también tienen ciertas similitudes —me aconseja Trevor con sus frases de sabiduría, señalándose con su reloj para que ya nos vayamos a donde sea que me entrenen.

Salimos del edificio que está llenos de trabajadores con ropa de rojo y naranja decorando el edificio o resanando la más mínima grieta, en vez de ir al frente o al lado de la del edificio vamos por la parte trasera que es menos vistosa que el resto del edificio. La calle de atrás tienen muchas tiendas de ropa, un supermercado y una tienda de armas por alguna razón que no será legal, todas tienen un aspecto lujoso que seguramente será exclusiva de la clase blanca y morada que se prohíbe la entrada de otras clases sociales. Nos vamos por una calle que está entre el supermercado y la tienda de armas que da a un gimnasio especial adaptado a los contingentes que hay aquí, seguramente me van a entrenar en todos los sentidos hasta matarme del cansancio para lograr que me vea "presentable" el sábado.

Como es costumbre en este lugar ya me tienen todo un horario ajustado a mi tiempo personal y a las reuniones con Lady Sunset, una gran ventaja es que tengo mi propia sala de entretenimiento para evitar incomodarme con las demás personas que hay en el lugar. La sala de entretenimiento que está a mi nombre es un gran espacio verde con un espacio para cambiarme y con una mesa para dejar mis cosas que tiene botellas de agua frescas para cuando termine el entrenamiento, también hay un contador rojo arriba de la puerta que está detenido en una hora. Al fondo hay unas dianas azules para disparar, tal vez me vea forzado a utilizar el golpe pixeleado que puede terminar muy mal.



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En el texto hay: poder, armas biologicas, viaje del heroe

Editado: 08.10.2022

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