Hannah y yo salimos a pasear cuando nuestra pequeña celebración por la liberación de Rick, no se ha librado de tener una estricta vigilancia y hacer servicio comunitario aún más pesado, pero comparado con la prisión es un logro. Los demás se despiden para continuar sus actividades, mientras que nosotros nos vamos a un lugar que solo Hannah conoce al vivir aquí durante dos meses como mínimo. No me ha contado ningún detalle, solo que se relaciona con el agua y que no nos va a interrumpir Griffin, la última vez que estuvimos solos patinamos por unos minutos hasta que mi asesor, que no lo he visto en ningún lugar, me llamó para discutir acerca de mis nuevos poderes en ese entonces para hacer que descubriera de manera indirecta los sucios secretos de RedCell. Esta vez no me tapa los ojos con una venda y me deja ver cuál es la ruta para llegar a su lugar favorito y disfrutar de los restaurantes y museos que debería haber visitado y aún no he hecho.
— No hemos estado tan juntos últimamente y no me sentía bien al saber que no estuve contigo en tu cumpleaños, así que esperaba compensarlo con algo que veras hasta que lleguemos, no quiero que solo me encuentres y sigamos enfocados en esta situación todo el tiempo, solo espero que te guste.
— Bueno, pasé la mitad de mi cumpleaños encerrado y matando a criaturas de por ahí, además, sé que lo que tienes planeado será muy genial como tus diseños.
— Tenía recursos limitados, así que me vi forzada a improvisar con lo que pude comprar, aunque no soy la experta en eso —Hannah me confiesa jugando con un mechón de cabello, tal vez sean lo nervios de volver a ver a la persona que amas y saber que no es un buen momento.
Nos detenemos en una parte de la ciudad que no había visto, es un pequeño parque ubicado al lado de un río de agua cristalina y con peces dorados o grises nadando incluso en las orillas, en donde se encuentra el suelo de cemento con loza para ver el río y pasar el tiempo en las bancas cerca o mirando el río por la barandilla de seguridad. En la parte más cercana al río Hannah ha instalado una manta blanca con rayas azules y platillos de comida típica de México, postres como pasteles y un paquete blanco con un moño rojo. Nos sentamos en la manta cuidando que no pisemos un platillo o la caja que está al centro.
— Espero que te guste, son unas enchiladas, unos pastelitos y unas malteadas que hice en donde vivo por ahora —dejando de lado la deliciosa comida que ya quiero probar, hasta este punto me doy dando cuenta que ni siquiera sé dónde vive Hannah cuando ya van tres días que vivo aquí, es suerte que no me ha terminado por no preguntarle cómo está o que ha hecho mientras yo estaba ausente por lo menos.
— ¿Y dónde vives? He estado tan enfocado en esta guerra que no he pasado el tiempo necesario contigo, perdón por no tomarte la importancia que debería —le confieso que no me siento bien hacerla de lado casi siempre, mi actitud más distante hacia ella no se puede justificar con la guerra biológica en la que soy parte central.
— No me siento apartada, sé que esto no es fácil para ti, muchos no se ponen a pensar que no estás feliz como aparentas, no quiero ser egoísta y poner superficialidades sobre temas más serios.
— Hannah, me gusta que sabes cómo me siento y no piensas que estoy perfectamente o exagero al decir que no soy feliz. Pero no puedo hacer que todos se centren en esta guerra, quiero vivir mi vida normal mientras puedo y no se mezcle totalmente con mi alter ego de “héroe joven”.
— Tienes razón, si fuera una heroína no me gustaría que todas mis relaciones se basaran en lo que hago y no por lo que siento. En cuanto a tu pregunta, vivo cerca del edificio de justicia, en una residencia que es propiedad de una modista, se llama Helena Gonzales Marco, trabajo con ella y le ayudo a poner el hilo en la aguja, ella tiene 60 años.
— ¿Y qué ropa has diseñado o hecho? Sé que este nuevo ambiente es muy inspirador, no el clasismo, pero el arte y cultura del lugar sí, es como un nuevo mundo diferente a Racyn City.
— Ya que lo mencionas, diseñé unos cuantos vestidos con ayuda de Helena, me ayudó a perfeccionar mis técnicas de dibujo, te los mostraría lo más pronto posible, pero son una sorpresa. Tal vez use uno para la fiesta de mañana en caso de demorarnos más en esto, aunque confío en que encontraras la respuesta antes de lo planeado, eres muy inteligente y detallista, si alguien puede encontrar un pequeño error eres tú.
— Gracias. Yo…si te soy sincero, encontrarte aquí ha sido de las mejores cosas en mi vida, después de ese incidente y mi aventura en el laberinto me sentía agotado, decidí hacerme responsable del papel del héroe porque no quería terminar como Sebastian Belcher y para terminar con este capítulo de mi vida. A veces pienso que era como un ave con las alas rotas y que al verte siento como si volará más allá de lo que puedo ver y seguir disfrutando la experiencia.
— Y tú eres el que me da la chispa, antes de tu llegada me sentía genial y sabía de lo que era capaz, pero sentía que alguien me faltaba, alguien que viera más allá de la Hannah amante de la moda que va a fiestas y no depende de sus padres, contigo siento que no tengo que ocultar mis problemas y dudas sobre mí misma, puedo hablar de mis problemas familiares contigo y siento que alguien me entiende.
— Me alegra que pienses eso de mí —se me sale una lágrima sin saber si es de alegría o de las emociones encontradas que siento en este momento—. Ambos hemos cambiado con la ayuda del otro, nos faltaba algo y ahora no nos falta nada.