La clave de Sol

23. Positivo

Le pedí a Domingo que regresáramos a casa caminando a paso lento, usualmente después de ejercitarme suelo sentirme más energizada, pero, al parecer el día de hoy todas las correndillas de la semana me pasaron factura, sin embargo, a juzgar por la velocidad en la que estaba siendo obligada a caminar, dando largos pasos para alcanzarlo inferí que, a diferencia de mí, Dom no estaba en la misma tónica.

—¡Ajá Domingo! —grité exasperada cuando detuve mi camino y él individuo en cuestión ni siquiera se había percatado—, ¿puedes cogerla suave? se supone que estamos relajando músculo, y me llevas al trote; hazme el favor y aguanta el burro.

—Recibí un mensaje de René, dice que me está esperando fuera de casa —suelta sin más—, no me agrada la idea de que esté por ahí sola.

—¿No has hablado con ella en estos días? —exclamo confusa mientras con un trote suave logro alcanzarlo y agarrarle nuevamente el ritmo.

—¡Ay Soledad, no! Ahora que paso que yo no sé nada. Quizá esté ahí por Tahiel y él por estar encerrado en su santuario de música no la oye.

—Ajá si, sigue creyendo que la mazamorra es caldo —digo ganándome una fea mirada de su parte—, de verdad crees que René te escribiría por esa tontería, mira que el papel de ingenuo no te queda.

—Soledad, tú sabes algo que yo no, y por mi paz mental te digo ya que desembuches. Lo que pasó entre nosotros es agua que ya corrió, pasado pisado —dice haciendo evidente su obstinación—, no quisiera volver hablar de ese tema, creo que es un peo sentimental superado.

—¡Domingo Abuchaibe! Me haces el favor y le permites unas cuantas palabras a la ranita René. Es lo menos que puedes hacer, recuerda que te la cogiste, así que esas no son penas.

—Un momentico Sole —dice deteniendo su marcha abruptamente—, desde cuando acá tú la defiendes tanto. Además, valga la aclaración que ella también me cogió a mí, fue una cosa de dos. Lo que se tenía que hablar ya se habló y en dos conversaciones diferentes —dice vocalizando sus últimas palabras exageradamente haciendo énfasis a su punto—, y si te soy honesto en ambas ocasiones ella era la que hablaba y yo pues, estaba ahí en silencio rogando por cariño, una traga maluca; esas sí que son penas.

—Bueno, pero no te me pongas así, yo nada más decía. Me ofende que pongas en duda que tu lado siempre será el mío cariño —le aseguro mientras le doy un par de palmadas en la espalda buscando tranquilizarlo—, solo que tenía la idea que aun piensas en ella, y te iba a comentar unas cositas que Tahiel me dijo —comento sutilmente como quien no quiere la cosa, recordando mi última conversación con René mientras retomo nuestra caminata—, pero ajá, que se va a hacer obviamente tú ya no estas interesado.

Caminamos un rato en silencio, Domingo se ve realmente incomodo, verlo de esa manera me parte el corazón así que tomo su mano para hacerle saber que sin importar que, tiene todo mi apoyo. Él agradece en contacto con un delicado roce con su pulgar en el dorso de mi mano.

—Sabes somos una versión millenial de Luke y Leila.

—¿De quiénes? —pregunta sonriendo.

—Ven no te hagas el loco, los hermanos incestuosos de star wars. Sabes que ellos se besaron en una de las películas, pero después se dieron cuenta que eran parientes, la fuerza se los hizo saber.

—Estoy bastante seguro que no fue así, pero ajá comprendo tu punto. Esas ocurrencias tuyas.

—Ni siquiera he llegado al meollo del asunto ¿Cómo puedes saberlo?

—La fuerza me hace saber —agrega de forma burlona—, además, va a ser una explicación algo extraña y te estoy ahorrando eso.

—Ah, pero te hice reír —digo mientras lo adelanto y empiezo a caminar de espaldas para encararlo—, solo digo que la tercera es la vencida ¿no?

—Deja de caminar pa' tras como el cangrejo, que te vas a caer y ahí sí que me voy a reír —explica mientras se detiene y me obliga a girar—, dime lo que sea que me tengas que decir, y finiquitamos el asunto, o sino mujer, convulsionas aquí mismo.

—René termino su asunto con Milán. Hasta donde se ellos tienen una historia bastante tóxica, en resumen, él fue su primer todo —expreso insinuante—, si sabes a lo que me refiero. Al parecer hubo muchas infidelidades por parte él de por medio, le hizo mucho daño a la ranita. Así que ella siempre vuelve con él porque es mejor malo conocido que bueno por conocer, es un asunto abierto y arreglado, pero no de amor, al menos así es ahora para René.

—Cagada con ella, pero ajá el mico escoge en que palo trepa y René insistió en seguir lo que sea que tenía con él, en vez de intentar algo nuevo conmigo. No la entiendo, pero tampoco la culpo. Ya pasé esa página, me niego en seguir ese ciclo de amor no correspondido, sin ofender claro está.

—Como quieras, pero sigo pensando que deberías escucharla; quizá esta vez su versión es diferente.

—¡Ay, si! Quien va a hablar. Al menos yo la escuche dos veces, pero tú, ni una solita vez a Macarena, puede ser todo lo perra que quieras, pero es tu hermana —sisea molesto.

Sus palabras logran tomarme por sorpresa, la cual ni me molesto en disimular. Rápidamente intento retirar mi mano de su agarre, pero Dom no lo permite poniendo un poco más de fuerza en este. Cuando intento reclamarle él hace pucheros haciendo evidente su arrepentimiento.




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