La clínica

II

Se encontraban en un solar sin propietarios conocidos, ubicado en una zona de clase media alta, entre las ruinas de una casa vieja, a punto de ser derrumbada por la alcaldía para evitar la presencia de sujetos como ellos.

Poco después de las once, Petri escuchó pasos entre los escombros cada vez más cerca.

Se alarmó pues los vecinos del sector hartos de la estancia de habitantes de calle, iban de vez en cuando a sacarlos a balazos. Petrii Alertó a sus compañeros, pero estaban tan drogados que se levantaron apenas estuvieron tres sujetos frente a ellos. Los recién llegados eran de considerable tamaño y complexión; cubrían sus rostros con pañoletas azules y vestían overoles negros de mecánico. Rique no se movió de su puesto, aún no se desconectaba de su "viaje". tres sujetos cegaban a los mendigos con linternas apuntadas a la cara. Con voz firme el líder de los recién llegados mandó:

-Se levantan tranquilos para el camión, los llevamos lejos de acá y no pasa nada.

Petri se movió en dirección a donde le indicaban, pero apenas los creía desprevenidos, corrió para huir. Uno de estos hombres le siguió apuntándole con la linterna. Luego se distinguió el fogonazo acompañado de un sonido similar a una palmada. Usaron silenciador.

Al caer el cuerpo entre los escombros, el asesino se devolvió, apuntando la linterna hacia los otros indigentes. Todo sucedía en completo silencio. Rique fastidiado por la luz, se protegía el rostro, pero seguía impávido frente a la escena; mientras tanto sus compañeros, que digerían apenas la situación, levantaron las manos y se observaron con angustia. Al estar el atacante cerca de sus cómplices, siguieron los batazos.

Al Negro le destrozaron el cráneo de un golpe en la sien y otro en la quijada. Chucha saltó despavorido, mudo de horror, pero recibió varios golpes atrás del cráneo, hundiéndole el cráneo. Rique, cayendo en cuenta de la situación, se levantó para apoyar su cuerpo contra la pared; al instante llegó el golpe en la frente. Le rasgó la ceja. Su cuerpo, como dibujando un arco, estrelló la parte anterior de la cabeza contra los escombros y se produjo un fuerte ruido.

Con rapidez y eficiencia, los indigentes fueron llevados a la parte trasera del camión y acomodados en fila. Debajo de los cuerpos, un plástico evitaba manchar la cabina del auto con sangre. También cargaron las pertenencias de sus víctimas.

El trayecto fue corto. Pararon en una bodega que fungía como parqueadero para la clínica privada del lado; ésta se encontraba sin actividad. Una puerta permitía el acceso a la clínica, por esto el camión fue aparcado cerca. En ese momento pasó uno de los atacantes a revisar si alguno de los cuerpos seguía con vida.



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En el texto hay: horror, suspenso, thriller accion

Editado: 21.10.2020

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