La coleccionista de estrellas

Capítulo 1

La coleccionista de Estrellas

Decididamente los días de lluvia no le gustaban, era un día perdido sin dudas para mirar las estrellas. De que era muy pequeña tenía aquella “manía” como decía su amiga Sofí de estar en babia observando puntitos luminosos en el cielo que no decían nada. Pero para ella las estrellas tenían más de un significado. Ella les ponía nombres, los más importantes sin duda los de su madre Elena y su Abuelo Luis. No eran cualquiera de las estrellas, su mamá Elena era una hermosa estrella fugaz que cuando se sentía triste aparecía como por arte de magia. Su abuelo Luis era esa estrella traviesa que aparecía y desaparecía cerca de las tres Marías y fue justamente su abuelo Luis con su abuela Frida quien le habían transmitido esa devoción por las estrellas. No en vano su habitación en la casona de campo de la abuela Frida tenía las más diversas decoraciones en base a sus estrellas. Sofía su amiga de Desde siempre, siempre sería desde sus 4 años cuando su madre falleció y sus abuelos se hicieron cargo de ella, su padre es un nombre que no conoce y que no tiene interés por enterarse. Su madre la había llamado Venecia, porque era el lugar más mágico y hermoso que había conocido. Su madre le había heredado la pasión por la música y la danza, aunque una pequeña dificultad en su pie izquierdo no le permitía poder estudiar danzas como le hubiese gustado, ella se las ingeniaba para a través de viejos libros y videos aprender las diferentes posturas y crear sin ningún temor en el galpón de la casona miles de coreografías y pasos que inventaba hasta quedar exhausta. Su único publico era su perro “San Juan” un perro marca perro como ella lo definía, de esos cusquitos aprieta talones y su caballo Perseo, regalo de su abuelo. Venecia vivía feliz, así con esos sueños, esas historias inventadas, esas alas en los pies, esa guitarra vieja de la cual sacaba armonías y melodías las cual transformaba en canciones para sus pensamientos. Vivir en el campo era lo que más amaba, ayudar a su abuela en la chacra y vivir simplemente con lo necesario. Hasta que llegó el momento de ir a la secundaría, eso sí que era un martirio para ella, estaba en 4to año y cada vez que el verano iba acabando y llegaba el momento de regresar la escuela su humor cambiaba al de una pantera enjaulada. Literalmente odiaba el colegio como los días de lluvia de aquella tarde, más aún con lo que Sofía estaba diciéndole.

_Mis viejos creen que es lo mejor, es una escuela con internado misto, una escuela nueva con un método de enseñanza fuera de lo común…_Venecia estaba abrasada a sus rodillas y se balanceaba sin mirarla._ Pero nos vamos a ver igual, yo los findes vuelvo.

_No es igual, te imaginas yo en ese colegio sin vos, me quiero morir.-Dijo Venecia ocultando su cabeza entre las piernas.

_Hey! Y si la convencemos a tu abuela para que vengas conmigo, esa escuela es justo para nosotras…

_Soña mi abuela jamás me dejaría ir a un internado mixto.

_Probemos, mira tengo una idea._ Sofía se acercó a Venecia y hablaba y gesticulaba sin parar, en eso no podía negar que era una chica aguerrida en sus propósitos. _ ¿Qué decís?

_Con probar…-contestó resignada Venecia.

 

El sábado por la mañana La abuela Frida y Venecia fueron invitadas a almorzar en la casa de Sofía, su padre era el médico del pueblito de Villa Flor. El cumpleaños de Sofía era la excusa para que luego la dejaran quedarse para compartir una fiesta con Sofía y sus amigos.

El Doctor Mendoza, Aldo Mendoza quien era muy admirado por la abuela Frida comenzó a hablar con mucha emoción de la escuela nueva a la que Sofía asistiría.

_Puedo asegurarle Doña Frida que estoy muy emocionado y tranquilo de haber encontrado este lugar, que rescata los valores familiares, fomenta el amor a la tierra, la preparación de líderes, dirigentes, buenas personas y por sobre todo que los chicos se forman en os valores que tanto nos hacen falta.

Sofía miraba de reojo a su amiga, que no atinaba a mirar a su abuela, la que si observaba a su nieta con una sonrisa contenida.

_Doctor se de los múltiples beneficios de la escuela y debo decirle algo quien está al frente de ella, su coordinadora es una vieja amiga mía francesa Marie Ludrec una gran pedagoga y psicóloga…nos encontramos hace muy poco y…me convenció para que Venecia pueda asistir a La Mason de la vida…-Las chicas se miraron sin poder contener su emoción.

_Abuela?...

_Si mí querida, es tu nueva escuela, asistirás con Sofía…

Venecia tiró la silla al levantarse y corrió a abrazar a su abuela. Sofía se unió a ellas. El doctor Mendoza aplaudió y su esposa Marcela que entraba con los postres no entendía la situación.

_Pues parece que estás niñas seguirán unidas por siempre. -Dijo el doctor Mendoza mientras ayudaba a su esposa.

 

 

La abuela Frida la miró con mucho cariño antes de regresar a su casona y le dio mil recomendaciones para que se portará como debía esa noche.

_Ya sabes “Veni”, no quiero una sola queja, sabes cómo debes comportarte-le acomodó sus largos cabellos negros ondulados que ataba en una cola hacia un costado, su rostro en forma de corazón de piel cobriza y hermosos ojos negros eran el recuerdo vivo de su hija, pensó doña Frida mientras envolvía en sus brazos a Venecia y en ese abrazo se daba cuenta que debía comenzar a soltarla…ella debía comenzar a abrir sus alas.



#49506 en Novela romántica

En el texto hay: fantasia

Editado: 26.08.2018

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