Una chica iba a buen paso por el parque, era el camino más corto para llegar a su casa, todavía era de día. Antes de que se diera cuenta estaba prácticamente rodeada por varios chicos y chicas.
Chica 1: “¿A dónde caminas puta Lucía?”
Lucía: “¡Déjame en paz Virtu!”
Virtudes: “Vas a tener que aprender modales…”
Lucía: “Y tú, ¿me lo vas a enseñar?”
En aquel momento sintió un fuerte bofetón que le hizo trastabillar.
Lucía: “Me lo suponía, una bestia sin cabeza…”
Seguidamente un fuerte golpe en el costado la hizo caer, en ese momento todos los presentes comenzaron a darle patadas sin más, Lucía intentó cubrir su cabeza con sus brazos, pero otra chica la incorporó tirándole del pelo.
Virtudes: “Si sabes lo que te conviene, es mejor que no superes a Noelia Miranda porque si no te vas a enterar de quién soy yo. Tú, una muerta de hambre, mejor que mi amiga, no me hagas reír. O encuentras tu sitio, zorra, o yo te lo muestro”
En aquel instante una fuerte voz se oyó a lo lejos.
Desconocida: “¡Dejadla en paz!”.
Todo el mundo se fue por diferentes caminos, una mujer se acercó hasta Lucía y comenzó a curarla. Cerca de allí, oculta tras los rosales una chica lloraba.
Chica: “Ya no puedo tener otras amigas que Virtu, Caro, Carmen y Ale. Dios, porqué no haces y me llevas con Tommy", mientras lloraba.
Desconocida: "Tranquila, ya pasó todo ¿estás bien?"
Lucia lloraba, no sabía por qué Noelia Miranda la atacaba. Sólo pedía poder terminar su carrera, y poder trabajar en lo que le gustaba. Había escogido el grado superior en Informática de Sistemas para complementar la carrera de Administración y Gestión de Empresas que realizaba a través de la Universidad a Distancia.
Desconocida: " ¿Te duele?”, le preguntó al notar la tensión en el rostro al pasar el algodón por las múltiples heridas y desollones que tenía sobre el cuerpo.
Lucía: “Un poco…”, intentó sonreír, pero parecía más una mueca que una sonrisa.
Desconocida: “¿Porqué alguien querría atacarte?”
Lucía: “Sólo he oído un nombre Noelia Miranda, aunque no sé porqué me ataca..."
La mujer seguía limpiando las heridas de Lucía, las miradas que había entre ellas eran de pasión. Lucía sentía la necesidad de besarla apasionadamente.
Desconocida: “¿No lo sabes o no te han dicho nada?”
Lucía: “Lo único que me dicen es que yo no puedo sacar más nota que ella…” y comenzó a sollozar.
Mientras detrás de los rosales, la chica escuchaba toda la conversación.
Chica: “Ahora tengo que cargar con las culpas de esas putas, ojalá pudiera deshacerme de mi apellido y de esas zorras, como me llamo Noelia, que juro que encontraré la forma de amargarles la vida a esas cuatro zorras…”
Entretanto Lucía y la mujer desconocida fueron andando hasta llegar a un banco, Lucía iba agarrada a la mujer, con tantos golpes cómo había recibido no podía dar un paso sin quejarse de dolor. Las dos se miraron con ternura.
Lucía: “Debo estar muerta, porque es la tercera vez en tres días que veo un ángel cuidándome…”, dijo, intentando ser un susurro, pero le salió lo suficientemente alto como para que la mujer lo escuchase nítidamente.
Desconocida: “Tú también eres muy guapa, a pesar de las heridas y los golpes que tienes…”, dijo con una risa.