Aquella noche ninguna de las dos pudieron dormir, solamente alguna que otra hora suelta. Las dos se esmeraron en ponerse lo suficientemente bellas, como para atraer la atención de la otra.
Lucía: “Mamá, ¿hay café?”
Maricarmen: “Ni que te fueses a casar hoy hija. Se puede saber ¿cómo es que te has arreglado tanto?”
Lucía: (Ojalá fuese eso, pero con Lourdes, Dios toda la noche soñando con ella y ya tengo ganas de estar con ella entre sus brazos…) “Mamá, si no doy buena impresión no me podrán contratar. Porque hoy vale más tu aspecto externo que tu cabeza, y si quiero que me contraten en la Corporación Industrial CampoViejo, debo estar más que presentable, además de saber usar mi linda cabecita…”
Maricarmen: (Creo que a la niña le gusta demasiado alguien, desde que llegó anoche la Srta. CampoViejo no ha dejado de estar nerviosa y con un brillo en los ojos que me dice que está enamorada ¿pero tan pronto y de quien? bien ya veremos lo que ocurre) “Bueno hija no te preocupes es broma, sé que tienes toda la razón del mundo, anda tómate tu café que me parece que papá le ha abierto a “tu chófer”, jajajajaja…”
Felipe: “Buenos días Srta. Lucía. Lista para descubrir el cruel mundo de los negocios y del trabajo…”
Lucía: (Y del amor, me parece imposible pero estoy casi segura de que me he enamorado de quien va a ser mi jefa…) “Buenos días, pues sí estoy lista, ¿quieres un café?”
Felipe: “Se agradece a esta hora, en cuanto me lo tome nos vamos ¿Ok?”
Lucía: “Ok”
Felipe: “D. Julián, necesito el teléfono de alguno de ustedes, por si necesitamos comunicarnos con ustedes por cualquier eventualidad…”
Maricarmen: (Me parece que mi niña va a ver a su amor en la oficina, y si fuese… ¡NO! Hasta ahora no le hemos visto nada anormal con sus amigas, pero…)
Julián: “No se preocupe, mi niña tiene todos nuestros teléfonos y si tienen que recoger algo de aquí que se le haya quedado atrás ella tiene las llaves. Bueno niña, buena suerte en tu primer día de trabajo, no te vayas a deslomar…”
Tanto Felipe como Lucía se despidieron de los padres de ésta, durante el camino hablaron de trivialidades, Lucía no quiso hablar de lo que le ocurría con Noelia. Casi toda la conversación giró en torno a sus nuevas funciones dentro de la empresa, aparte de darle algunos consejos de cómo comportarse con Lourdes. A Lucía esa información le vino bien para saber cómo era su jefa. Cuando llegaron al parking se sorprendió al ver a su jefa esperándola.
Lourdes: (Dios, si todos los días viene así, esto va a ser una dulce tortura…) “Buenos días Lucy, vamos a tu despacho. Allí te explicaré todos tus cometidos durante este mes…”, dijo con una sonrisa en los labios.
Lucía: (Mamma mía, está preciosa, si esto va a ser todos los días. Creo que estaré un mes en la gloria…) “Buenos días Lourdes”
Felipe: “A mí nada ¿no?, vaya, vaya con la jefecita…”
Lourdes: (Qué dulce suena mi nombre en tus labios chiquita…) “Lucy, te dije que me podrías decir Cuki, así me decía mi padre…”
Felipe: (Vaya par de dos, me están dando ganas de decirles a las dos que se besen de una jodida vez, una babeando por la otra, y la otra babeando por la una. ¡Dios!, ¿es que no se dan cuenta?)
Felipe las dejó solas mientras se dirigía hacia su oficina, al ser su empresa de seguridad, quien se encargaba de la misma en la Torre, situada al lado del parking. Cuando las dos se quedaron solas se dedicaron a mirarse de soslayo, mientras Lourdes le explicaba donde estaban y Lucía se maravillaba del lujo que la rodeaba. Mientras subían por el ascensor, Lourdes le explicó lo que quería que hiciese durante su jornada.
Lucía: (Me va a matar, no solo mañanas y fiestas, sino también tardes y no… No me digas que también por la noche. Dios no sé cómo me aguantaré) “Pero, ¿no hacemos la jornada laboral vuestra?”, al enterarse de que trabajaría mañana y tarde.