Después del desayuno, Lucía y Lourdes regresaron al despacho. Lourdes llamó a Damián.
Lourdes: "Lo más seguro es que Tomás venga a la oficina por cualquier chisme, y no querrá que esté presente Lucía. Lo mismo tampoco querrá que salga documentos de la empresa, así que llévate mi maletín y lo guardas en el coche de la empresa. Dile a África que entre."
Damián: "Así se hará Srta. Lourdes."
Damián abandonó el despacho llevándose el maletín de Lourdes. A los pocos minutos entró África.
África: “¿Qué desea Srta Lourdes?”
Lourdes: “Sé que el Sr. Miranda, os ha prohibido que me ayudéis a realizar la tarea que me ha sido encargada. Pero os diré algo, si no realizamos lo que queremos, los primeros que pagarán las consecuencias seréis vosotros, y no estoy amenazando. La consecuencia más trágica para vosotros y nosotros es que la empresa quiebre…”
África: “Puede estar tranquila Srta. Lourdes, ninguno de nosotros, y somos personas, creemos, de confianza del Sr. Miranda, desea que vuelva a ocupar este despacho…”
Lourdes: “Entonces manda estos documentos electrónicos a estas direcciones de correo electrónico de la Corporación. Procurad ser discretos, intentamos ayudaros y no somos enemigos, y otra cosa tanto a mi asistente como a mí nos llamáis por nuestros nombres como llamarías a tus amigas…”
África: “De lo por hecho Lourdes, me cuesta trabajo…”
Lucía: “¿De qué tienes miedo, amor?”
Lourdes: “Posiblemente tenga que pedirte que regreses a la Corporación, pero me he encargado de que sigas trabajando allí. Si veo algo raro te envío un Whatsapp…”
Lucía: “No te preocupes, esto va salir bien.”
Al cabo de un buen rato llamó África, indicando que las tareas encargadas ya estaban realizadas, y que Tomás Miranda, se encontraba para hablar con ella.
Lourdes: “África, dile que espere un momento que estoy hablando por el móvil. Que me han llamado de la Corporación por lo de hoy…”
Lucía: “Seguramente, me pedirás que me vaya ¿no?”
Lourdes: “Tranquila, intentaré que estés presente en la conversación, pero conociéndolo no querrá que estés presente, ya que en la Junta fuiste capaz de desmontar sus inventos del TBO…”
Efectivamente a los pocos instantes entró Tomás Miranda, en su mirada había odio y enfado.
Tomás: “¿Qué hace esta puta aquí?”, pegando voces.
Lourdes: “Aquí no hay ninguna puta, solo un maldito cabronazo que no sabe digerir que le han derrotado. ¿Está claro?”, elevando el volumen de su voz por encima del de Tomás.