Desgraciadamente no todo es como pensamos, incluso amar un trabajo, o a un grupo de amigos tiene sus complicaciones, yo descubrí al entrar a trabajar como obrera, que realmente no todo el tiempo era posible que mi tranquilidad se notara. A que me refiero con tranquilidad, se que parte del amor propio es antes que el amor al prójimo, aquello que solemos hacer, tan simple como entender que si amas lo que haces jamás lo veras como una obligación.
Amar mi trabajo, seria no verlo como una obligación, sin embargo, eso era algo imposible, pues algunas empresas tienden a mantener a sus trabajadores por jornadas extensas, sin pedir o solicitar su apoyo, más bien ellos lo exigen. Esta no era la excepción, aquí ellos solo llegaban y decían hoy te quedas.
Escuchar un hoy te quedas era el doblar turno, así es de doce a dieciséis horas dentro de la empresa sin nada más que trabajar y trabajar. Era cansado, porque si, en efecto ganabas más, pero era la bienvenida a perder tu vida social, o no.
Y digo que podría ser que no, porque mientras pierdes contacto con el exterior, dentro de la empresa se hace una nueva sociedad, así es un gran grupo de hombres y mujeres conviviendo en un entorno laboral, pero al ser tantos los empleados, hay situaciones que se les salen de las manos. Por ejemplo que entre ellos existe la atracción, alguna relación fuera de lo laboral o incluso que decidan hacer amistad con ciertos grupos en especifico.
Me refiero a conflictos, recuerdan que ya antes había narrado que en secundaria las niñas solían marcar territorio con los niños, pues así es dentro de las empresas. La gran diferencia es que aquí lo marcan o como el más mujeriego o como el que ya tiene mujer, aclaro dentro de la empresa. Porque la mayoría, fuera de la empresa están casados, con novia o comprometidos.
Aquí nunca entendí porque ellos solían ver que si una chica es nueva, iban y la molestaban, así es la clásica ya vieron a la nueva, pues así, pero ellos hacen su lucha hasta conseguir lo que quieren y no se cansan de ser rechazados. Ellos piensan que acercándose a ti y diciéndote es que me interesas, ya llevan todas las de ganar y están muy equivocados, realmente se vuelven acosadores.
Puedo decir que por mi parte cuando yo entre a esa empresa no quería salir con nadie, más que con las chicas que ya había hecho como amigas, me hice amiga de dos de ellas, la manzana y la rosa, esos eran sus apodos. Ambas chicas con personalidades similares; divertidas, calladas, reservadas, perfeccionistas y tercas, algo similares a mi.
Cuando regrese a la empresa, con Rosita conversaba y comía, pues me apoyaba mientras aprendía, literal le habían encargado que mientras yo me adaptaba ella me cuidaría y así lo hacía. Nos volvimos amigas por encargo pero nos llevábamos bien, así que solo a ella le contaba lo que pasaba, esta empresa nos daba transporte, así que no era de extrañarse que cada quien tomara su ruta, tomando el transporte ya no conocía a nadie.
Recuerdo que cuando a comía con Rosita, ambas notábamos que los chicos iban y molestaban a quien pudieran, era interesante, porque se volvían sumisos con tal de que la chica les siguiera el juego, pero cuando ya conseguían la atención que querían, ponían sus ojos en otro objetivo-
Precisamente por conocer esto, por haber notado esto es que cuando John se me acerco, yo no quería salir con nadie, no quería conocer a nadie, pero al haber dejado ya muy delimitado con David todo, ya no me preocupaba hacerme amiga de John, aunque de todas formas lo considere. Así que deje que mis días siguieran, realmente con las emociones a tope uno nunca se concentra como debería, así que ni siquiera pensaba en que podría regresar David o que John solo podría estar intentando marcar territorio.
La verdad no me importaba, pero si el hecho de hablar con John iso que toda aquella manada de animales, buscaran o intentaban marcar territorio. Varios más se acercaron, todos y cada uno de ellos de diferentes formas. Así que cuando regrese unos meses después, ya no era como al principio, aun hablaba con John, pero no era lo mismo.
John me confeso que quería salir conmigo, pues es que cuando regrese era como si volviera a ser la nueva, porque ya estaba ahora en otra línea y aunque trataba de no hablar con varones se volvió imposible, porque el lugar donde estaba antes, solo era yo y la maquina. Pero a donde ahora estaba, estaba yo con unas cincuenta personas aproximadamente en una cadena y definitivamente no era lo mismo.
Ahí todos se hablaban, pues no había otra forma de pasar él tiempo, porque literal estábamos pegados unos con otros, así que varios chicos de la misma cadena me hablaban, el problema de hablarles es que yo no se quien les dijo que por hablar con ellos te hacia parte de lo que ellos llamarían su ganado. Me entere de muchas formas, pero fue por más amigas de la misma línea por quienes me entere que se la pasaban hablando de las chicas, solo por responderle a los varones.
Aquí fue cuando conocí a mi mejor amiga, porque muchos de los chicos se me acercaban y yo decía cosas para joderlos, para dejarlos en vergüenza que se cansaran de intentar coquetear conmigo, y que optaran por irse. Pero en el trayecto mucho de lo que les decía a las demás chicas les daba risa.
Y fue así, como conocí a mi segunda mejor amiga a la manzana, ella se volvió muy unida a mi porque se peleo con su amiga anterior y al comer sola, rosita y yo la buscábamos, comenzó a llevarse bien conmigo. Y hoy en día ella es como mi confidente, no hay cosa que no me pase de la que ella se entere.
#6571 en Novela romántica
#1674 en Chick lit
#2813 en Otros
#764 en Relatos cortos
romance y odio, aprende a conocerte y amarte, autoconocimiento y exploracion
Editado: 23.10.2024